Ciencia y sociedad

Oponerse a la regulación de los pesticidas no es la solución al problema de los agricultores

Estos químicos representan una amenaza para la salud mayor que tener una central nuclear al lado de casa

Decenas de tractores se concentran en las plataformas de distribuidoras de Vitoria.

Decenas de tractores se concentran en las plataformas de distribuidoras de Vitoria. / L. Rico

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Los agricultores que se movilizan en España y Europa se oponen con firmeza a las nuevas regulaciones europeas en materia de pesticidas, lo que representa una amenaza mayor para la salud pública que tener una central nuclear al lado de casa: estos químicos han costado miles de vidas y enfermos crónicos, al tiempo que han producido un tremendo desastre ecológico. Y lo seguirán haciendo si no controlamos su uso.

Alrededor de una de cada dos personas que lean este artículo padecerá cáncer en algún momento de sus vidas. Muchos terminarán sufriendo enfermedades hepáticas, renales o del sistema inmune.

Otros tendrán problemas de fertilidad y les será difícil concebir un hijo. Y eso que cada vez más gente intenta llevar una vida sana, no fumando, bebiendo poco, comiendo sano, haciendo ejercicio… Además, a medida que nuestros conocimientos sobre genética y biología molecular aumentan, la medicina nos ofrece mejores soluciones.

Sin embargo, el número de personas que desarrollan un cáncer, o una enfermedad autoinmune, con menos de 50 años, no deja de aumentar.

Indudablemente, la contaminación ambiental del mundo industrial moderno tiene su buena parte de culpa. Cada año liberamos al ambiente millones de toneladas de sustancias potencialmente mutagénicas y cancerígenas que terminan acumulándose a lo largo de la cadena trófica, llegando hasta nosotros y favoreciendo la aparición de este amplio abanico de enfermedades.

Mucha gente está concienciada del problema. Buena parte se opondría a que construyesen una central nuclear cerca de su casa, o a que en el término municipal donde vive se estableciese un cementerio de residuos nucleares.

Pero esta no es, ni mucho menos, la peor amenaza que puede ocurrirnos.

Agricultores y pesticidas

En estos momentos Europa se enfrenta una vez más a las protestas de los agricultores, que esgrimen su rechazo a los bajos precios en origen, al elevado coste de la energía, a los grandes márgenes de los intermediarios y plantean una serie de reivindicaciones.

Sin duda se trata de un problema complejo donde los expertos deben negociar. Seguramente los agricultores tendrán razón al menos en una parte de sus reivindicaciones 

Pero los agricultores también plantean una de las más peligrosas reivindicaciones para la salud pública y el medio ambiente: se oponen con firmeza a las nuevas regulaciones europeas en materia de pesticidas.

Sostienen que sin pesticidas les costará más trabajo mantener los niveles actuales de producción lo que en rigor significa que ganarán algo menos con el mismo esfuerzo.

Los pesticidas han contribuido notablemente al incremento del rendimiento agrícola, disminuyendo el trabajo necesario para obtener una determinada producción.

El lado oscuro de los pesticidas

Pero la otra cara de la moneda es que los pesticidas han costado miles de vidas y enfermos crónicos, al tiempo que han producido un tremendo desastre ecológico. Lo siguen haciendo y, si no cambiamos las regulaciones sobre su uso, seguiremos teniendo problemas.

El DDT es un buen ejemplo del uso de pesticidas. Empezó a utilizarse masivamente en los años 40, pues es un insecticida barato, fácil de fabricar y extraordinariamente eficaz. A cambio es tóxico para el sistema nervioso periférico y central, así como para el hígado y los riñones. Daña al sistema inmunitario, es carcinógeno e induce fallos en la reproducción y el desarrollo embrionario.

Se acumula en la grasa y aún hoy en día, -después de muchas décadas de prohibición- sigue apareciendo en la leche materna, incluso en la de las mujeres Inuit de los más remotos asentamientos del Ártico, donde el DDT se detecta en el aire, suelo, hielo y nieve y absolutamente en todos los niveles de la cadena alimentaria. Hemos contaminado tanto con DDT todo el planeta que hoy en día los sedimentos de lagos y ríos actúan (y seguirán actuando durante muchas décadas) como reservas de DDT.

Los pesticidas deben estar estrictamente regulados para el uso agrícola por su impacto sobre la salud humana y el medio ambiente.

Los pesticidas deben estar estrictamente regulados para el uso agrícola por su impacto sobre la salud humana y el medio ambiente. / Franck Barske en Pixabay.

Primavera silenciosa

 El 27 de septiembre de 1962, salía a las librerías un libro de Rachel Carson: Primavera silenciosa. Recogía sus investigaciones sobre el grave daño que el abuso de los pesticidas sintéticos como el DDT provocaban en el medio ambiente y en la salud pública.

Enseguida el libro encontró una fuerte oposición por parte de las grandes corporaciones químicas. La industria, que podía ver recortados sensiblemente sus beneficios millonarios, reaccionó con una panoplia de argumentos negacionistas. Ante todo, que el gran negocio no se resintiese. Y mientras Rachel Carson luchaba contra un cáncer que al final la mataría, las grandes corporaciones la hicieron pasar a por un verdadero calvario con ataques de todo tipo a su persona.

Pero Primavera silenciosa fue nombrado uno de los 25 mejores libros de ciencia de todos los tiempos. Por primera vez llevó las preocupaciones medioambientales al gran público estadounidense. Tuvo tanta influencia que muchos lo consideran el origen del movimiento ambientalista.

Para 1972 el libro había provocado un cambio tan grande en la política medioambiental de EE.UU. que se prohibió el DDT como pesticida agrícola. También se creó la EPA (Agencia de Protección Ambiental). En Europa y otros países del mundo la situación siguió una evolución parecida.

Pero hay más…

Por supuesto al DDT le sustituyeron otros pesticidas, algunos de ellos más amigables ambientalmente y otros que simplemente se usaron mientras se desarrolló legislación expresa que los prohibiese. Pero la mayoría van teniendo cada vez más problemas.

Así el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) planteó en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, la eliminación de 12 compuestos (entre los cuales se encuentra el DDT), considerados "plaguicidas y productos químicos industriales peligrosos que pueden matar a la gente, producir daños en el sistema nervioso e inmune provocar cáncer y desórdenes reproductivos, perturbar el desarrollo normal de lactantes y niños”. Se trata de pesticidas "altamente tóxicos, son estables y persistentes que tienen una duración de décadas antes de degradarse; se evaporan y se desplazan a largas distancias a través del aire y el agua, y se acumulan en el tejido adiposo de los seres humanos y las especies silvestres”.

Peor que la energía nuclear al lado de casa

Científicamente no hay la más mínima duda sobre que el abuso de los pesticidas produjo daños a la salud y al medio ambiente superiores en varios órdenes de magnitud a todos los daños causados por la energía nuclear.

Una de nuestras líneas de investigación desde hace un par de décadas es estudiar los mecanismos por los que muchos microorganismos base en la cadena trófica son capaces de adaptarse a los pesticidas. Les cuesta muchísimo, lo logran a duras penas y lo logra menos de 1 de cada 100.000.

Si te alarmaría ver como construyen una nuclear cerca de tu casa deberías estar mucho más preocupado cuando veas las concentraciones de tractores por las carreteras: negándose a las regulaciones europeas sobre pesticidas harán del mundo un lugar peor, con menos diversidad y más cáncer, enfermedades inmunes, falta de fertilidad y un largo etc.

Un mundo mucho peor para tus hijos a cambio de un poco más de riqueza.