Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: “A partir de ahora usaré mi pene para firmar cuadros”

La Sexta Évole Nacho Vidal

La Sexta Évole Nacho Vidal / Nacho Vidal Monegal

Ferran Monegal

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Ha visitado Jordi Évole (La Sexta) a Nacho Vidal, y en la primera escena, en el primer encuadre, se le ve en el jardín de la clínica en la que le están tratando, en albornoz, junto a la piscina, y recibiendo una llamada de teléfono comunicándole: de la reproducción de su falo se han vendido ya en el mundo más de 15.000 ejemplares. ¡Ah!

Èvole construyó ese arranque para engancharnos, pero apenas consiguió un 5,5% de cuota de pantalla, el segundo registro más bajo de los cuatro años de historia del programa. Hombre, es posible que Nacho Vidal, como fenómeno falocrático, haya perdido interés general. Su fuerte fueron los años 90, hasta el 2014, cuando en el mundo del porno había dos penes que reinaban de manera incuestionable: el suyo y el Rocco Siffredi, italiano.

Nacho Vidal ha protagonizado titulares por estar imputado en un caso de blanqueo de capitales con mafias asiáticas (‘Operación Emperador’), y en 2020 involucrado en la muerte del fotógrafo José Luis Abad en un ritual alucinógeno con veneno de sapo de Sonora. Évole le preguntó por el caso y él, visiblemente afectado, aseguró que fue algo inexplicable, accidental, y que habiendo realizado más de 1.000 rituales nunca antes había pasado algo semejante.

El grueso de la entrevista fue una reflexión del propio Vidal, en voz alta, acerca de cómo ha degenerado el porno con los años. «Antes había pasión. Ahora es mecánica. Ahora no besan a las chicas. Ni les comen el coño. No hay conexión. Yo no hacía posturas, ¡creaba situaciones!». O sea, el porno de

, según él, era arte. Èvole le dejaba hablar. Decía que ahora ya está en otra onda, que puede vivir sin sexo con toda tranquilidad. Es más, afirmó que «follar es para pobres. Cansa».

¡Ah! Parece que Nacho Vidal está ahora inmerso en un estadio existencial interesante: quien fue tremendo empotrador profesional, ahora ha entrado en un virtuoso y casto remanso. Quizá se ha inspirado en la vida de santa Pelagia, que era actriz pornográfica en Antioquía, pecadora total, pero de pronto vio la luz divina, se recluyó en una cueva, y murió santa y ermitaña. Decía Nacho Vidal que a partir de ahora solo va a usar su pene para firmar cuadros: «Un cuadro firmado con mi polla vale 3.000 euros como mínimo en subastas». ¡Ah! Virtuoso final, y muy redentor, para su falo.

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