TÚ Y YO SOMOS TRES

Lo que han visto los ojos de Nawa

Tele 5 arranca un nuevo festival cornúpeta. En Movistar+ Jon Sistiaga nos enseña lo que importa de verdad

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Ferran Monegal

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Hoy toca arrancar con la nueva temporada de La isla de las tentaciones (T-5), programa líder en su noche de emisión. Ya saben, cinco parejas estables –o eso dicen– trasportados a un resort de la peninsula de Samaná (República Dominicana). Allí son separados en dos edificios. Ellas conviven con 10 pollastres que el programa ha contratado, hercúleos muchachos en taparrabos. Y en el otro edificio los esposos –para entendernos– revolcados a su vez con10 señoras de campeonato. La gracia consiste en ver quien pone los cuernos de manera más rápida, y que su pareja se entere y además lo vea grabado en vídeo para que su desesperación sea más grande.

La carne de cañón de todo este festival cornúpeta, son criaturas sacadas de otras barbacoas de este imperio, o recolectadas por las carreteras secundarias. Hay hambre. Pero en general todo esto es una astracanada que les hacen interpretar a cambio de una soldada, y de la posibilidad de entrar en el reservorio de velinas y de boys que este imperio necesita para seguir funcionando. ¡Ah! No se queden consternados cuando vean cómo grita y cómo llora este personal cuando descubren la cornamenta que les han colocado. Todo es un show, cutre si quieren, pero es la base del negocio de Mediaset desde hace exactamente 30 años.

ESTOS OJOS que les he puesto en la foto de hoy son los de Nawa Abba. Es diplomada en tanatopraxia, que es el arte de tratar con respeto a los cadáveres humanos. Esa mirada de Nawa la he encontrado en la nueva serie documental sobre el covid que ha estrenado en Movistar+ Jon SistiagaNawa se encargaba de recoger las personas muertas, por ejemplo, en las residencias de ancianos. Con sumo respeto y cuidado los metía en bolsas, los llevaba al furgón, y los transportaba hasta los almacenes donde estaban los ataúdes. Le decía a Jon«He visto muchos muertos. Muchos. Vosotros habéis vivido el confinamiento. Yo he vivido la pandemia». Los recuerdos de los cadáveres, y de las familias que le pedian que metiera en la caja un objeto, un detalle, se le agolpaban. Su shock emocional debe haber sido grande. Sus ojos miraban con intensidad hacia algún lugar lejano. Aquí no hay show ni cutres martingalas. Le agradezco a Sistiaga, siempre atento a lo que importa de verdad, que nos haya permitido acercarnos y conocer un poco a Nawa.

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