¡Pero qué final es este!

En diciembre de 1893, Arthur Conan Doyle, harto ya de su personaje de Sherlock Holmes, decidió matarlo en su novela 'El problema final'. Fue una muerte gloriosa luchando contra James Moriarty; pero eso no fue consuelo para sus cientos de miles de lectores, que enviaron misivas criticando y amenazando al escritor por haberse atrevido a matar un personaje que ya no era de su propiedad. Incluso las sucripciones a 'The Strand Magacine', donde se publicaban las peripecias de Holmes, se hundieron.

Más de un siglo después, ha cambiado el medio, pero no el mensaje: cuando un personaje o una ficción se convierte en fenómeno de masas, el autor es susceptible de ser públicamente linchado, si no se somete a la dictadura del fan. Y, claro, tiene todos los números para no acertar en el gusto de todos.

También hay finales de grandes éxitos que han provocado controversias moderadas, como 'The Big Bang Theory' (solo ha molestado un embarazo no deseado), 'La casa de papel' o 'Merlí' (eso, sí, las dos últimas tienen continuaciones en ciernes).

También esta última entrega de 'Juego de Tronos' ha tenido una remarcable polémica: sus más acérrimos fans consideran que se deben reelaborar todas las tramas de esta temporada para mejorarla, una propuesta que ha conseguido en la web change.org cerca de ¡medio millón de firmas!  No es una propuesta tan extraña: ¿cuántos expertos de a pie le explicarían a Valverde cómo debe jugar el Barça para ganarlo todo?

En la pequeña pantalla, el fenómeno de los finales polémicos llegó precisamente con la serie que revolucionó el mundo de la ficción televisiva y abrió esta época dorada que ahora disfrutamos: 'Twin Peaks'.

En 1990, la cadena ABC estrenó la serie de Mike Frost y David Lynch, que fascinó por su atmósfera, música y personajes. Todo gira en torno al asesinato de Laura Palmer (Sheryl Lee), pero el final (de la segunda temporada) ya no subyugó, sino que indignó a una mayoría, que consideró que era una tomadura de pelo: el agente Cooper (Kyle MacLachlan) se encuentra en la Habitación Roja con un enano, que habla al revés,  y con la finada, que le dice: «Dentro de 25 años volveremos a vernos» (efectivamente, hubo una tercera y desechable entrega en el 2017).

En esta misma línea de series que han hecho historia y han provocado críticas con su final está la enigmática 'Perdidos', fantástica producción fantástica que acaba como empieza: el protagonista abriendo los ojos tras sufrir un accidente de avión, y el protagonista cerrando los ojos tras seis temporadas y 121 intrigantes capítulos. ¿Todo fue un sueño de una milésima de segundo antes de expirar?

Pero para sueños que insultan la inteligencia del espectador, el que se ideó en una de las mejores y más exitosas series de la historia de la tele española: 'Los Serrano'. Esta excelente producción -porque lo era- acaba con el protagonista suicidándose ante el panorama que se le presenta: su mujer ha muerto, un hijo está en el reformatorio y el otro desaparecido. Pero cuando se lanza al vacío, despierta sobresaltado en su cama, justo el día de su boda con su futura mujer (viva, claro). Un final de pesadilla para el protagonista, y para la audiencia.

‘Los Soprano’

 También generó bastante controversia otra de las grandes obras de la historia de la tele: 'Los Soprano'. Y no tanto por el final en sí, sino por la falta de final: demasiado ambiguo. El protagonista (un capo mafioso con psicóloga) entra con su familia en un restaurante italiano al son de 'Don’t stop believin’', de Journey, alguien los observa desde la barra y... fundido a negro. ¿Qué pasa? Pues que cada uno lo cierre como guste, lo que no gustó nada.

'Dexter', 'Dos hombres y medio' y 'Dos hombres y medioCómo conocí a vuestra madretambién han generado críticas masivas  sn sus despedidas.

Cabe señalar que Arthur Conan Doyle resucitó a Sherlock Holmes ocho años después de matarlo en 'El perro de Baskerville' (1901) y 'La casa deshabitada' (1903). La HBO tardará mucho menos en estrenar las secuelas de 'Juego de Tronos'.