tú y yo somos tres

'Sergi Montilla': adiós, y aviso a Mas

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Qué hermosa escena la que Toni Soler, su equipo y, en particular, Sergi Mas han construido esta semana en Polònia (TV-3). Qué meditable despedida al president saliente, Montilla. Apareció su imitador, su sarcástico mordedor durante estos años, o sea, el fantástico Sergi Mas, y quitándose la chaqueta oficial, y arremangándose la camisa, dijo mirando a cámara: «A mí no me corresponde decir si usted ha sido un buen presidente o no. Yo no soy nadie. Pero sí puedo constatar que durante estos años, en este programa, le hemos parodiado, le hemos ridiculizado, nos hemos reído de su forma de hablar, hemos sido muy puñeteros con usted... Y lo hemos hecho desde la televisión pública y con total libertad. Gracias por su fair play». ¡Ahhh! qué lectura más interesante, más jugosa, más lúcida, tiene esta despedida de Sergi Mas. En efecto, su ingenio, su dentellada, sobre Montilla, durante cuatro años, ha sido implacable. Recuerdo un día, un momento, un golpe, particularmente bárbaro: aquel Polònia en que salió Sergi en su habitual papel de caricato de Montilla, con ese aire de hombre triste, simple, iluso y sin gracia con que solía adornarse, y de pronto, gracias a un efecto especial, un trabajo técnicamente muy bien realizado, se abrió una ventana en su cabeza para que viésemos lo que había dentro del cerebro del president de la Generalitat. Y lo que había era un desierto, una estepa polvorienta y árida, y el único movimiento que allí se detectaba era el triste vaivén de un matojo de hierba seca que rodaba. ¡Ahhh! eso es lo que había, según Polònia, en el cerebro del president de la Generalitat. Y como bien advierte Sergi Mas en su despedida, todo ese sarcasmo se ha realizado con absoluta libertad. ¡Ah! Un mensaje clarísimo para Artur Mas, y para la propia cadena TV-3. Es verdad: en los 22 años de Pujol jamás vimos en TV-3 nada semejante. Los sátiros que entonces por allí pululaban ni siquiera se atrevieron -o no les permitieron- practicarle ni una broma, ni una caricatura, ni un sarcasmo. Y añadamos también algo fundamental: alberga esta despedida de Sergi un hermoso ternurismo hacia Montilla, la criatura parodiada. Le da las gracias por su paciencia y su idea de la libertad. ¡Ah! qué paradoja más extraordinaria: ahora que arrean a Montilla hasta aquellos que hace cuatro días le hacían la pelota, es hermoso que sean sus mordedores polacos los que le despidan con agradecimiento, respeto y amistad.