El fin de la prohibición nocturna

La cuenta atrás del toque de queda

El reloj marca las 00.00 horas, vuelve a estar permitido salir a la calle, la noche de Barcelona es de todos

Barcelona  actuacion policial en el Born antes del fin del toque de queda en Barcelona fotografia de manu mitru

Barcelona actuacion policial en el Born antes del fin del toque de queda en Barcelona fotografia de manu mitru / MANU MITRU

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Las 21.59 horas del 8 de mayo dejan paso a las 22.00 horas. Se activa por última vez un toque de queda que ha durado seis meses en España, la restricción más dura para contener el avance del virus. Es la ocasión postrera y también la más corta: dos horas, a las 00.00 horas de la madrugada del domingo 9 de mayo, la prohibición nocturna ya será historia. En la avenida de Tarradellas de Barcelona tres personas no se inmutan cuando tocan las diez. Una mujer que escucha música con unos auriculares recostada en un banco, un chico que patina y describe círculos de aburrimiento y un padre que ha sacado a sus dos hijas y a sus dos perros a pasear. Los tres, confundidos, responden lo mismo al periodista que les pregunta que por qué han decidido ignorar el último toque de queda: "Ya no hay toque de queda, terminó ayer".

En el barrio de Gràcia unas 200 personas se han concentrado en la plaza de la Virreina para beber alcohol, fumar tabaco –de liar– y escuchar música en altavoces portátiles o en directo en la guitarra de algún espontáneo. El dispositivo de la Guardia Urbana de Barcelona, incrementado en un 30% para controlar una posible pandemia de botellones, entra en funcionamiento acercando varias furgonetas a la Virreina. En cuanto los vehículos asoman, la reacción es fulgurante. Los jóvenes se levantan y se marchan.

"A casa y de fiesta"

Entre los que se retiran con premura disuadidos por los uniformados, un grupo de dos chicos y dos chicas aclaran que van a un domicilio para seguir bebiendo y a hacer tiempo hasta que den las doce de la medianoche. ¿Después volverán a salir a la calle?. "Por supuesto que sí".

No todos responden igual al aviso policial. Un buen número de los desalojados de la plaza se apelotonan de nuevo en la calle de Verdi. A las 22.30 suena 'La raja de tu falda' de Estopa. Y cuando llega el estribillo, hay abrazos y coros: "(...) yo tuve un piñazo con un Seat panda". El ambiente es festivo y la actitud de los concentrados es poco más que un gesto de resistencia pasiva. Algunos están ebrios, casi ninguno lleva mascarilla y, a diferencia de los tres de la avenida de Tarradellas, ellos sí son conscientes de que transgreden. "Por un par de horas los polis no van a multar", se defiende una de ellos.

La moratoria

En la gasolinera de Avenida de Sarrià, el trabajador llena los depósitos y no oculta que la noche está "movida". No es nuevo, aclara. Esta última semana del toque de queda no ha sido como las anteriores. "Se veía que estaba terminando y la gente salía mucho más". Acostumbrado a los últimos meses de noche cerrada, casi sepulcral, en el corazón del Eixample, el empleado nota que la ciudad está inquieta. "Sobre todo hoy, que parece una noche normal y corriente como las de antes de la pandemia", concluye.

El dispositivo que la Urbana despliega en colaboración con los Mossos d'Esquadra tiene constancia a las 23.00 horas de otra aglomeración en el paseo del Born, donde unas 500 personas parecen también convencidas de esperar a las 00.00 horas haciendo botellón. Cambian de opinión en cuanto entran en la avenida decenas de coches policiales. Los agentes no necesitan detener los vehículos para que la multitud se disperse.

A las 23.30 horas, cuando falta media hora para que en Barcelona se rompa el hechizo que ha vaciado la ciudad cada noche, ya solo constan grupos de jóvenes poco numerosos y muy repartidos por la ciudad. Las dos últimas horas de toque de queda se han respetado y los agentes no han tenido necesidad de multar. El reloj marca las 00.00 horas. Vuelve a estar permitido salir a la calle. La noche de Barcelona es de todos.