Proyecto pionero en el Estado
Los niños ucranianos de vacaciones en Catalunya vuelven a sonreír: "No me acostumbro a pasear tranquila"
Un grupo de 25 menores que viven cerca del frente de guerra en Ucrania disfruta estos días de las primeras 'Vacaciones de Paz' que organiza la delegación del Gobierno
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Elisenda Colell
Redactora
Periodista de desigualdades y exclusión social crecida en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
Olga tiene 15 años. Su vida se detuvo el 24 de febrero de 2022, cuando el Ejército ruso invadió su país, Ucrania. Ahora, apenas sale de casa. Estudia bachillerato a través de un ordenador y se ha acostumbrado tanto al ruido de los bombardeos que sabe identifcar el tipo de misiles. "En casa no tengo motivos para sonreír, porque cuando no hay bombardeos piensas si al día siguiente los habrá", cuenta esta adolescente de la ciudad de Ochakiv, a unos 10 kilómetros del frente de guerra. Ella es una de los 25 alumnos ucranianos que participan en las primeras Vacaciones De Paz, organizadas por la delegación del Gobierno en Catalunya, en la que es una iniciativa pionera en el Estado. "Aquí hemos vuelto a tener la sonrisa en la cara, por eso queremos que duren más", señala la chica.
"Necesitan un descanso como este. Desde que están aquí les veo diferentes, más relajados"
Los 25 niños y adolescentes que participan de este proyecto llegaron el pasado viernes a Barcelona. Algunos se conocían, otros no, dado que asisten a diferentes escuelas de la ciudad. Unos lo hacen en un centro educativo que por la guerra se ha trasladado a un búnquer. Otros siguen las clases de forma telemática. A raíz del conflicto bélico, la ciudad ha pasado de 16.000 a 7.000 habitantes. De estos, 850 son niños. "Necesitan un descanso como este. Desde que están aquí les veo diferentes, más relajados, ha aparecido la sonrisa", agradecía el alcalde Serhii Bychkov.
Los menores están alojados en Pineda de Mar, Calella de Mar y Salou. "El pueblo se parece mucho a como mi ciudad antes de la guerra. Estoy muy agradecida. Me impactó pasear tranquilamente por la calle, no estoy acostumbrada", explicaba Irina, una niña de 14 años.
"Me gusta mucho todo. He podido ver el mundo que no había visto hasta ahora y estamos viviendo días muy felices y alegres", señalaba Karina, de 11 años. Estos días han ido a la playa, a parques acuáticos, al Tibidabo, han visitado la Sagrada Familia y, con la lluvia han aprovechado para hacer actividades deportivas indoor. "Tenemos muchas ganas de bañarnos en el mar. Espero que salga pronto el sol", imploraba Olga.
"Me gusta mucho todo. He podido ver el mundo que no había visto hasta ahora y estamos viviendo días muy alegres"
Cada uno de estos niños está marcado por la guerra. Y los más mayores son muy conscientes de ello. "Me encanta el hotel, la playa, las actividades que nos han organizado, el bufé libre.... pero para mí lo más importante es comunicarme con la gente. Mi padre ha muerto en el frente y conocer a gente a quien le ha pasado lo mismo creo que me va bien para buscar soluciones y ayudarme a mí mismo", explica Artem, de 14 años. Desde que los bombardeos son diarios, hace meses que no sale de su casa.
"Al principio de la guerra no podía dormir sin medicación. Claro que tenemos muchas secuelas de la guerra pero no puedo decir si van a tener efecto en mi salud. Solo espero que todo esto se arregle lo más pronto posible", seguía Olga.
Los menores llegaron el 26 de abril y regresarán a casa el 17 de mayo. Pero el delegado del Gobierno en Catalunya, Carlos Prieto, ha avanzado que intentarán repetir el proyecto, esta vez con una escuela de Kiev. Prieto ha insistido en desear que estas vacaciones sean para los niños "un oasis de paz, ilusión y diversión". "Es una oportunidad de un periodo de paz en tiempos de guerra", remacha. Por su parte, el cónsul de Ucrania, Vorobyov Artem, celebra que la iniciativa permitirá a los niños realizar "una recarga emocional y física importante". "Esperamos que el proyecto pueda continuar en otras ciudades", ha dicho en el acto oficial de este martes.
Quien ha visto la evolución de estos niños en menos de tres días ha sido Hannah Turovska, una de las monitoras del proyecto. Su marido es médico y quiso quedarse en el país para ayudar en todo lo posible. Ella trabaja en el Ayuntamiento de Ochakiv. Antes de la guerra se dedicaba a temas culturales con la infancia. "Trabajé con ellos organizando conciertos y festivales. El cambio que les noto es que están tranquilos, seguros y sonríen", explica la referente y educadora ucraniana.
Lo que sorprende es que, a pesar de que muchos quieren que esta estancia se alargue o se repita, todos esperan el día de volver a casa. "Queremos estar tranquilos en nuestra ciudad, volver allí... como en casa no se está en ningún lugar", insiste Olga. El resto de los niños asiente. También Turovska, que ha viajado con sus dos hijos. "Todos queremos volver, porque tenemos esperanza en la victoria y reconstruiremos nuestro país. Solo esperamos que los países como el vuestro nos apoyen en la lucha para ganar".
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