El drama de los desahucios

Sin hogar por el lleno total hotelero de Barcelona: "Los niños no deberían vivir así"

Los servicios sociales metropolitanos lamentan que los grandes eventos de la capital catalana dejan sin oferta residencial de emergencia a familias vulnerables

La cara B de los desahucios: (mal)vivir en una pensión

Muhammad Nawazcon su hijo Husnain, su mujer Dua Fatima y su hija Mamoona, en la habitación de un hostal donde viven desde este viernes.

Muhammad Nawazcon su hijo Husnain, su mujer Dua Fatima y su hija Mamoona, en la habitación de un hostal donde viven desde este viernes. / FERRAN NADEU

Elisenda Colell

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Los grandes eventos que Barcelona acoge cada año, como ahora el Mobile World Congress, comportan el lleno total hotelero. Una situación que tiene un efecto colateral en las familias vulnerables que en ese momento pasen por una emergencia residencial y necesiten un lugar en el que vivir en la ciudad. Es lo que esta semana les ha pasado a Muhammad Nawaz, a su mujer y a sus hijos de uno y dos años. "Hemos estado una semana durmiendo enn literas en el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) y tirados en la calle durante todo el día. Nos dicen que no hay habitaciones disponibles por el Mobile", cuenta el hombre. Una realidad que confirman fuentes de servicios sociales de toda el área metropolitana: "Sea por el Primavera Sound, por las vacaciones de verano o por el Mobile, es imposible conseguir un techo más o menos digno en estas fechas para las familias que lo han perdido todo", se quejan los profesionales municipales.

La mujer de Muhammad, Dua Fatima, sostiene su hijo Husnain, de tres años, en una habitación de un hostal donde viven tras acabar el congreso del móbil.

La mujer de Muhammad, Dua Fatima, sostiene su hijo Husnain, de tres años, en una habitación de un hostal donde viven tras acabar el congreso del móbil. / FERRAN NADEU

Muhammad Nawaz es un paquistaní que lleva más de una década trabajando en Barcelona. Ha hecho de todo: desde cocinero en restaurantes de la ciudad hasta repartidor o mozo de almacén en supermercados, el empleo que tiene ahora. Encontró un piso en El Carmel por 750 euros al mes, donde entró a vivir en 2018 con su mujer y sus hijos. En 2022 se dio cuenta de que estaba siendo estafado cuando recibió la primera demanda de desalojo: el contrato de alquiler que firmó era falso, sus supuestos caseros no eran los propietarios reales del piso donde vivía.

El hombre dejó de pagar el alquiler y se apuntó a la bolsa de alquiler social de Barcelona. "Llevo cuatro años esperando un piso de la mesa de emergencia pero siempre me dicen que me espere", explica a EL PERIÓDICO. Dos años después, la vivienda aún no ha llegado, pero el desahucio se produjo el martes 20 de febrero. Ni la PAH ni los servicios sociales municipales pudieron suspenderlo.

Pensión disponible

"Desde entonces hemos estado viviendo en un lugar horrible, que no está preparado para los niños. Los servicios sociales dicen que es muy difícil encontrar una habitación o una pensión para nosotros hasta que no termine el Mobile", cuenta el hombre. Lo confirman fuentes de servicios sociales en Horta, que llevan su caso. "Con el Mobile no hay hostales ni pensiones disponibles: y esta familia no es la primera ni la última", siguen estas fuentes. Al fin, y tras una protesta de la PAH, el consistorio ha encontrado una habitación en una pensión para la familia este viernes. Precisamente el día en el que ha terminado el congreso.

La mujer de Muhammad, Dua Fatima, sostiene su hija de poco más de un año en una habitación de un hostal donde viven tras acabar el congreso del móbil.

La mujer de Muhammad, Dua Fatima, sostiene su hija de poco más de un año en una habitación de un hostal donde viven tras acabar el congreso del móbil. / FERRAN NADEU

En la habitación, la niña, de año y medio y con una patología respiratoria, duerme en una cuna. El pequeño, que está a punto de cumplir tres años, descansa en la cama de matrimonio con sus padres. No hay espacio para más: el habitáculo no llega a los 10 metros cuadrados. Ni siquiera pueden disponer de su ropa. No cabe. La cocina se comparte con todos los inquilinos, igual que el único microondas. Por las noches, dice el padre enseñando fotos en su teléfono, aparecen cucarachas en el cuarto. "Pero al menos aquí estamos mejor que donde estabamos los días anteriores", añade.

"Estas familias no deberían pasar ni una noche en el CUESB, pero es el único alojamiento que encontramos"

El primer techo de urgencia que les pudo brindar el ayuntamiento era una litera en el CUESB. "Ha sido horrible, muy horrible", describe el padre. En su teléfono muestra los vídeos de las dos literas donde tenían que dormir el padre y la madre, arropados cada uno con un niño. "Estaba todo lleno de hombres. Este no es un lugar para los niños, no deberían vivir así", cuenta el padre. Durante su estancia, los niños enfermaron, como recogen los partes médicos. "A la niña le costaba respirar y el niño estuvo con vómitos por no comer bien", sigue el hombre.

La hija menor de Muhammad duerme en una cuna mientras su hermano Husnain, de tres años, le da la mano.

La hija menor de Muhammad duerme en una cuna mientras su hermano Husnain, de tres años, le da la mano. / FERRAN NADEU

Pero lo peor no era la noche. Lo peor era el día. "A las ocho de la mañana te obligan a salir y solo puedes volver a las ocho de la tarde. Nos pasábamos el día en un banco, en la calle. Comiendo comida enlatada y pan. Pasando frío... los niños no pueden vivir en la calle", se queja el padre, que ha seguido trabajando en el almacén. El pequeño ha seguido asistiendo a la guardería.

"Estas familias no deberían pasar ni una noche en el CUESB, pero es el único alojamiento que encontramos", siguen los trabajadores sociales. "En estas fechas, lo que tendría que ser una solución de una o dos noches, se eterniza", siguen fuentes de servicios sociales. "No hay donde meter a la gente y terminan en el CUESB, que está también lleno, cuando sabemos que no es el lugar ideal", se quejan también educadores desde el propio CUESB.

Esta semana, y tras el desalojo de un bloque de pisos en Santa Coloma de Gramenet, el Ayuntamiento de Barcelona tuvo que ampliar y habilitar un equipamiento en la calle Dos de Mayo que estaba en desuso cuya gestión también asumió el CUESB. "Me temo que tendrán que quedarse más días de los que deberían", explica un educador del centro.

El de esta familia paquistaní no es el único caso. "A mí me han dicho que esta semana están colapsados y que no hay ni una pensión", explica a este diario un trabajador social que esta semana solicitó una vivienda de emergencia para un hombre con una enfermedad pulmonar que vive en una habitación que se cae a pedazos. "No es el lugar adecuado", insiste el trabajador social, consciente de que no hay alternativa. "Nos lo dicen abiertamiente, que no hay opción", se queja otra trabajadora social que ha intentado tramitar una pensión para un hombre con un 70% de discapacidad que ha sido desahuciado. "Es maltrato institucional puro y duro: estas familias no merecen vivir así porque haya un gran evento", se queja.

La madre Dua Fatima da el biberón a su hija de un año y medio en la habitación del hostal donde viven.

La madre Dua Fatima da el biberón a su hija de un año y medio en la habitación del hostal donde viven. / FERRAN NADEU

"Yo tuve suerte de que al final el desahucio de una familia en el Gòtic se suspendió. Si no, no sé dónde hubiéramos alojado a las familias", dice otro educador social. El problema se extiende a toda el área metropolitana. En muchos casos las familias se ven obligadas a desplazarse a municipios más alejados, donde hay más disponibilidad de plazas hoteleras, como Sabadell, Granollers o Cerdanyola del Vallès. "Para los niños es especialmente traumático. ¿Como puedes rehacerte de este golpe si además vives a una hora de tu escuela, tu trabajo, tus amistades, tu barrio?", lamentan.

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