Historia

Morir embestido por un tren huyendo del miedo

Marouan Ettoujguani perdió la vida la madrugada del 5 de enero andando por un túnel, entre Cervera y Banyuls-sur-Mer

La suya tenía que ser una historia de éxito, pero una acusación de robo precipitó su destino: "Tenía un juicio pendiente, estaba muy preocupado por lo que pudiera pasar"

Una fotografia de Marouan Ettoujguani, de 21 anys

Una fotografia de Marouan Ettoujguani, de 21 anys / DDG

Mertixell Comas / DDG

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La de Marouan Ettoujguani era una historia de éxito. Había llegado solo a Girona hacía casi dos años después de varias estancias en otros puntos de la geografía española, procedente de su ciudad natal: Tetuán. Allí era soldador, pero quería soñar con una vida mejor.

Aquí nada era tan idílico. Desembarcó en la capital gerundense después de pasar por casa de unos conocidos en Banyoles. Pero no tenía ningún lugar donde refugiarse, así que estuvo durmiendo cuatro meses en la calle hasta que pudo entrar a La Sopa. Un día, oyó hablar de un programa gestionado por el Ayuntamiento de Girona y la Generalitat de Catalunya que ofrecía apoyo social y habitacional a jóvenes vulnerables mayores de edad que se encontraban en situación de calle y enseguida se quiso sumar. Se trata del proyecto 'Sostre 360°' -actualmente acompaña a unos treinta jóvenes de 18 a 25 años-, y en pocos meses le pudo ofrecer una habitación en un piso compartido y un itinerario formativo.

Quiso estudiar un PFI de auxiliar de pastelería y panadería en la escuela Pia de Salt. "Se implicó desde el primer momento, tenía muchas ganas de aprender y ponía toda su ilusión", explica la educadora social y técnica del programa, Anna Llamas, que recuerda que "estaba respondiendo muy bien tanto al acompañamiento como en el plan de trabajo". En la pastelería y la panadería vieron una salida profesional. "Tampoco descartaba hacer un ciclo formativo de mecánica más adelante, pero se notaba que la pastelería le gustaba mucho", rememora Llamas.

En diciembre, todo se precipitó. "Lo detuvieron porque lo acusaban de un posible robo en Barcelona, me aseguró que no había sido él pero sabía que le esperaba un juicio y estaba muy preocupado por lo que pudiera pasar, y todavía más por cómo lo trataban los cuerpos policiales desde que había llegado, que constantemente lo paraban para identificarlo", relata la educadora social. "Me explicó que se había planteado la posibilidad de irse a Francia porque estaba asustado, justo el día antes estuvimos hablando y decidimos que esperaríamos un tiempo a ver como iba todo, que si hacía falta buscaríamos otro abogado", rememora. Pero el día siguiente decidió marchar. Y la madrugada de viernes 5 de enero -a las séis- perdió la vida "embestido por un tren" mientras andaba por un túnel, entre Cervera y Banyuls-sur-Mer.

El lunes, cuando Llamas puso en marcha el móvil del trabajo, tenía "una avalancha" de mensajes de los jóvenes del programa, que habían leído la noticia de la muerte de un joven que podría ser su compañero. "Empecé a trucar a los Mossos d'Esquadra y a la Policía Nacional pero casi no había información, me confirmaron que había habido un accidente al túnel pero que la víctima todavía no había sido identificada", explica. Una semana después, los comunicaron oficialmente que el cuerpo era lo de Marouan Ettoujguani. "Me puse en contacto con su familia, habíamos hablado alguna vez porque sus padres, sobre todo la madre, sufrían de que estuviera aquí solo, y yo siempre los intentaba tranquilizar y les decía que estaba acompañado y que estaba haciendo las cosas muy bien", recuerda la educadora social.

"Nos ha costado mucho de asumir"

Rehacerse, después de su muerte, ha estado "muy complicado": "A los jóvenes les ha afectado mucho, todavía no se lo creen, y a nosotros nos ha costado mucho de asumir», confiesa. "Pero marchar hacia Francia supongo que siempre es una opción para ellos", sostiene. Nunca habían testimoniado un final tan trágico. "Sí que hemos tenido casos de jóvenes que han cruzado el túnel pero nunca ninguno había muerto, es una ruta muy peligrosa, pero la realidad es que hay jóvenes que pasan por allí cada día", explica Llamas. El 12 de enero, los técnicos y los compañeros del programa convocaron un acto de homenaje en la plaça del Vi, donde asistieron unas cincuenta personas, desde amigos suyos a entidades que trabajan con este colectivo. "Fue un homenaje pero también un acto de denuncia por la falta de derechos que tienen estos jóvenes, la ley de extranjería no les permite moverse libremente, hace que se estén dos años en situación irregular y él, en cierto modo, fue víctima de esto". Según ha podido saber Diari de Girona, del grupo Prensa Ibérica, iba acompañado de una chica, que resultó gravemente herida.

En marzo tenía previsto solicitar el permiso de residencia por formación. "Quería estar en situación administrativa regular porque, a pesar de que tenía claro que quería hacer vida aquí, tenía muchas ganas de poder ir al Marruecos a visitar a su familia". Hace dos semanas que fue enterrado en el Marruecos pero, a Girona, su recuerdo siempre seguirá vivo.

La ruta del exilio en Portbou

Según un artículo publicado en EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial que Diari de Girona, los antiguos caminos del exilio republicano en Portbou se han consolidado como una vía de para migrantes sin papeles, que huyen de los controles policiales. Más de 500 personas indocumentadas cruzaron a Francia por este punto fronterizo en solo cinco meses. Muchos, para pasar desapercibidos a ojos de la policía, lo hacen por el túnel ferroviario, un acceso mucho más peligroso, donde ya han muerto atropelladas como mínimo cuatro personas.

A raíz del aumento de casos, una decena de entidades de la sociedad civil francesas y catalanas han sumado fuerzas para hacer red y apoyar a los migrantes, puesto que la realidad en esta frontera es totalmente invisible. También es conocida, en los pueblos del Alt Empordà, la presencia de pasadores: personas que cobran hasta 1.000 euros por pasaje y que llevan en coche a los migrantes hasta Francia cruzando los puertos de montaña. A menudo lo hacen por la noche, con las luces del coche apagadas. Al llegar a Francia, algunos optan para dirigirse a Perpinyà en autobús, otros, andan por las vías del tren toda la noche. Si consiguen llegar más allá de 30 kilómetros de la frontera, los gendarmes franceses ya no los pueden devolver a España.

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