Propuesta del Ministerio de Educación

Los alumnos de primaria no podrán llevar móvil al cole y los de secundaria lo tendrán apagado

Multimedia: Adolescentes, móviles y escuela: radiografía de una revuelta

Las familias hacen autocrítica y se emplazan a dar ejemplo en el uso responsable del móvil

Jóvenes mirando sus teléfonos móviles.

Jóvenes mirando sus teléfonos móviles. / DM

Olga Pereda

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Según un estudio de Unicef y la Universidad de Santiago de Compostela, la edad media del primer móvil son los 11 años. Concretamente, 10,9 años. Esta realidad se va a encontrar de bruces con otra realidad: la nueva normativa que plantea el Ministerio de Educación a las autonomías, que tienen las competencias transferidas, para regular el uso del los 'smartphones' en los colegios e institutos.

El ministerio asume la propuesta del Consejo Escolar del Estado para restringir el uso que hacen los estudiantes de sus teléfonos

El alumnado de infantil (3 a 6 años) y primaria (6 a 12 años) no podrá llevar móvil al colegio salvo contadas excepciones que tengan que ver con la salud o con la necesidad de que el alumno deba estar controlado por algún motivo.

En secundaria (12 a 16 años), los estudiantes sí que podrán llevar sus teléfonos, pero estos deberán estar apagados. Solo se activarán cuando los docentes lo consideren oportuno como parte del proyecto educativo. La norma afectará no solo a las aulas, sino a todo el horario lectivo, que incluye patio y comedor.

En bachillerato y el resto de formación no obligatoria como la Formación Profesional, el uso del 'smartphone' se hará bajo el criterio de los docentes.

Aprobada por unanimidad, esta es la recomendación que hace el Consejo Escolar del Estado, que reúne a toda la comunidad educativa, desde los profesores hasta las familias, y que hace propia el Ministerio de Educación y FP. Así lo ha confirmado la presidenta del organismo, Encarna Cruces, tras la reunión mantenida este jueves con la ministra Pilar Alegría.

"Somos conscientes de que vivimos en una sociedad digital, que conlleva ciertos peligros. Por eso, debemos formar a las nuevas generaciones en un uso responsable de la tecnología", ha destacado la responsable del Consejo Escolar. "Todos estamos de acuerdo en esta postura, pero tenemos que encontrar alternativas en la docencia y recuperar juegos tradicionales y de convivencia", ha resaltado.

Está por ver, sin embargo, si la normativa se extiende a los relojes inteligentes con geolocalizador, cada vez más frecuentes en las muñecas del alumnado de 4º y 5º de primaria. No es un móvil pero tiene su misma función: hacer y recibir llamadas o fotos, enviar mensajes de voz o texto y jugar con aplicaciones.

Una revuelta familiar

La resolución del ministerio y el Consejo Escolar es el culmen a una revuelta que atizó con fuerzas las aulas durante el inicio de este curso escolar. A falta de normativas autonómicas o estatales y con la edad de entrega del primer móvil cada vez más adelantada (antes era en 1º de ESO, pero se ha adelantado a los últimos cursos de primaria), las familias comenzaron a organizarse por su cuenta para pedir una adolescencia libre de móviles.

La presión social hizo que hasta el ministerio cambiara de opinión. Hasta entonces, se había manifestado contrario a "poner puertas al campo" y elaborar una regulación específica. Pero a mediados de diciembre anunció su propuesta: prohibir el teléfono móvil en primaria y regularlo en secundaria. 

Las direcciones escolares, psicólogos y divulgadores entraron en el encendido debate asegurando que el verdadero problema del abuso de los móviles no está en las aulas sino en los hogares.

Educación y vetos

La regulación contrasta con la postura de algunos expertos, que se muestran más partidarios de la educación que del veto. La OCDE (la organización económica que está detrás del programa PISA) tampoco es partidaria de prohibir los teléfonos a los estudiantes, a pesar de que está comprobado que generan distracciones. "Un uso moderado de la tecnología digital puede ser mejor en términos educativos que una prohibición absoluta”, aseguró, en diciembre, Daniel Roberto Salinas, analista de la organización.

Reunión con las autonomías

El próximo 31 de enero, la ministra de Educación se reunirá con los consejeros y las consejeras del ramo para poner encima de la mesa esta recomendación, que no es una ley estatal ni una norma 'ad hoc' sino "una puesta en común de la comunidad educativa". "Una manera -según la ministra Alegría- de alcanzar un consenso ante un problema que preocupa tanto a la sociedad, como a las familias y a los docentes".

El Gobierno será respetuoso con las normativas propias de cada autonomía

En declaraciones a la prensa una vez concluido el encuentro con el Consejo Escolar, la titular de Educación ha destacado que muchas autonomías ya están regulando el uso del móvil en las aulas en el mismo sentido y que la respuesta está siendo unánime. Con las competencias transferidas, Alegría ha destacado que el Gobierno será respetuoso con las normativas propias de cada autonomía.

En Catalunya

De hecho, la propuesta de Educación es similar a la que hizo, en diciembre, el Consell Escolar de Catalunya (CEC), que aprobó un documento dirigido al Govern para elaborar el anunciado marco para la regulación del uso del teléfono móvil en los centros educativos. Una regulación que, según adelantó el propio president, Pere Aragonès, en sede parlamentaria el pasado 8 de noviembre, todos los centros tienen que tener hecha el próximo curso (y que, de hecho, un 53% de los centros ya tiene en marcha desde este curso o incluso antes sin esperar a unas consignas). El informe también aboga -en este caso a petición de los profesores y de las familias- por prohibir los teléfonos en primaria y que esta etapa educativa que va de los 6 a los 12 años sea "libre de móviles". Mientras, en ESO el uso de los móviles se hará "con restricciones".

Casi todas las comunidades han ido, poco a poco, anunciando normativas propias. Una de las que era más reacias a hacerlo, Euskadi, lo hizo hace escasas semanas. El Departamento que dirige Jokin Bildarratz (PNV) ha instado a los los centros educativos a que incluyan pautas sobre el uso de la tecnología en sus reglamentos internos antes de que termine el año. Como gozan de la consabida autonomía, cada colegio e instituto decidirá su propia normativa en función de su contexto.