Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Relojes infantiles con móvil y geocalizador para saber dónde está tu hijo

El smartwatch para niños y niñas de entre 7 y 12 años aporta tranquilidad a los padres, aunque un mal uso puede ser síntoma de hipercontrol

El smartwatch es un reloj con teléfono incorporado y controlado por los padres

El smartwatch es un reloj con teléfono incorporado y controlado por los padres

Olga Pereda

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Levantad la mano si jamás habéis perdido a vuestro hijo durante unos instantes. Estaba con vosotros y, de repente, no le veis. Son segundos (o minutos) angustiosos donde te pones en lo peor: se lo ha llevado alguien, ha cruzado solo la carretera, voy a tener que llamar a la policía…

A Jorge Álvarez le pasó hace tres años, durante unas vacaciones. Estaba jugando en la playa con su hija, de 5 años, y la perdió de vista. Hasta que la encontró pasaron dos o tres minutos de pánico. Aquella experiencia fue el germen de Save Family, una empresa tecnológica con sede en Cantabria de la que Álvarez es el director general y que está especializada en los relojes inteligentes para niños y niñas. Pensado para la franja de edad entre los 7 y los 12 años y con un precio que ronda los 70 o 100 euros, el smartwatch tiene geolocalizador para que papás y mamás sepan dónde están sus hijos en todo momento. ¿Tranquilidad y seguridad o hipercontrol paterno? Depende de su uso, como toda la tecnología.

Save Family ha aumentado sus ventas un 40% desde el fin del estado de alarma

Con el fin del estado de alarma, Save Family -una empresa de 12 trabajadores- ha aumentado sus ventas en un 40%. “No estamos todavía en el nivel de ventas de antes de la pandemia, pero nos acercamos”, explica Jorge Álvarez, que destaca cómo su producto es uno de los regalos estrella de las primeras comuniones.

El smartwatch es un reloj con teléfono. En su agenda se pueden incorporar los 15 contactos fundamentales de la familia. No tiene internet, así que los chavales no pueden meterse en webs ni llamar a gente que no esté incluida como contacto. Para que no sea un elemento de distracción durante la jornada escolar, los progenitores pueden bloquear el aparato y activarlo una vez que termina el cole. No hay WhatsApp, pero sí un chat instantáneo de voz o texto con los 15 contactos.

“La idea no es perseguir a los niños. Ni hipercontrolarles. Nosotros trabajamos con pedagogos y nuestro objetivo es aportar tranquilidad a los padres"

— Jorge Álvarez, director de Save Family

“La idea no es perseguir a los niños. Ni hipercontrolarles. Nosotros trabajamos con pedagogos y nuestro objetivo es aportar tranquilidad a los padres. La tecnología no es ni buena ni mala sino neutra. Si resulta beneficiosa o perniciosa es algo que depende de ti, no del aparato”, explica el director general. “Nuestra tecnología aporta tranquilidad a los padres. Si tu hijo ya va solo al cole, o con alguna amigo, sabes que todo está bien. Lo mismo en el parque por las tardes. También pensamos que es muy útil para padres y madres que tienen hijos con algún tipo de trastorno, como espectro autista”, concluye el director general de Save Family, empresa que exporta su tecnología a Portugal, Francia, Marruecos y Colombia, entre otros países,

Francisco Castaño, padre, profesor de Secundaria, cofundador del proyecto aprenderaeducar.org y autor de 'La mejor versión de tu hijo', explica que los padres y las madres deben siempre supervisar a sus hijos, no controlar. El divulgador está convencido de que productos como el smartwatch pueden ser muy útiles o pueden hacer caer a los progenitores en las garras de la hiperpaternidad, un fenómeno que implica sobreproteger a los hijos en lugar de protegerles. Todo depende de cómo lo usen.

“Si se lo pones al niño mientras está con una cuidadora a la que acabas de contratar o pasa la tarde con sus abuelos, que son mayores, está claro que puede ser un elemento de seguridad. Ahora bien, si se lo pones para controlarle toda la mañana sería un error. ¿Dónde va a estar tu hijo? Pues en el cole. Hay que tener sentido común”, explica el divulgador.

Castaño insiste en que ningún padre debería perder de vista a su bebé (más o menos hasta los 3 años). Pero a partir de 5 o 6 años, hay que aprender a darles cierta autonomía. “Jamás le debes dejar solo, por ejemplo, en mitad de una montaña o en un sitio que no conoces. Pero si estás en el parque y tu hijo está con su grupo habitual de amigos puedes darle pequeñas responsabilidades. Por ejemplo, permitirles que acudan todos juntos a otra zona del recinto. Tienen que aprender a solucionar pequeños problemas y tomar decisiones”, explica.

Ante la pregunta que se realizan muchos progenitores sobre a qué edad se debe dejar a los hijos ir solos al colegio, Castaño asegura que no hay una respuesta única. “No podemos educar a todos los hijos por igual. Cada niño y cada niña son diferentes. Incluso los hermanos. Depende de cómo sea tu hijo, la ciudad y el barrio en el que vives, la distancia que hay al cole… Antes de educar a tu crío tienes que conocerle y, sobre todo, aceptarle y jamás hacer comparaciones. Tenemos que educar al hijo que tenemos, no al que nos gustaría tener”.

"Jamás debemos demonizar las tecnologías sino hacer de ellas un instrumento útil que nos facilite la vida y que no nos reste algo fundamental en la paternidad y maternidad: tiempo"

— Francisco Castaño, asesor familiar y autor de 'La mejor versión de tu hijo'

Castaño recuerda que jamás debemos demonizar las tecnologías sino hacer de ellas un instrumento útil que nos facilite la vida pero que no nos reste algo fundamental en la paternidad y maternidad: tiempo.

El director general de Save Family añade que el reloj con geolocalizador es una manera de introducir a los niños y las niñas en las nuevas tecnologías de forma segura. En su opinión el reloj inteligente retrasa un tiempo la llegada del móvil, un producto que los padres solemos mirar con más recelo. 

En efecto, el 'smartphone' trae de cabeza a muchas familias. Mejor dicho, su mal uso. El 42% de los jóvenes españoles tienen un perfil moderado en el uso del móvil ya que ninguna tarea o motivación domina su patrón de consumo. Sin embargo, hay un 19% de jóvenes que están hiperconectados y recurren al teléfono inteligente para realizar muchas (demasiadas) tareas. Así lo dictamina un reciente estudio del Observatorio Social de la Fundación la Caixa, que revela que los hiperconectados tienen mayores niveles de ansiedad, estrés y depresión. El estudio puntualiza que es precipitado concluir que determinados usos del móvil causan niveles más altos de malestar. “De hecho, no se puede descartar que sea precisamente al revés, que sea el malestar el que causa un determinado uso del móvil”, concluyen los autores del informe.

Una vez más, se demuestra que la tecnología puede ser buena o mala. Depende del uso que le demos. En todo caso, siempre deberíamos tener claro, como recuerda el divulgador Castaño, que ninguna tecnología puede sustituir nuestro rol de padres y madres.

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