Deseo desigual

Tú quieres sexo y tu pareja no: la asimetría sexual, el gran 'hueso' de las terapias conyugales

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Asimetría sexual

Asimetría sexual

Olga Pereda

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Siete de cada diez conflictos que surgen en la pareja son irresolubles, según las investigaciones de los prestigiosos psicólogos Julie y John Gottman, matrimonio que ha dedicado toda su vida profesional a investigar las relaciones amorosas. Sin embargo, los terapeutas recuerdan que las parejas exitosas lo son no porque carezcan de conflictos sino porque se comunican para encontrar la forma de convivir con esos desacuerdos. La asimetría sexual en parejas estables (cuando uno de los dos tiene muchas más ganas de intimidad que el otro) es uno de los problemas más frecuentes en las consultas especializadas.

Médicos y sexólogos explican que un deseo desigual entre dos personas nunca se soluciona con reproches o presión

Un deseo desigual en la pareja es un problema, pero no debería serlo. “El verdadero contratiempo es que siempre tendemos a cuantificar el deseo. Por eso, asociamos el amor al número de relaciones sexuales. Se puede amar profundamente y tener pocas ganas de intimidad”, sentencia el médico y sexólogo Guillermo González, presidente de Sedra Federación de Planificación Familiar. En su opinión, la solución y la prevención está en algo que, de momento, no tenemos: “Una buena educación afectivo sexual que nos sepa ayudar cuando se presentan dificultades”.

“El verdadero problema es que siempre tendemos a cuantificar el deseo. Por eso, asociamos el amor al número de relaciones sexuales. Se puede amar profundamente y tener pocas ganas de intimidad”

— Guillermo González, médico y sexólogo

Ante la falta de recursos propios para salir del atolladero, la opción que queda es acudir a terapia. La asimetría sexual es, de hecho, un problema frecuente que se trata en consulta. “Entre un 50% y un 60% de las personas que acuden a terapia de pareja lo hacen motivadas no tanto por la falta de deseo sino por la dificultad a la hora de ponerse de acuerdo” en mantener encuentros íntimos, ya sea por la frecuencia o por la actitud de la otra persona, explica Verónica Vivero, psicóloga clínica especializada en sexología.

Presión y rechazo

La asimetría genera malestar en los dos miembros de la pareja. “La persona que menos desea se puede sentir acosada y presionada y la otra, ignorada y rechazada”, subraya el psicólogo y psicoterapeuta Máximo Peña, miembro del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal y autor del ensayo 'Paternidad aquí y ahora'.

El experto deja claro que la falta de deseo no tiene nada que ver con la falta de amor y atracción. Las causas de la asimetría sexual, añade, pueden tener un origen fisiológico (por ejemplo, que la relación, por el motivo que sea, no sea placentera) o estar provocado por una situación de estrés laboral o personal que hace que el sexo no sea una prioridad. “En una situación de estrés, el cuerpo está a la defensiva. El placer, como objetivo vital, disminuye y nos dedicamos más a la supervivencia”, matiza el psicoterapeuta.

En todo caso, la causa de la asimetría sexual es casi siempre multifactorial, bien biológica, psicológica o del contexto de la persona. “También puede haber detrás una enfermedad o un problema hormonal, pero no siempre hay una patología”, explica el doctor González.

“Todavía circula mucho mito. No es verdad que los hombres están siempre dispuestos y las mujeres no”

— Verónica Vivero, psicóloga

Los terapeutas subrayan que la asincronía se da con más frecuencia en parejas heterosexuales, pero también en las homosexuales, tanto de hombres como de mujeres. Y aquí hay un cambio de tendencia.

El género no marca el deseo

“Hace años veíamos que casi siempre eran las mujeres las que sentían menos ganas de intimidad. Parecía que los hombres eran los eternos deseantes y no se podía poner en duda su virilidad. Sin embargo, una vez que los varones se han quitado la capa de grandes proveedores de orgasmos y grandes amantes, también se ha descubierto que sienten menos ganas”, explica el doctor González. “Todavía circula mucho mito. No es verdad que los hombres están siempre dispuestos y las mujeres no”, corrobora la psicóloga Vivero.

A pesar de este cambio de tendencia, Carole Hooven, autora de 'Testosterona', recuerda que los hombres tienen 10 veces más testosterona que las mujeres, una hormona que cumple su función en el deseo sexual, aunque no es determinante. El psicólogo Peña cita otro estudio realizado en EEUU durante el confinamiento por el coronavirus que reveló que el 70% de los varones -frente al 47% de las mujeres- deseaba mantener un mayor número de relaciones sexuales.

Presión, nunca

Una vez que la asincronía sexual llega a una pareja, ¿cómo se afronta? Primero, sabiendo que aquí no hay culpables. “Ejercer presión para tener sexo es una línea que no se debe cruzar”, sentencia Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga y autora de 'Contigo. Cómo tener una relación sana sin mitos y con mimitos’. “Las relaciones que se inician por presión, porque toca o para evitar que la otra persona se enfade, no conducen al placer ni al disfrute. Tampoco ayudan a que la siguiente vez se tengan ganas. La presión, en forma de comentarios o resoplidos, tiene consecuencias en la salud mental”, concluye la divulgadora.

“Las relaciones que se inician por presión, porque toca o para evitar que la otra persona se enfade, no conducen al placer ni al disfrute. La presión, en forma de comentarios o resoplidos, tiene consecuencias en la salud mental”

— Mamen Jiménez, psicóloga y sexóloga

“Ceder a mantener relaciones sexuales sin ganas es contraproducente para los dos”, sentencia la psicóloga Vivero. También es contraproducente caer en el reproche y que aparezcan inseguridades como “ya no soy tan atractivo para ti”. Es importante comunicarse con franqueza, sentir empatía, tratarse con respeto y escuchar con atención. “El sexo se tiene que hablar”, recuerda la experta.

Vivero explica que los casos con mejor pronóstico son aquellos en los que los dos miembros de la pareja acuden a un profesional, ya sea de la psicología o la sexología. En otras ocasiones, es el terapeuta el que se percata de un problema de asimetría sexual cuando está tratando, en la mayoría de los casos, a una mujer por otro problema psicológico previo.

¿Cómo se trabaja la asimetría sexual de la mano de un profesional? Primero, explica Peña, viendo si existe también asimetría en la vida (en las labores del hogar, por ejemplo) y, sobre todo, fortaleciendo el vínculo y dejando de asociar las relaciones sexuales al coito. “Los cuerpos se pueden comunicar de muchas maneras y no solo con una penetración o un orgasmo”, subraya.

“El deseo se trabaja, hay que favorecer el contexto para ello”, añade la psicóloga Vivero. Peña recomienda perder el miedo a aparcar obligaciones familiares y laborales y “agendar” una cita íntima para que surja lo que surja, lo que les apetezca a las dos partes de la pareja. Sea un coito o acariciarse las manos.

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