Tormenta en la universidad

Dimite el vicerrector de la Universitat de Barcelona acusado de acoso sexual a una alumna

Jordi Matas renuncia a su cargo para "iniciar sin limitaciones institucionales las acciones legales que crea oportunas para defender su honorabilidad", según un comunicado de la universidad

La institución descarta reabrir el caso a la luz de las nuevas informaciones

Tormenta en la UB tras la aparición de unos mensajes sexuales de 2016 del vicerrector Jordi Matas a una alumna

Una protesta en la UB exige la dimisión del vicerrector denunciado por acosar a una alumna

Multimedia| Me Too en la Universidad

El Edifici Històric de la Universitat de Barcelona.

El Edifici Històric de la Universitat de Barcelona. / Ferran Nadeu

Núria Marrón
Valentina Raffio
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El vicerrector de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Matas, señalado por un caso de presunto acoso sexual a una alumna, finalmente ha dimitido. Tres días después de que trascendieran unos mensajes de contenido sexual, la universidad –que en un principio había cerrado filas amparándose en que el expediente se había archivado en 2017 sin alegaciones por las partes– ha comunicado esta tarde la renuncia del catedrático. Lo ha hecho, según el escrito, con el fin de que pueda "iniciar sin limitaciones institucionales las acciones legales que crea oportunas para defender su honorabilidad".

La tensión en la universidad en las últimas horas había ido en aumento hasta hacerse irrespirable. Esta misma mañana, más de 100 profesores de la UB han publicado una carta abierta al rector, Joan Guàrdia, en la que reclamaban el cese cautelar del vicerrector mientras se llevara a cabo una "investigación independiente". En el escrito, los firmantes también ponen en cuestión la eficacia de los protocolos antiacoso. Un día antes, una protesta de alumnado y docentes había reclamado el cese de Matas y denunciado el presunto "encubrimiento" del equipo de gobierno de la universidad.

Nuevo protocolo

En su comunicado, la universidad descarta, no obstante, reabrir el expediente. Aunque el equipo rector admite que la mirada actual sobre las violencias sexuales ha cambiado respecto a cuando se investigaron los hechos -el movimiento #MeToo prendió en 2017–, el texto incide que no se puede "asumir como cierto que los trabajos realizados en aquellos momentos dieran como consecuencia una resolución fallida que se deba reabrir". "Ello implicaría la descalificación de las acciones y no existe ningún argumento para hacerlo; al contrario, los responsables son personas de trayectoria académica rigurosa y acreditada", añade el comunicado.

En el texto, la universidad también asegura mantener una política de tolerancia cero ante el acoso sexual y las violencias machistas. "Por esta razón, el primer mandato del actual equipo rectoral actualizó el protocolo para abordar las conductas de acoso sexual y evidenciar la voluntad feroz de no retroceder", afirma la institución, que pide "prudencia y respeto" ante los hechos que han trascendido y rechaza cualquier "señalamiento público hacia las personas implicadas en este caso o cualquier otro". "La legítima preocupación no puede canalizarse a través de la difamación, ni el escarnio público", añade el texto.

Archivo

El caso es el siguiente. Según reveló este lunes eldiario.es, una alumna denunció en 2017 que Matas –que debía tutorializar su trabajo de fin de grado– le enviaba mensajes subidos de tono e insistía para verla fuera de clase. La comisión en cuestión analizó la denuncia y la archivó sin alegaciones. De hecho, la investigación se realizó antes de la explosión del MeToo y del nuevo abordaje sobre las violencias sexuales que ha propiciado. Más allá del consentimiento, una relación entre un profesor y una alumna cuya evaluación depende del docente es problemática en sí misma por la asimetría y desigualdad en las relaciones de poder.

La información recoge que el catedrático le llegó a enviar mensajes del corte “hoy he vuelto a soñar contigo, nos lo pasábamos muy bien” y que, cuando la estudiante puso distancia en la relación, se dedicó a perseguirla por la universidad. Hasta el punto de que, según este medio, pidió ayuda a su entorno y en una ocasión llegó a escaparse del profesor por una ventana del aula. La alumna, cuyo entorno asegura que sufrió episodios de ansiedad, también denunció en su instancia que en alguno de sus encuentros le había "acariciado en las piernas, los brazos y las manos”. Un equipo formado por tres hombres investigó la denuncia y la archivó con una suerte de reprimenda al docente.

Ante los hechos que han trascendido, esta mañana, los profesores firmantes de la carta también han reclamado "revisar de manera íntegra los procesos de evaluación de casos de acoso, con una garantía de independencia del análisis respecto al Rectorado y la jerarquía universitaria". "Es responsabilidad de toda la comunidad -dicen en la misiva-, también la universitaria, proteger a las víctimas e investigar de manera transparente las denuncias".

Se da la circunstancia que el actual equipo de gobierno hizo bandera durante la campaña para las elecciones internas al rectorado sobre su lucha contra el acoso y las discriminaciones de género. Si bien es cierto que la investigación del caso tuvo lugar bajo el equipo del anterior rector, Joan Elias, el actual rector, que no había incluido a Matas en su candidatura, lo nombró vicerrector de Relaciones Institucionales, Comunicación y Política Lingüística unos meses más tarde de ser elegido. Según testimonios, los hechos denunciados eran conocidos.

Al aumento del voltaje del caso también había contribuido el Decanato de la Facultad de Derecho de la UB, que esta mañana ha publicado un comunicado en el que se reclama “asumir las responsabilidades individuales y colectivas” por la gestión del caso. Desde este organismo “lamentan” que “la ausencia de un protocolo adecuado” en el momento en el que se interpuso la denuncia implicara un “efecto de revictimización”. El asunto ha llegado hasta el Parlament, donde el grupo de los Comuns ha registrado una batería de preguntas dirigidas al Govern.