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El islam y los musulmanes, en la diana del odio en las redes

Mujeres y jóvenes, principales víctimas de la islamofobia

La lacra social de la islamofobia

Fotografía de archivo de una manifestación contra la islamofobia.

Fotografía de archivo de una manifestación contra la islamofobia. / Miguel Lorenzo

Serena Gabriela Iordache (Verificat)

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En las primeras tres semanas de octubre han llegado casi 10.000 personas a las Islas Canarias y, aunque no está claro que la llegada de migrantes tenga un efecto directo en la presencia de discursos islamófobos, ciertos actores aprovechan estas llegadas para justificar sus discursos de odio, según recoge el capítulo sobre España en el European Islamophobia Report 2022 y reitera Inés Bolaños, una de sus autoras, a Verificat.  

El 44% de las denuncias por delito de odio en 2022 fueron por racismo o xenofobia, el tipo más numeroso, según los últimos datos del Ministerio del Interior. Sin embargo, no todos los inmigrantes sufren esta discriminación de la misma forma ni en la misma medida. 

Más de la mitad del discurso de odio detectado en redes por el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia en julio y agosto de este año fue hacia personas musulmanas y del norte de África. Una tendencia consolidada, pese a que las cifras de llegadas de inmigrantes difieren. Por ejemplo, desde que empezó la invasión rusa de Ucrania, cerca de 180.000 inmigrantes ucranianos han llegado a España huyendo de la guerra, mientras que, en el mismo período, han llegado de forma irregular unas 34.000 personas a las islas Canarias

La islamofobia es la manifestación de odio y hostilidad hacia personas o instituciones por su pertenencia real o supuesta al islam, como definen diferentes organismos internacionales. Y, aunque el Ministerio de Interior no desglosa los datos de denuncias por discurso de odio islamófobo, estos mensajes están cada vez más presentes, no solo por el factor migratorio, sino también por “la creciente visibilidad del islam a través de ciertas prácticas  (indumentaria, mezquitas) y el contexto global marcado por atentados terroristas”, según analiza un estudio del Observatorio de la Islamofobia en los Medios.

Discurso sobrerrepresentado

Este miedo o prejuicio contra el islam no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, internet y las redes sociales lo facilitan, ya que en las redes “el sesgo de deseabilidad social —intentar caer bien y ser “políticamente correcto”— es mucho menor que en la vida real”, y esto también ayuda a explicar la sobrerrepresentación del discurso de odio islamófobo, según explica a Verificat Carlos Arcila, profesor del departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca y miembro del Observatorio de los Contenidos Audiovisuales (OCA). 

De hecho, el odio es una de las emociones más recurrentes en el mundo digital, según han demostrado diferentes estudios tanto de investigadores españoles como internacionales

Más allá de las narrativas antiinmigración genéricas, como por ejemplo relacionar erróneamente la inmigración con la delincuencia o la falacia del inmigrante que se aprovecha del estado de bienestar, en el caso de la islamofobia, el discurso de odio se ve reforzado por otras narrativas específicas, que tienen que ver con la religión, el género y el terrorismo, según señala un estudio español publicado este año sobre la islamofobia en las redes.

Una religión considerada inferior

De acuerdo con esta investigación, la religión musulmana es considerada como inferior, contraria a la libertad e incompatible con los valores democráticos. A esto se le suma una visión de las mujeres musulmanas como sumisas y reprimidas. Y, además, se identifica a las personas musulmanas con terroristas o con ideas yihadistas, una narrativa que potencia la asociación de esta comunidad con la violencia y la delincuencia, que son presentados como factores intrínsecos de la cultura islámica. 

Estos mensajes de odio, a pesar de no representar a toda la gente que participa en las redes sociales, sí que consiguen monopolizar el discurso. Un estudio que analizaba de manera cuantitativa el impacto de una campaña contra la islamofobia en Twitter (ahora X) mostró que el 73% de los comentarios recibidos fueron negativos, a pesar de que la campaña fue exitosa en cuanto a número de “retuits” y “me gustas”. Lo que llevó a los investigadores a concluir que el discurso sobre la comunidad musulmana en redes es “superficial y tendencioso” y busca constantemente una diferenciación entre un “ellos” opuesto a un “nosotros”. El uso de desinformación, exageraciones, prejuicios infundados y términos tendenciosos como "invasión" o "avalancha" sirven para intensificar el temor y la hostilidad hacia las personas musulmanas, según apunta Arcila.

“Desde «trolls» anónimos y usuarios «de a pie» que dan 'like' o retuitean, hasta cuentas de políticos nacionales”,  así describe la investigadora Bolaños los perfiles que difunden estos mensajes. Aunque, los que más preocupan son las cuentas de instituciones o partidos, según coinciden ambos investigadores, porque estas contribuyen a normalizar estos discursos de odio en las redes.

En Catalunya, por ejemplo, uno de los perfiles anónimos más proclives a difundir discursos islamófobos en X (antiguo Twitter) es una cuenta llamada “Avi Siset”, que se sirve de los bulos y la desinformación para atacar a las personas migrantes y la cual Verificat ha desmentido en repetidas ocasiones. Entre los usuarios catalanes de esta red social es conocida, ya que, pese a tener poco más de 7.000 seguidores, es muy activa y consigue tener muchas interacciones y visualizaciones, apelando a la falsa retórica de la “invasión” y de la “inseguridad” que las personas musulmanas provocan.

Este tipo de discursos son peligrosos en tanto que son el paso previo a la agresión y los que supuestamente la justifican. Un estudio reciente de psicología experimental de la Universidad Libre de Ámsterdam apunta que las amenazas simbólicas —aquellas que afectan a los valores y la identidad— predicen con mayor fuerza el sentimiento de odio y este, a su vez, sirve para predecir futuras agresiones que una persona pueda cometer. Por ello, “contar historias que promuevan la empatía y la comprensión hacia los grupos que son objeto de odio y discriminación” puede ser una estrategia para disminuir los prejuicios, según detalla Arcila.

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