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La inmigración no ha causado más delincuencia en las últimas dos décadas en Catalunya

La vinculación entre los extranjeros y el crimen es una "idea zombi", en tanto que la ciencia ha acabado con ella, pero se mantiene en el imaginario popular

Un grupo de mujeres musulmanas camina por una calle del Raval de Barcelona.

Un grupo de mujeres musulmanas camina por una calle del Raval de Barcelona. / Martí Fradera

Serena Iordache (Verificat)

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El insulto racista conocido eufemísticamente en Estados Unidos como 'n-word', para referirse despectivamente a los afroamericanos, aumentó un 500% en las 12 horas que siguieron la compra de Twitter por parte de Elon Musk el pasado 28 de octubre. Insultos como este y la difusión de datos falsos o descontextualizados sobre los inmigrantes abundan dentro y fuera de las redes sociales. Una de las falsas creencias más extendidas es la que vincula la inmigración con la delincuencia.

La delincuencia es el primer aspecto negativo que los españoles destacan de las personas extranjeras, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las actitudes hacia la inmigración. Sin embargo, estudios a nivel español e internacional rechazan una relación causal entre la inmigración y el crimen. El ejemplo más claro que lo desmiente es que la tasa de criminalidad en Catalunya se ha reducido un punto entre el año 2000 y el 2021, mientras que el número de extranjeros se ha multiplicado por siete en el mismo período

Lo que sí existe es una sobrerrepresentación de los extranjeros en las estadísticas de detenidos y de condenados. En 2021, los extranjeros representaron el 46,8% de los detenidos en Catalunya y el 37,9% del total de condenados por una sentencia firme, según los datos del Ministerio del Interior y del Instituto Nacional de Estadística. Las personas que no tienen nacionalidad española en la comunidad autónoma representan, según datos del padrón, el 16,1% de la población. El desvío es de 30,7 y 21,8 puntos porcentuales, respectivamente.

 Es decir, el año pasado hubo 32,4 detenidos por cada 1.000 personas extranjeras en Catalunya mientras que la tasa de detenidos entre los españoles era de 7,1 cada 1.000 personas. Sin embargo, menos de la mitad de los extranjeros detenidos acabaron condenados: 13,5 de cada 1.000 personas extranjeras, mientras que la tasa de condenados españoles fue de 4,2 cada 1.000.

La inmigración aumenta, pero la criminalidad, no

 Si los datos muestran una sobrerrepresentación en las estadísticas, ¿por qué no podemos decir que hay una relación entre inmigración y crimen? Porque “la delincuencia es un fenómeno multicausal”, según explica la profesora de Derecho penal y Criminología de la Universidad de Málaga, Elisa García, en un artículo en la revista Crítica Penal y Poder. 

 De hecho, en Catalunya, igual que en España, se ha registrado un aumento exponencial de la población extranjera en las últimas dos décadas, pasando del 2,9% de la población en el 2000 al 16,1% en 2021. Y, sin embargo, este aumento no ha ido acompañado de una subida de la tasa de criminalidad. Esta se ha mantenido constante de media e, incluso, en 2021 fue inferior (51 delitos por 1.000 habitantes) a la del año 2000 (52,8 cada 1.000 habitantes).

No se han encontrado elementos culturales o psicológicos diferentes en la población inmigrante para afirmar que exista una relación causal con la delincuencia. Prueba de ello es un estudio publicado en 2019 que afirmaba que “la probabilidad de que un inmigrante con buenas oportunidades laborales sea delincuente no es mayor que la de un nativo en las mismas condiciones”.

 En el mismo sentido, otra investigación en Bélgica concluyó que las condiciones socioeconómicas, concretamente el desempleo, explican mejor que la procedencia la delincuencia en una comunidad. Es decir, la condición de haber nacido en un lugar u otro no explica que una persona cometa más o menos delitos. Otro estudio español también desmentía la relación causal entre el crimen y la inmigración con el caso de los inmigrantes rumanos, que en el 2000 tenían altas tasas de criminalidad y una década más tarde estas eran inferiores a las de los nacionales en la franja de edad de 20 a 50 años.   

Una "idea zombi" que se niega a desaparecer

 La persistencia de la relación entre delincuencia e inmigración en el imaginario colectivo a lo largo de los años ha hecho que este vínculo se convierta en lo que el sociólogo Rubén Rumbaut llama “idea zombi”. Es decir, “son ideas falsas y estereotipos que perduran”, a pesar de que hay suficiente evidencia para acabar con ellas.

 Una revisión a nivel internacional de diferentes investigaciones que trataban este tema entre 1994 y 2014 concluye que cuando existe una asociación entre inmigración y delincuencia, esta es negativa, aunque muy débil. Lo que quiere decir que, a más inmigración, hay menos delincuencia. Según esta revisión, diversos estudios han demostrado que lejos de ser una fuerza criminógena, la inmigración “está vinculada al crecimiento de la población y a la reducción de las tasas de desocupación, factores que contribuyen a reforzar el orden social” y no viceversa. 

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