Crisis migratoria

El Gobierno recortó en agosto el tiempo de alojamiento de los migrantes en centros de acogida

Una instrucción ministerial decreta que la estancia en los centros de ayuda humanitaria pasa de tres meses a uno para aumentar la rotación de plazas

El ministerio afirma que nadie se queda en la calle porque se valora cada caso, aunque la entidades niegan que sea así

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Una de las pateras llegadas este pasado viernes.

Una de las pateras llegadas este pasado viernes. / AYTO. CARTAGENA

Elisenda Colell

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El Ministerio de Inclusión Social y Migraciones recortó de tres a un mes el tiempo de estancia en centros de ayuda de los migrantes que llegan a España, mayoritariamente en pateras, y que son acogidos en el plan estatal de atención humanitaria. La decisión se tomó el 9 de agosto de 2023, según consta en una instrucción firmada por el director general de Atención Humanitaria e Inclusión Social de la inmigración, Carlos Mora, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. Este recorte asistencial se aplicó por el aumento de las llegadas de los cayucos a las costas españolas, según justifica el mismo documento. Los colectivos sociales señalan que esta decisión comporta un aumento de personas sin hogar, ya que pone aún más trabas a los migrantes para asentar su situación en el país, especialmente los que huyen de una guerra. El ministerio niega que nadie se quede en la calle porque, aseguran, se valora caso por caso.

"Desde el mes de junio se viene observando un incremento sustancial en las llegadas de personas beneficiarias del programa de atención humanitaria a costas españolas", empieza el documento que modifica las instrucción del programa de atención humanitaria que gestiona el Ministerio de Inclusión social y Migraciones. Este aumento de rescates en alta mar "conlleva un aumento considerable de la ocupación media de los recursos de acogida", dice el documento firmado por el director general.

Plazas "bloqueadas"

Mora también señala que muchos dispositivos de acogida están quedando "bloqueados" y que se necesita aumentar la rotación de los migrantes. En vez de incrementar las plazas para que estas no queden bloqueadas y se pueda ampliar la asistencia, el ministerio hace constar en este documento del mes de agosto su voluntad de "disminuir los periodos de estancia media", especialmente para aquellas personas que solicitan asilo en España.

Antes del 9 de agosto, todos los migrantes podían permanecer tres meses en estos equipamientos. Además, si pedían asilo o comunicaban a las oenegés que gestionan los centros que querían hacer este trámite, se les alargaba su estancia a través de una prórroga de hasta seis meses: tiempo suficiente para poder conseguir una cita en Extranjería y lograr una plaza en el programa estatal de acogida para refugiados.

Sin prórrogas para los refugiados

Este documento deja claro que el tiempo de estancia se reduce a tan solo un mes. Además, las personas que quieren pedir asilo ya no pueden acceder a una prórroga de estancia si no son personas de especial vulnerabilidad. Es decir, personas con discapacidad, de edad avanzada, víctimas de violencia de género, de torturas, de trata de seres humanos, con menores a cargo, enfermos graves o con trastornos psíquicos. Cabe recordar que muchos de los migrantes que acceden a este programa, tras ser rescatados de un cayuco, son hombres jóvenes que migran solos y en buen estado de salud.

Desde el Ministerio de Inclusión y Migraciones niegan que el documento sea tan taxativo. "No dejamos a nadie en la calle, lo que hacemos es que, al terminar el mes, se reevalúa su situación. Si no tienen nadie que se pueda hacer cargo de ellos, pueden acceder a una prórroga de hasta seis meses", afirman desde el ministerio. De hecho, muchos de los migrantes no agotan el plazo de un mes estipulado, sino que buscan conocidos o familiares que pueden hacerse cargo de ellos en España o otros países de Europa.

Colapso del asilo

La explicación, sin embargo, choca con la experiencia de las oenegés y colectivos sociales que acogen migrantes y que están fuera del radar de las administraciones. El colectivo Obrim Fronteres, por ejemplo, cuenta varios casos de migrantes que fueron alojados en El Garraf, Les Garrigues y Badalona y que, después del mes de acogida humanitaria, están en durmiendo en la calle. Es también la situación de Samba, el joven de Burkina Faso entrevistado por EL PERIÓDICO que la semana pasada tuvo que dejar un centro de la Cruz Roja en Badalona sin haber logrado una cita para pedir asilo. "No sabía qué hacer, viajé a la casa de un amigo en Almería, pero no hay espacio para mí", explica ahora a este diario. En ningún momento nadie le ofreció la opción de pedir una prórroga de un mes para quedarse en el centro, según su relato.

"Lo que está ocurriendo es que no pueden pedir prórrogas... les echan de los centros en tan solo un mes. Es imposible en este tiempo poder establecerse ni poder ubicarse, tener un sitio donde vivir o poder aprender el idioma tan siquiera", lamenta Maria Creixell, coordinadora del coletivo Obrim Fronteres, en Barcelona. Especialmente grave, dice, es el caso de los migrantes que quieren pedir asilo.

Refugiados de primera y de segunda

"Hace dos años que permanece colapsado el sistema para tramitar estas solicitudes y se quedan en la calle sin ningún derecho", insiste Creixell. Una realidad que también preocupa a la Generalitat. El pasado martes, en la reunión con el ministerio, la Conselleria d'Igualtat pidió al ministro que "se prevea y evite la desprotección que se pueden encontar estas personas una vez quedan fuera del programa estatal". Además, pidieron que el Gobierno se haga cargo de la cobertura de necesidades básicas de estos migrantes, y no recaigan en los ayuntamientos de los pueblos donde ahora están alojados.

Desde Obrim Fronteres señalan, además, que esta disparidad demuestra que en España existen refugiados de primera y de segunda. En el caso de la guerra en Ucrania, recuerdan, todos los ucranianos fueron atendidos en hoteles o bajo el paraguas del plan de acogida estatal al refugiado. Nadie se quedó en la calle, a pesar de que más de 40.000 personas llegaron hasta España. Incluso se ampliaron los servicios para tramitar asilo, como el macro dispositivo que se organizó en La Fira de Barcelona. Ahora, entre los miles de migrantes llegados en patera desde África, se cuenta un porcentaje importante de personas procedentes de Malí, Burkina Faso o Senegal, todos ellos países con conflicto activos. "Pero a ellos solo les queda el miedo, la angustia y la calle", lamentan.

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