Guerra en el Este de Europa

El tapón en la red de asilo colapsa la acogida de los refugiados en Barcelona

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La ofensiva sobre Járkov

Abogados y oenegés esperan la orden europea que regulará como se acogerán los más de 200 ucranianos que huyen de la guerra y ya están en Barcelona

Barcelona 02/03/2022 La familia ucrania de Ruslan Nadyuk, su mujer Irina y sus hijos Daria (8) Emma (4) y Mark (3) delante de la oficina de extranjería del Passeig de Sant Joan . Ayer llegaron a Barcelona procedentes de Ucrania tras un largo viaje en coche desde una ciudad cercana a Kiev huyendo de la guerra FOTO de FERRAN NADEU

Barcelona 02/03/2022 La familia ucrania de Ruslan Nadyuk, su mujer Irina y sus hijos Daria (8) Emma (4) y Mark (3) delante de la oficina de extranjería del Passeig de Sant Joan . Ayer llegaron a Barcelona procedentes de Ucrania tras un largo viaje en coche desde una ciudad cercana a Kiev huyendo de la guerra FOTO de FERRAN NADEU / FERRAN NADEU

Elisenda Colell

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"Hemos venido a pedir asilo pero nos han dicho que tenemos que coger una cita en Internet y esperar a ver que decide la Unión Europea sobre nuestra situación", explica Ruslan Nadyuk, junto a su mujer y sus tres hijos frente a la Oficina de Extranjería de Barcelona. Esta familia llegó a Barcelona el pasado martes, después de emprender una travesía por toda Europa en coche. Como ellos, más de 200 refugiados ucranianos están pendientes para pedir el estatus de refugiado en España para empezar su nueva vida aquí. Sin este trámite no pueden residir legalmente en el país, tampoco trabajar ni conseguir un techo en la red de acogida. Las oenegés y los abogados especializados piden activar recursos y sistemas de urgencia para que nadie acabe en la calle. El colapso de la red, sobre todo por la falta de personal, es crónica y hace años que empuja a decenas de refugiados del mundo entero a vivir en la calle o a ser acogidos en servicios municipales para personas sin hogar.

"¿Qué es la guerra? ¿Porqué nos tenemos que ir a otra ciudad?" preguntan sin cesar Daria, Emma y Mark, los hijos de Ruslan Nadyuk. Tienen ocho, cuatro y tres años y vivían en Vínnitsia (Ucrania). Este miércoles correteaban por el paseo Sant Joan de Barcelona y se lanzaron sin pensarlo en el primer parque infantil que ven después del estallido de la guerra. "Las bombas cayeron a unos 30 kilómetros de casa, donde hay una base militar", explica el padre, que habla español porque alterna meses de trabajo en Barcelona y Madrid desde el 2003 para mantener a su familia. "Algunos amigos que viven cerca de los bombardeos acabaron en los sótanos por los bombardeos. El sábado hicimos las maletas y nos fuimos. Lo hicimos por ellos, por los niños. No quiero que vivan en un país en ruinas, que les mate una bomba... aquí podrán tener un futuro mejor", dice el padre.

Barcelona 02/03/2022 La familia ucrania de Ruslan Nadyuk, su mujer Irina y sus hijos Daria (8) Emma (4) y Mark (3) delante de la oficina de extranjería del Passeig de Sant Joan . Ayer llegaron a Barcelona procedentes de Ucrania tras un largo viaje en coche desde una ciudad cercana a Kiev huyendo de la guerra FOTO de FERRAN NADEU

Ruslan Nadyuk junto a su mujer Irina y sus hijos Daria, Emma y Mark, este miércoles frente a la Oficina de Extranjería de la subdelegación del Gobierno Central en Barcelona. / FERRAN NADEU

Cruzar la frontera

Ruslan tiene grabadas en la memoria las imágenes de la frontera con Polonia. "Hace mucho frío y solo se ven madres llorando desconsoladas y maridos que se tienen que quedar en el país porque no les dejan salir", asume. "Ni pagando un dineral te dejan irte", añade. Es por ello que decidió huir por la frontera con Moldavia. "Si eres padre soltero o tienes más de tres hijos menores de edad sí que te dejan salir", cuenta Ruslan. Ellos tuvieron que esperar más de 15 horas para poder cruzar. "Estaba lleno de gente, todo el mundo salía desesperado".

Haciendo la travesía han tardado tres días. Ahora están llegaron en Montcada y Reixac y se alojan en una habitación, en el piso de una amiga. "Es un piso pequeño, necesitamos otro lugar", afirma el padre. Está pendiente de si se lleva a su familia a Portugal, donde vive su hermana, o a Madrid, donde tiene algunos conocidos. "Si nos concedieran el asilo en Barcelona sería mejor. Necesitamos descansar unos días, lo que hemos vivido es demasiado fuerte", agrega.

La familia Nadyuk es sólo una de las centenares que están llegando, y llegaran muchas a Catalunya. Lo advierten Mijail Honcharenko y Stanislav Atanesov, socios de un bufete especializado en inversiones patrimoniales de rusohablantes, que están brindando asesoramiento gratuito a los ucranianos que huyen del país. "Tenemos cientos de llamadas a diario que nos piden asistencia", cuenta Atanesov. "El problema es que en la Oficina de Extranjería de Barcelona solo hay seis personas atendiendo y hace meses que están colapsados, no dan abasto", asegura Honcharenko.

Los otros refugiados

Sin estas solicitudes, los refugiados no pueden entrar en el sistema estatal que debe brindarles alojamiento, atención psicológica y apoyo lingüístico. Lo demuestra el rostro de Ali Omar, un joven mauritano que vivía como esclavo en su país. "Estuve durmiendo en la calle de Barcelona dos meses, ahora vivo en un albergue y he tardado cuatro meses para tener una primera entrevista", cuenta a las puertas de la oficina mientras espera a su abogada. Jesús Madrid sale de su cita abrumado. Le han denegado el asilo en España a pesar que salió de Honduras amenazado de muerte por las redes del narcotráfico. Se negó a abrir un restaurante tapadera de los capos de la droga. "Conseguí un trabajo aquí y mi empleador me daba alojamiento. Acabo de perder el permiso de trabajo. ¿Dónde voy a vivir?", se pregunta.

Barcelona 02/03/2022 La familia ucrania de Ruslan Nadyuk, su mujer Irina y sus hijos Daria (8) Emma (4) y Mark (3) delante de la oficina de extranjería del Passeig de Sant Joan . Ayer llegaron a Barcelona procedentes de Ucrania tras un largo viaje en coche desde una ciudad cercana a Kiev huyendo de la guerra FOTO de FERRAN NADEU

Jesus Madrid, refugiado hondureño a quien este martes le han denegado la protección internacional. / FERRAN NADEU

"En Barcelona la situación es especialmente crítica, el sistema para pedir cita está colapsado y los refugiados esperan varios meses para formalizar su solicitud de asilo y acceder al plan estatal de acogida", explica Dilara Ekmen, responsable de incidencia de la Comisió Catalana d'Ajuda al Refugiat (CCAR). Las oenegés especializadas en este tema están ya asesorando a la comunidad ucraniana, y a la espera de las órdenes que dicte la Comisión Europea en relación a la acogida de los refugiados ucranianos, que muy probablemente sigan un procedimiento especial. "Pase lo que pase, será necesario que los ayuntamientos y las comunidades autónomas activen recursos urgentes y extraordinarios para estos refugiados que ya están llegando e irán aumentando", añade Ekmen.

Recursos extraordinarios

Según los datos del consulado de Ucrania en Barcelona, ya son 210 personas las que necesitan asilo en Catalunya. Algunos están durmiendo en casas de españoles o ucranianos con los que tienen parentesco. Paralelamente, el Govern ha habilitado cuatro albergues para acogerles. La noche del martes había 114 personas, pero se trata de una medida temporal. Igual que la acogida de urgencia que ha brindado el Ayuntamiento de Barcelona, que la noche del martes acogió a 15 personas procedentes de Ucrania.

Algunas oenegés presionan para que el Ministerio de Migraciones amplíe las plazas del programa estatal de acogida. Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona también piden "gestos" a la Generalitat. El consistorio de Colau invierte más de tres millones de euros para acoger a los refugiados que están a la espera de tramitar sus solicitudes o se les ha denegado, a pesar de no ser su competencia. "Tenemos voluntad de abrir un fondo de contingencia para cubrir todas las necesidades allí donde no lleguen los fondos del Plan Estatal y con un modelo propio", se limitan a decir desde la conselleria de Feminismes i Igualtat del Govern.

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