Violencia adolescente

Jóvenes de La Florida, sobre el repunte del vandalismo: "Hay mucha rabia mal canalizada"

La violencia como poder y placer: ¿qué hay detrás del repunte del vandalismo juvenil?

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Jóvenes del barrio de La Florida de L'Hospitalet de Llobregat, este lunes.

Jóvenes del barrio de La Florida de L'Hospitalet de Llobregat, este lunes. / RICARD CUGAT

Helena López

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Aunque Michael llegó a L’Hospitalet con 1 año, siendo bebé –cuando su familia migró desde Ecuador–, siente que no ha encontrado su lugar "con la gente de aquí" hasta hace muy poco. Ahora tiene 22 años y la complicidad con la que se miran y el respeto con el que se hablan y escuchan no deja lugar a dudas de que el sitio que tanto le costó hallar era este; en el pequeño patio trasero del Pomezia, espacio autogestionado junto a 'Los bloques' en el que desde hace apenas unas semanas se reúnen Michael Álvarez (22), Irene Milena (21), Irene Pintor (24) y Julia Portal (24), los cuatro jóvenes de La Florida que luchan por sacar adelante la organización juvenil Altaveu Jove, un lugar de reflexión y cuidados entre chavales del barrio que nace como respuesta al crecimiento de los discursos de odio. 

Jóvenes del barrio de La Florida, en L'Hospitalet de Llobregat, este lunes.

Jóvenes del barrio de La Florida, en L'Hospitalet de Llobregat, este lunes. / RICARD CUGAT

El motivo del encuentro es charlar sobre jóvenes y violencia en el sentido más amplio, tras los episodios de las últimas semanas en Manresa, Molins de Rei y Sant Feliu de Llobregat. El único chico del grupo –estudiante de Bellas Artes y camarero– tiene clara la complejidad que anida tras las imágenes de los altercados que se hicieron virales. "Tampoco se puede reducir todo a que los jóvenes migrantes están enfadados, que lo están, y les sobran los motivos para estarlo. Pero si son 10 personas las implicadas en un altercado, son 10 historias distintas que hay que contar y entender. Porque si no las comprendemos, ¿qué sacamos de esto? ¿Cómo sabemos en qué hemos fallado como sociedad para llegar ahí?”, plantea el joven, quien destaca dos cosas de su experiencia personal.

"Para muchos chicos la violencia es la única forma de sentirse parte de algo"

Michael Álvarez

— 22 años

La primera es que dentro del grupo de chavales que le hacía ‘bullying’ en el colegio había un ecuatoriano, como él, pero más aceptado por el grupo precisamente por ejercer violencia. “Ahí ya hay un contexto”, reflexiona.  

Jóvenes el barrio de La Florida en L'Hospitalet, este lunes.

Jóvenes el barrio de La Florida en L'Hospitalet, este lunes. / RICARD CUGAT

La segunda es que no fue hasta que creció que aceptó –usa ese verbo– y se dio cuenta de que él también es "de aquí". "Yo soy parte de L’Hospitalet y en esta afirmación hay una parte de aceptación que es importante. Si no la hubiera hecho, podría haberme aislado y volverme también violento como acto de defensa. Así es como funcionan las pandillas. No es lo mismo que alguien ejerza violencia contra ti porque considere que no eres español a tú defenderte con violencia de la que estás sufriendo -señala-; por eso digo que seguro que cada uno de esos chicos de los vídeos de Manresa o de Molins son muy diferentes; cada uno con un contexto, y ya te digo yo que lo único que tienen en común es la ropa –quizá el peinado y poco más–, el odio y la violencia". 

La mayoría de estos actos los cometen hombres; también es un problema de género

Irene Milena

— 21 años

Pese a que los cuatro coinciden en que no se puede reducir todo al enfado, este sobrevuela todo el rato en la conversación. Los jóvenes están enfadados, no solo los violentos. “Hay mucha rabia mal canalizada”, resume Julia, a sus solo 24 años presidenta de la rejuvenecida asociación de vecinos del barrio conocido como el más denso de Europa. Irene M., la más joven del grupo, señala convencida un problema de masculinidad. "La mayoría de estos actos los cometen hombres. Las mujeres también estamos muy enfadadas y aprendemos a encauzarla de otra manera. Vamos a darnos cuenta de que también es una cuestión de género. Las mujeres también sufrimos muchas violencias, además de la machista que nos atraviesa en el día a día, y no reaccionamos así", sentencia esta hija de La Florida graduada en Criminología y estudiante de un máster en Resolución de conflictos, quien asegura entender los motivos que llevan a muchos chicos jóvenes a actuar así, pero insiste en que muchas mujeres en la misma situación no reaccionan con esa violencia.

"Las mujeres se quedan esa rabia y la sacan para adentro, contra ellas misma, con más problemas de salud mental"

Irene Pintor

— 24 años

Irene P., la cuarta integrante del grupo -máster en Psicopedagogía en paro- tiene claro que "las mujeres se quedan esa rabia y la sacan para adentro, contra ellas misma, con más problemas de salud mental".

Masculinidad frágil

Michael ve ahí un componente de que "la sociedad ha hecho que las mujeres compitan entre ellas y que los hombres se apoyen tejiendo redes de odio, porque la masculinidad está relacionada con la violencia, con lo físico, con el actuar. Tú te vas con ellos y es como ‘eh, bro, vamos a hacer eso’ y al final se abrazan y se sienten premiados por formar parte de esto. Por ejemplo, lo de Manresa. Les une el odio y el amor homorromántico, el protegerse entre ellos -explica-; lo llaman camaradería por no llamarlo amor entre hombres por la masculinidad frágil y eso".

Sobre si la violencia se ha banalizado por las redes sociales, los cuatro lo tienen clarísimo: "Solo piensas en los 'likes' que te pueda dar, no en el daño que haces a esa persona grabándola", algo a lo que achacan también el hecho de que "el sistema es cada vez es más individualista, y los chavales están muy solos expuestos a los discursos de odio que dominan las redes sociales y que estos reproducen muy fácilmente".

La violencia se banaliza, es como ‘eh bro, vamos a hacer eso’ y al final se abrazan y se sienten premiados por formar parte de esto

Michael Álvarez

— 22 años

A los cuatro miembros de Altaveu Jove les preocupa muchísimo que el relato que puede acompañar a las imágenes de los altercados dé alas a los discursos de extrema derecha en un barrio, además, en el que "las identificaciones por perfil racial son el pan de cada día", se enfada Julia. "Y ahí hay dos problemas: la rabia que generas en los jóvenes identificados por la policía solo por estar sentados en un banco; y el mensaje que esas actuaciones policiales manda al resto del barrio, criminalizando aún más a esos jóvenes", resume Irene P.

"Por eso cala tanto el mensaje de Morad", añade Julia. "Es que en determinado momento, en barrios como el nuestro, todos podemos ser Morad", se suma Michael. Su amiga Irene M. le mira con cara de desaprobación por primera vez en dos horas de conversación. "A través de sus canciones él también fomenta esta violencia que hay entre los chicos. Se le criminaliza de forma injusta, lo sé, pero si tienes tanta voz, podrías lanzar otros mensajes, para mí no es referente", concluye. Tampoco iban a estar de acuerdo en todo. Un espacio en el que discutir, de eso se trataba.

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