El duelo durante la infancia: así vive un niño la muerte de un ser querido según la edad

La sobreprotección, el desconocimiento de las familias para abordar el tema y el tabú que lo rodea son las principales dificultades 

Las expertas recomiendan hacerlo adaptándose a las necesidades de cada edad 

Funerarias como Mémora detectan muy poca participación de los menores en los sepelios 

En las últimas décadas, se ha apartado a los niños y adolescentes de todo lo relacionado con la muerte y el duelo

En las últimas décadas, se ha apartado a los niños y adolescentes de todo lo relacionado con la muerte y el duelo / Shutterstock

Xavier Pareja

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Un niño de entre 10 y 11 años habrá visto unas 8000 muertes violentas en la televisión. Son datos que arrojó un informe elaborado por la filósofa Blandine Krieger para el gobierno francés en 2002 y que podrían ser fácilmente extrapolables al resto de países de Europa y a la actualidad. A pesar de este contacto de los menores con la muerte, hablar sobre ella, aunque no sea de forma violenta, sigue siendo un tabú en la mayoría de los hogares. Las familias apartan a niños y adolescentes de todo aquello relacionado con la muerte y el duelo como un mecanismo de protección. Pero ¿realmente es positivo que los menores vivan al margen? 

“El tabú que hay alrededor de la muerte es comparable al que tuvo el sexo. Lo ven en la tele y en su entorno, pero no se habla. Cuando sobreprotegemos a un niño, en cierta forma lo estamos desprotegiendo. La muerte es una parte de la vida y es lo más certero que sabemos que llegará. Y, al final, los niños son capaces de afrontar cualquier cosa”, explicó la pediatra de la Unidad de Duelo infanto-juvenil del Hospital Sant Joan de Déu de Lleida, Montse Esquerda, durante unas jornadas organizadas por la Delegación Territorial de Tarragona del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) y la Fundación Mémora.  

No solo eso. Una pérdida afecta a todo el entorno y, en el caso de una familia, los niños y adolescentes no quedan exentos. Tampoco del duelo que genera el fallecimiento de un ser querido. “Cuando perdemos a un ser querido se desencadena un proceso de duelo. Este fenómeno afecta a toda la familia y los más pequeños también necesitan que su dolor sea reconocido y poder expresarlo”, afirma Lola Cabrera, psicóloga especializada en pérdidas que colabora con Mémora en los grupos de duelo.  

¿Por qué los niños no acuden a los funerales?

Hasta no hace muchas décadas los más pequeños de la casa participaban en todos los rituales vinculados con la muerte. Las personas morían y eran veladas en el hogar. Era un proceso aceptado y los niños participaban activamente de él. “La muerte era parte del proceso vital. Hoy en día la hemos convertido en un problema médico y la hemos desculturalizado”, apunta Esquerda.  

Eso es muy visible en los tanatorios. “Como funeraria, hemos notado que en los tanatorios no suelen acudir niños. La mayoría de los fallecidos son personas mayores, probablemente muchos de ellos abuelos, pero observamos que incluso en estos casos, los nietos no asisten al tanatorio. Creemos que esto se debe al miedo a la muerte que pueden tener los niños y también a la protección que los padres sienten hacia sus hijos, tratando de evitarles experiencias dolorosas o difíciles”, explican desde Mémora

Una de las tareas pendientes de las escuelas es hablar sobre la muerte y el duelo con naturalidad

Una de las tareas pendientes de las escuelas es hablar sobre la muerte y el duelo con naturalidad / Shutterstock

Para Xusa Serra, enfermera de la Unidad de Acompañamiento en Duelo y Final de Vida del Hospital Universitario General de Cataluña, el resultado que se consigue es precisamente el contrario. “Sabemos que los niños están preparados para la más triste noticia, pero no para las mentiras. No despedirse se les queda grabado para siempre. Esos niños que no pudieron participar del ritual, perdieron la oportunidad de ver el declive de la vida y ese déficit les deja un duelo pendiente de reparar”, apunta la experta, que desde el año 2010 imparte el taller “Sí que en sé en diferentes centros escolares de Catalunya con el objetivo de trabajar sobre el duelo.  

“Muchas familias y profesionales carecen de conocimientos sobre el duelo, puesto que ellos tampoco han recibido una formación. Con estos talleres queríamos crear una alfabetación emocional que supliera las deficiencias de la educación doméstica. Queríamos ayudarles a entender qué sienten, por qué y por quien”, afirma Serra. 

Por su parte, desde Mémora consideran fundamental abordar la muerte y el duelo con los niños y adolescentes. “Es importante que se haga en el seno de la familia, pero también en las escuelas. Es fundamental disponer de recursos, puesto que sigue siendo una asignatura pendiente en los colegios”, aseguran des de la funeraria que ha asesorado a varios colegios y realizado diferentes talleres. Además, a través de las Aulas Mémora, también ofrecen sesiones divulgativas sobre todas estas cuestiones.  

¿Cómo reacciona un niño o un adolescente ante una muerte?

El duelo infantil tiene algunas particularidades respecto al que viven los adultos. Para las personas adultas la muerte es irreversible, irreparable, universal y causal. Los niños muchas veces no pueden entender esas cuatro características. Para los primeros es algo desconocido, indeseable y temido; para los segundos es algo desconocido que provoca su curiosidad y deseo de aprender

Cabrera, por su parte, destaca algunas reacciones que podrían darse. “En el caso de los niños pueden aparecer comportamientos como la irritabilidad, realizar preguntas reiteradas, la ansiedad por separación o el pensamiento mágico. Los adolescentes, por su lado, pueden vivir las emociones muy intensamente, aparentar indiferencia, aislarse, o tener conductas de riesgo como beber, además de desarrollar trastornos del sueño y alimentación”, apunta.  

¿Cómo hablar de la muerte y el duelo con los niños?

Cabrera coincide con Esquerda en que la sobreprotección no es positiva. “Aunque intentemos protegerles, no les estamos contando verdad. Muchas veces no les explicamos la gravedad de la enfermedad del abuelo o retrasamos el momento de comunicarles la pérdida. Tarde o temprano tendrán que enfrentarse a la realidad”, asegura la experta.  

Cómo se encare el tema, puede marcar también cómo lo vivirá en su vida adulta. “Si la familia comparte lo que siente y facilita la expresión de las emociones, lo niños aprenderán y también lo harán. Si el modelo es totalmente el contrario y se evita hablar del tema, les transmitimos un modelo en el que no hay espacio para el dolor”, advierte la psicóloga colaboradora de Mémora. 

Existen muchos recursos para hablar sobre la muerte con los niños

Existen muchos recursos para hablar sobre la muerte con los niños / Shutterstock

En este sentido, para hablar sobre la muerte y el duelo con un menor, Cabrera recomienda tener en cuenta su edad, el vínculo con la persona fallecida y las circunstancias. Y para la misión destaca algunos puntos muy importantes: 

  1. Hacerlo sin prisas y con un tono de voz cálido y pausado. 
  2. Tener en cuenta el contacto visual y el físico. 
  3. Darles tiempo para procesar y asimilar todo. También para reaccionar. 
  4. Decirles siempre la verdad aunque sea de forma parcial. 

“En el caso de los niños es importante dedicarles tiempo, ayudarles a identificar y expresar las emociones, que pueda continuar con sus rutinas y ayudarles a disipar el sentimiento de culpa que pueda surgir. Con los adolescentes también es importante tenerles en cuenta. Hay que escucharles sin juzgarles, mostrar disponibilidad sin agobiarles y respetando su necesidad de intimidad. Y tanto en un caso como en el otro es importante comunicarlo al colegio”, explica Cabrera.