Hablar del duelo y la muerte en el aula: romper tabús para evitar el desconocimiento

¿Es bueno que los niños participen en todo aquello relacionado con la muerte y el duelo? Este debate, que se plantea frecuentemente en muchas familias y en las aulas, es una cuestión compleja con una gran diversidad de opiniones. La pandemia de la Covid-19 ha hecho que las las pérdidas hayan pasado a formar parte del día a día. Aún así, hablar de la muerte sigue siendo un tema tabú que se complica mucho más cuando los receptores de ese diálogo son niños y adolescentes.

Xusa Serra, enfermera de la Unidad de Acompañamiento en Duelo y Final de Vida del Hospital Universitario General de Cataluña, asegura que no hablar sobre la muerte genera “falta de conocimientos, inseguridad y temor”. “Hemos pasado de una sociedad que en los años sesenta trataba la muerte con normalidad y se preparaba y velaba el muerto en casa delante de los niños, a una en la que el desconocimiento nos lleva a la sobreprotección”, explica Serra, que participó en la charla “¿Cómo gestionar el duelo y las pérdidas en las aulas?” junto a la directora de la Escuela Miquel Martí i Pol de Sabadell, Mònica Marin, organizado por Tu Apoyo en Red con el apoyo de Fundación Mémora.

Desde la visión de las aulas, Marin reconoce que la muerte y el duelo solo se tratan cuando sucede. “Sigue habiendo tabú cuando tenemos que tratar sobre este tema, a pesar que el Covid-19 lo ha puesto con más fuerza encima de la mesa. No lo tenemos programado y es un tema fundamental porqué todos nos enfrentamos a ella. Falta formación, aunque también hay cierta resistencia por parte de las familias”, apunta la directora del Miquel Martí i Pol.

¿Cómo afrontar la muerte en las aulas?

Abordar la muerte en las aulas es complejo. “Es un tema incómodo y es más fácil mirar a otro lado. Hablar de ello nos hace sentir vulnerables y se confunde con debilidad. Si se da una educación emocional y se ve la vulnerabilidad como algo humano, es cuando se consigue hablar abiertamente”, explica Marin.

La negación social ante las pérdidas es un factor que ha arraigado en todos los ámbitos, también en la educación. “Muchas familias y profesionales carecen de conocimientos sobre el duelo, puesto que ellos tampoco han recibido una formación”, asegura Serra, quien además de haber escrito “I jo, també em moriré?”, imparte talleres sobre el duelo en centros educativos de Catalunya. En estos espacios, que se pusieron en marcha en 2010 y que abarcan desde P-3 hasta ciclos formativos, los alumnos pueden expresar sus emociones en un espacio seguro y los maestros pueden aprender más sobre cómo gestionar una situación así. En total, 27.000 alumnos ya los han realizado.

¿Pero qué recursos hay para hablar sobre el duelo en el aula? Serra destaca que hay mucha bibliografía, cuentos para todas las edades y películas en las que se trata la cuestión. “Las familias agradecen mucho tener una herramienta para ayudar a los niños y son el otro eje central sobre el que hay que trabajar”, explica la experta.

Para Marin es importante que los niños participen de los procesos de duelo. “Con ello se evitan resistencias en la edad adulta. Muchas veces hablas con las familias y parece que todo va muy bien, pero cuando indagas más, te encuentras con situaciones que ellos están sintiendo de forma intensa y necesitan ver que no hay tabús", apunta la profesora.

El duelo para los profesores

Para enseñar de forma adecuada, también hay que aprender. En este sentido, para gestionar la muerte y el duelo en el aula es fundamental que los profesores sean capaces de romper con el tabú y también saber gestionar sus propios trances. “Estas situaciones suponen una responsabilidad enorme. Los profesores tenemos que trabajar nuestros miedos y nuestras pérdidas. No podemos transmitirles esos problemas a los niños”, asegura Marin.

Serra lo ejemplifica. En un aula en el que fue a impartir una de sus formaciones, la profesora se mostró reacia. En el ejercicio, la experta pidió a los niños dibujar un caracol vivo y otro muerto. La maestra se puso a llorar, puesto que su hermano había fallecido hacia poco tiempo y era caracolero. “Para ella fue un río de emociones. Los niños se levantaron y fueron a abrazarla. Esa profesora, que no había gestionado su propio duelo, ahora pide la formación cada año”, explica Serra.

Aumento de trastornos emocionales

Actualmente hay 300 mil personas que se enfrentan a un duelo complicado. En 2017, de las 135.000 visitas atendidas en salud mental, 66.000 fueron a menores. “Uno de cada cuatro niños viven con trastornos de conducta, depresión, y fracaso escolar. Solo la misma cifra están diagnosticados y tratados. La mitad de los trastornos psicológicos provienen de la infancia y condicionan gravemente el futuro del adolescente”, asegura Serra.

El duelo, aunque no sea la causa mayoritaria de estos problemas, sí que merece una gestión adecuada para evitar otros problemas como la rabia, la frustración, la soledad o un mayor uso de la tecnología. “El duelo de un niño se basa en la observación de la familia. Ellos merecen conocer la verdad, sentirse acompañados, respetados y queridos. Lo importante es que puedan compartir las emociones y dejarles preguntar cuando quieran”, apunta la experta.

¿Y si el menor pregunta sobre una pérdida? Serra lo resuelve rápidamente: devolver una pregunta con otra. “Cuando un niño pregunta, el ya se ha planteado una respuesta. Un “¿tú qué crees?” puede ayudarlo a que exprese aquello que le preocupa o piensa. En el fondo es abrir al diálogo un tema que nos preocupa a todos”, asegura Serra.

¿Cómo tratar el suicidio en el aula?

El suicidio es una de las muertes más difíciles de digerir. En Barcelona es la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 y 29 años. La mayoría de ocasiones, por problemas no resueltos. “Las necesidades emocionales no resueltas se pueden mantener en el tiempo y, al crecer, les llevan a querer huir”, explica la experta.

“El 95% de las personas que se suicidan sufren algún trastorno psicológico. Es una muerte impuesta. Es una muerte muy difícil y cuesta mucho entender que alguien ya no quiera vivir”, asegura Serra. En este sentido, también es importante hablar con los menores sobre este tipo de muertes, primero como prevención y también para entender las emociones que se producen.