Papado de Francisco

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MONSEÑOR FERNANDO OCARIZ NUEVO PRELADO DEL OPUS DEI

MONSEÑOR FERNANDO OCARIZ NUEVO PRELADO DEL OPUS DEI / agencia

Irene Savio

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"Francisco ha situado el Opus Dei en el purgatorio”. A esta conclusión ha llegado el historiador Giovanni Maria Vian en un artículo sobre las "ásperas polémicas" y la reciente decisión del papa Francisco de recortar —por segunda vez en un año— la cuota de poder de la antaño influyente organización católica de origen español. Unas palabras de peso dado el cargo ocupado por Vian durante más de una década (desde 2007 a 2018), el de director de 'L’Osservatore Romano', el diario del Vaticano.

"Ha hecho falta un papa jesuita para demoler el Opus Dei"

Sandro Magister

— Vaticanista

"Dos son las razones que ayudan a entender, en el plan histórico, la actitud de Jorge Mario Bergoglio hacia el Opus Dei", argumenta Vian. Por una parte, hay que recordar la "difícil relación" y "la tradicional enemistad" de este grupo con los jesuitas, "sobre todo en los inicios, en la España de la posguerra civil". Por otra parte, no hay que olvidar el "fulgurante ascenso" de esta institución fundada por José María Escrivá de Balaguer durante el pontificado del también muy conservador Juan Pablo II.

Una reconstrucción inusualmente clara sobre esta organización de 90.000 laicos y 2.000 sacerdotes que recientemente ha visto cómo el Vaticano le ha hecho cortes de manga. El primer revés fue, en agosto del año pasado, la decisión del Papa jesuita de disminuir el poder y autonomía tanto al jefe del Opus Dei como de la institución en sí. Lo que se tradujo, por ejemplo, en que hoy el líder del Opus Dei ya no puede ser "distinguido" con el cargo de obispo y la organización tiene que rendir cuentas y ser evaluada por el Dicasterio del Clero, algo que anteriormente hacía internamente. 

Un cambio copernicano al que este verano se ha sumado otro 'motu propio' papal, un documento papal que estableció esencialmente el fin del estatus de excepcionalidad de 'prelatura personal' del Opus Dei (la única organización que gozaba de este título), y su paso a ser una mera asociación clerical pública. En la práctica, esto significa que los laicos de la organización podrán dedicarse a misiones del Opus Dei pero estas iniciativas deberán ser establecidas por un nuevo estatuto (cuya elaboración aún no ha acabado) y deberán estar integrados dentro de las parroquias según sea su lugar de residencia.

Los cambios ratifican así un deselance anunciado, puesto que desde hace tiempo la organización empezó a perder peso en la Iglesia. Testimonio de ello es que ni el hoy fallecido Benedicto XVI ni Francisco concedieron la birreta cardenalicia a José Horacio Gómez, un popular defensor de los migrantes que durante tres años fue también presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense.

El último éxito visible del Opus Dei se remonte a 2014, año en el que fue declarado beato Álvaro del Portillo, el prelado que en 1982 había conseguido que el Opus Dei fuera declarada prelatura personal.

Con este preámbulo, el actual jefe del Opus Dei, Fernando Ocáriz, celebró en abril pasado un congreso general extraordinario, tras las turbulencias que los cambios han creado dentro de la organización. Mientras que el propio Papa intentó matizar los cambios, que enmarcó en una serie de novedades introducidas también para otros grupos religiosos, como Comunión y Liberación, los neocatecumenales y los Focolarinos, entre otros. "No he castigado ni he invadido al Opus Dei", ha dicho Francisco. "La medida es una reubicación que había que resolver", añadió al considerar que no se debe tratar al Opus ni como "víctimas ni como reos que han recibido un castigo".

Polémicas infinitas

En verdad, la polémica ha sido constante en los últimos años. Por ejemplo, la abrupta salida del estadounidense Greg Burke, numerario del Opus Dei. En 2018, Burke abandonó —junto con su segunda, la española Paloma García Ovejero—, la portavocía del Vaticano en circunstancias nunca aclaradas completamente.  

"Ha hecho falta un Papa jesuita para demoler el Opus Dei", exponía la semana pasada el vaticanista Sandro Magister, vinculado a sectores conservadores. "En los inicios del pontificado de Francisco, el Opus Dei contaba con dos cardenales destacados: en la curia, Julián Herranz Casado, un canonista reconocido; en Perú, Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima. Además, eran numerosas las diócesis en todo el mundo dirigidas por miembros de la Obra", recordaba Magister. 

"Herranz y Cipriani salieron rápidamente de escena, también por razones de edad, y los obispos de la Obra también desaparecieron paulatinamente", añadía. Con ello, en la actualidad, el Opus Dei "ya no tiene ningún rol importante ni en el Vaticano, después de haber perdido en el ahora lejano 2012 la presidencia del IOR, el banco de la Santa Sede, con la expulsión de su supernumerario Ettore Gotti Tedeschi", remachó Magister.

"El papa Francisco ha reducido el Opus Dei a un estatus incluso inferior al de Instituto secular", concluye, por su parte, Giancarlo Rocca, conocedor del Opus Dei y sacerdote de la Sociedad de San Pablo.

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