Ola de calor en Catalunya

Sobrevivir a 39 ºC dentro de casa, las garras de la pobreza energética

La pobreza energética se duplica en dos años en Catalunya

¿Quién es vulnerable y quién no?: estos son los criterios que importan con la pobreza

Pobreza energética

Pobreza energética / ANIOL RESCLOSA

Meritxell Comas

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Maria Esteban (69 años) y su marido, Ginés Zafón (71 años), hace más de medio año que han tenido que hacerse cargo de sus nietos, de 12 y 13 años. «Sus padres no tenían recursos suficientes para mantenerlos», confiesa Esteban. Ahora, los cuatro viven en una torre de 80 metros cuadrados situada en una urbanización de Llagostera, que lamenta que «no está acondicionada para vivir durante todo el año» (de hecho, hasta el 2007 era la segunda residencia del matrimonio donde, desde Sant Boi de Llobregat, venían a pasar los fines de semana y veranos).

Las temperaturas extremas, ayer, volvieron a ponerlas a prueba. Y es que en plena ola de calor, llegaron a los 39º en el interior de la vivienda. «Es muy angustioso porque no tienes ganas ni fuerzas para hacer nada, te despiertas y lo único que quieres es estirarte en el sofá», explica.

Paliar los efectos de la calor

Esto les ha obligado a dar cuerda a la imaginación (pero también a recuperar antiguas costumbres) para paliar los efectos de las altas temperaturas, desde ir cambiado de aposento durante el día a medida que el sol se cuela por la ventana a refrescarse con trapos húmedos, pasando por rescatar el abanico del cajón o montar una pequeña piscina en el patio. Aunque nunca habían oído hablar de los refugios climáticos, lo han hecho por inercia: «Cuando vamos al supermercado o a un centro comercial, en lugar de hacer la compra y marchar nos estamos tanto tiempo como podemos, allí estar frescos es gratis» , celebra Esteban.

La Cruz Roja de Girona, que les acompaña desde noviembre del año pasado, les hizo llegar un ventilador hace poco más de un mes. «Ha sido nuestra salvación, todo el mundo quiere ponerse delante, es el único lugar en el que se está bien», confiesa. Por las noches, dormir es toda una odisea: «Dormimos fatal, si corre un poco de aire todavía, pero si no es imposible», lamenta. Sin embargo, se han acostumbrado a vivir impregnados de sudor. «Me paso el día con el pelo empapado en sudor, parece que permanentemente acabe de salir de la ducha», relata. «Pero no nos queda más remedio, solo pensar que mañana será otro día», señala.

Cuatro bocas con 1.500 euros

Con unos ingresos que rozan los 1.500 euros mensuales, entre la pensión de jubilación de él y una no contributiva de ella (Esteban tiene una discapacidad del 65% y pocos años cotizados porque tuvo que dejar de trabajar para hacerse cargo de sus hijos), hacen manos y mangas para llegar a fin de mes. E instalar aire acondicionado o mejorar el aislamiento térmico se han convertido en un lujo que no pueden permitirse. «Cuando sólo éramos nosotros dos podíamos cubrir gastos, pero cuando pasamos a ser cuatro, la cosa empezó a complicarse», confiesa.

A lo largo del 2023, la Cruz Roja de Girona prevé cuadruplicar a las personas atendidas que sufren una situación de pobreza energética en el conjunto de las comarcas gerundenses, pasando de las 200 personas acompañadas el año pasado a las 750 este año (en lo que llevamos de año, la entidad ya ha atendido a 460). "Es una cifra que nos preocupa, cada vez hay más personas que no pueden hacer frente al pago de las facturas de los suministros básicos", asegura la técnica de Ahorro Energético de la Cruz Roja de Girona, Dúnia Garcia. "Nos encontramos con facturas, sobre todo de gas, muy elevadas, hay familias con una deuda en la factura del gas de hasta 960 euros en sólo dos meses", alerta.

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