Investigación cerrada

La policía de Tailandia descarta la muerte accidental y la presencia de cómplices en el caso de Daniel Sancho

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La Policía tailandesa acusa a Daniel Sancho de asesinato premeditado y solicitará la pena de muerte

La Policía tailandesa acusa a Daniel Sancho de asesinato premeditado y solicitará la pena de muerte. / VÍDEO: EFE

Adrián Foncillas

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Un asesinato planeado, cometido en solitario y que, a juicio de los investigadores, merece la pena de muerte. Son las conclusiones de la investigación del caso de Daniel Sancho, asesino confeso del cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta, que la policía de Tailandia ha presentado este martes. Durante la rueda de prensa en la comisaría de Koh Panghán, oficiada por 'Big Joke', el más mediático policia tailandés, ha habido confirmación de cuestiones conocidas, alguna duda persistente, datos nuevos y bastante embrollo. "Sí, pena de muerte", remachaba Surachate Hakparn, también subdirector del cuerpo nacional de policía.

“Hemos consultado al fiscal sobre algunas de las pruebas y son suficientes para acusarle de asesinato premeditado, lo que conlleva la pena de muerte", ha razonado 'Big Joke' ('Gran Broma, en inglés). La petición excede sus competencias. Será la fiscalía la que trasladará al tribunal la petición de pena tras recibir las investigaciones policiales. El crimen, en todo caso, es castigado con la pena capital en Tailandia aunque raramente se ejecuta. El amontonamiento de evidencias en contra sugiere que la mejor vía para que Sancho alivie su sentencia, y quizás la única, es mantener su declaración de culpabilidad.

El subdirector de la Policía de Tailandia se desplaza a Koh Phangan por el caso de Daniel Sancho

El subdirector de la Policía de Tailandia se desplaza a Koh Phangan por el caso de Daniel Sancho. /

La muerte de Arrieta llegó tras una discusión en la que Sancho acuchilló al colombiano y este, en la caída, se golpeó la cabeza con el baño. Será necesaria la autopsia para concretar si le mató lo uno o lo otro. La diferencia, según expertos consultados por EL PERIÓDICO, no variará la pena de forma sustancial: "No es lo mismo desnucarse por un empujón en una riña que tras haber recibido una puñalada en el pecho derecho", explica el magistrado Ignacio González Vega.

En la rueda de prensa, la policía ha mostrado la fotografía de la camisa de Arrieta, agujereada por la cuchillada, que, extrañamente, carece de una gota de sangre. Esa pelea no mitiga el carácter premeditado, ha insistido la policía, en contra de la teoría del arrebato que defendió Sancho tras su detención.

Surachate ha aludido al febril aprovisionamiento de artículos de limpieza y armas que hizo Sancho. Este diario ya desveló que, en la víspera del asesinato, el chef había comprado un cuchillo de carnicero con una hoja de 34 centímetros. Y apenas dos horas antes de recibir a Arrieta en el embarcadero de Koh Pangán, Sancho regresó al supermercado en busca de otro cuchillo y de una sierra. "El sospechoso mató a la víctima porque esta no quería dar por terminada su relación", ha añadido Surachate.

De los 80.000 dólares en efectivo con los que el cirujano colombiano llegó a la isla para comprar equipamiento médico sólo se encontraron 9.000 dólares en la caja fuerte de la habitación del hotel.

Sancho careció de ayuda para perpetrar el crimen, ha insistido la policía. Sólo su ADN fue hallado en los guantes de plástico. Y en la sangre hallada en el suelo de la habitación solo había ADN del español y de Arrieta. Nadie más fue captado por las cámaras de las calles.

La tesis del cómplice había sido aireada en los últimos días por el despacho de abogados que representa legalmente a Sancho basándose en el escaso tiempo para descuartizar el cadáver, apenas tres horas, y en los diferentes tipos de cortes derectados por los forenses tailandeses en el cuerpo de Arrieta.

El uso de una sierra, conocido esta martes, explica ambos sin necesidad de cooperación. Ramón Chipirrás, socio del bufete que lleva la defensa de Sancho, da por enterrada la tesis. "Hay que respetar la profesionalidad de la policía tailandesa", afirma a este diario.

El letrado ha trabajado a ciegas, sin contar con las actuaciones policiales ni judiciales, con la magra información oficial y un puñado de filtraciones periodísticas. El domingo, minutos antes de que este diario publicara en exclusiva el recibo del supermercado, el despacho desconocía sus detalles y preguntaba al periodista por la longitud del cuchillo y la hora de la compra.

La jornada de este martes ha servido para confirmar el oscuro horizonte de Sancho y la égida de Surachate, recurrente apagafuegos de asuntos varios y de crímenes con extranjeros involucrados en particular. Llegó a la isla en cuanto aparecieron los primeros restos humanos en el vertedero, delegó la tarea en la policía local y regresó desde Bangkok para poner el broche final al caso.

Este martes, ha aterrizado en helicóptero en el descampado frente a la comisaría con la pompa de una estrella hollywoodiense, ha aceptado las ofrendas florales y se ha puesto al corriente del caso con la policía local antes de enfrentarse a la prensa española. La razón de ese prestigio, sin contar su enésima portada, es un misterio: su precario inglés no daba para la comunicación y a menudo delegaba en sus colegas locales por desconocimiento de las respuestas.