Cifra superior a la registrada en todo 2022
39 huérfanos este año por violencia machista: niños víctimas del trauma y el desamparo
Seis niños han perdido a su madre esta semana en crímenes machistas
Las entidades apuntan a que el 70% de los asesinatos se cometen delante de los hijos
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Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
En lo que va de año, la violencia machista ha dejado huérfanos a 39 menores de edad, una cifra terrible que ya supera a la registrada en todo el año anterior (38 huérfanos). En 2021 fueron 32. Y en 2020, 26. De hecho, en el crimen de Almería, fueron los propios niños los que, tras presenciar el crimen, alertaron a los vecinos. Cuando la policía llegó, el padre los llegó a utilizar como escudo con el mismo cuchillo con el que había matado a la mujer.
Desde 2013 la cifra de niños y niñas huérfanos por la violencia machista asciende a 416
Son niños y niñas que, en muchas ocasiones, han sido testigos de los asesinatos y, previamente, de palizas, golpes e insultos. A veces son ellos los que han pedido ayuda a los vecinos o los servicios de emergencia. Así ha ocurrido esta semana en Almería o en Pozoblanco (Córdoba), dos de los tres crímenes registrados en 24 horas que han dejado huérfanos a seis niños. Desde 2013 -año en el que comenzaron a realizarse estadísticas oficiales- la cifra de niños y niñas huérfanos por la violencia contra la mujer asciende a 416. ¿Cómo se sobrevive al hecho de ver a tu padre asesinar a tu madre? ¿Cómo cuida y protege la Administración a estos menores? ¿Qué pasa cuando cumplen 18 años?
“El entorno de violencia en el que han vivido ha condicionado su bienestar y ha impedido que hayan podido desarrollarse en plenitud”
Estamos delante de víctimas invisibles. “El entorno de violencia en el que han vivido ha condicionado su bienestar y ha impedido que hayan podido desarrollarse en plenitud. La infancia es, probablemente la época de mayor vulnerabilidad, cuando somos más dependientes de nuestros progenitores”, explica Joaquín García Cazorla, promotor del Fondo de Becas Soledad Cazorla que gestiona Fundación Mujeres y que proporciona ayuda económica a niños y niñas víctimas de violencia machista para su recuperación psicológica y su formación académica. Libros y corazones forman parte, precisamente, del logo del Fondo, una iniciativa solidaria promovida en 2016 por el marido y los hijos de Soledad Cazorla, primera fiscal de sala contra la violencia de género de la Fiscalía General del Estado.
Aunque no hay estadísticas, la experiencia del Fondo es que aproximadamente el 70% de los asesinatos machistas se comenten delante de los hijos, que tienen muchas probabilidades de desarrollar algún problema de salud mental, como ansiedad o depresión. De ahí, que resulte básica la asistencia psicológica y proporcionarles entornos seguros.
"Aunque no hayan recibido un golpe físico directo, convivir con la violencia en casa y ver cómo sufre su madre implica que tengan unos efectos claros y unas consecuencias muy similares a las de las mujeres maltratadas. Son niños y niñas que sienten miedo, temor, tristeza y la sensación de que el mundo es un lugar inseguro y violento", afirma Alba Alfageme, psicóloga especializada en violencias machistas. La experta insiste en lo fundamental que es detectar el problema para que los menores no interioricen la violencia y los roles que están viendo en casa.
Vulnerables
"Tras la muerte de sus madres, la situación de vulnerabilidad no hace más que incrementarse", destaca García Cazorla. No solo por el terrible dolor y trauma causado por la pérdida, con el impacto emocional y psicológico que supone, sino porque a partir de ese momento deben afrontar un largo y difícil camino. Una opción es que algún familiar los acoja o los adopte, con el impacto psicológico y económico que comporta para esas personas. Si no, quedan bajo la tutela de la Administración y viviendo en casas de acogida.
"Para estos niños, haber presenciado el asesinato o haber encontrado el cuerpo de su madre es la punta del iceberg de todo lo que ha estado sufriendo en casa"
"Para estos niños, haber presenciado el asesinato o haber encontrado el cuerpo de su madre es la punta del iceberg de todo lo que ha estado sufriendo en casa", explica, en declaraciones a Efe, Marina Cortijo, presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes, haciendo hincapié en que los menores están en una etapa vital importante que marca su desarrollo.
Dificultades de acceso a ayudas
Al duelo que sufren se le añade otro problema. En este caso, burocrático. Acceder a las ayudas económicas a las que tienen derecho es una odisea burocrática e infernal que depende, además, de la comunidad autónoma de residencia.
En 2019 y gracias, entre otras iniciativas, al empuje del Fondo de Becas Soledad Cazorla, la ley cambió para que la prestación por orfandad se concediera a todos los niños. Hasta entonces solo se daba si la madre estaba trabajando y cotizando a la Seguridad Social en el momento de su muerte y tenía 15 años como mínimo de cotización. En 2022, también se produjo otro cambio importante: ampliar la prestación a los casos en los que no había sido el padre el que había cometido el crimen sino una pareja o expareja de la madre.
Joshua Alonso y la tutela de su hermano
Un ejemplo del 'via crucis' burocrático al que se enfrentan las víctimas es el de Joshua Alonso. En 2017 su madre murió en el incendio de su casa, provocado por su expareja en Redondela (cerca de Vigo). Tenía 25 años y no tuvo tiempo de llorarla.
El seguro no se hizo responsable de la casa al considerar el suceso un suicidio. Ni Sesé, nombre con el que era conocida la mujer, ni su expareja habían redactado testamento. Joshua tuvo que enfrentarse al impuesto de sucesiones, la cancelación de deudas, la declaración de herederos y, sobre todo, la tutela de su hermano, menor de edad. Joshua llegó a ir al Senado y al Parlamento Europeo para pedir más protección a los huérfanos de violencia machista. Su lucha hizo cambiar leyes.
Mayores de 18 años
Al igual que Joshua, cientos de chicos y chicas mayores de 18 años son también víctimas de la violencia machista. Desde 2013 hasta 2021 (no hay datos de 2022 ni 2023), 339 chavales y chavalas mayores de edad han sufrido la muerte de sus madres a manos de sus padres y sufren un doble desamparo al verse excluidos de las prestaciones sociales.
En el caso de los menores, su vulnerabilidad se incrementa cuando cumplen la mayoría de edad. Ahí se abre otro abismo. “A partir de los 18 años, la prestación de orfandad está condicionada a que sigan estudiando. Pero ¿cómo van a pagarse los estudios y el alquiler de un sitio donde vivir? El dinero no les alcanza”, sostiene García Cazorla. El Fondo, de hecho, tiene un nuevo y firme propósito: conseguir que la ley amplíe la prestación y la cobertura de las ayudas hasta los 26 años.
La presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes hace la misma petición. “Conociendo la situación económica actual, no es real que a los 18 años te puedas independizar. Se pueden quedar en situación de desamparo” destaca.
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