Comienzan las vacaciones escolares

El precio de conciliar en verano: las familias se gastan entre 800 y 1.000 euros en colonias y actividades

El principal obstáculo para acudir a los 'casals' es el precio, prohibitivo para muchos hogares, en los que los niños se pierden esa oportunidad de aprender y disfrutar

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Campamentos de verano. Piscina

Campamentos de verano. Piscina / José Luis Roca

Olga Pereda

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Campamentos, colonias, casals, cursos, viajes, canguros, un profesor particular para reforzar alguna asignatura… Las familias afrontan en verano un importante desembolso para sobrellevar las vacaciones escolares de sus hijos, que empiezan este viernes y durarán 11 semanas. Padres y madres tienen, en el mejor de los casos, tres o cuatro semanas de descanso laboral estival. Para una familia media con dos hijos, organizar este tetris infernal puede comportar un gasto de entre 800 y 1.000 euros, según la estimación que realiza Affac (Associacions Federades de Famílies d’Alumnes de Catalunya). “Es una barbaridad de dinero y en muchos hogares es inalcanzable”, sentencia Lidon Gasull, directora de la federación.

Madres, padres y organizaciones sociales piden que la oferta lúdica y educativa veraniega sea considerado un servicio público y universal para evitar desigualdades

“Si tienes familia, el verano te sale por un ojo de la cara. Todos estamos esperando la paga extra de julio para dedicarla íntegra a los campamentos de los niños. Pero es que nos hace falta, es la vía de salvación para la conciliación”, añade Covadonga Berjón, portavoz de la Asociación Nacional de Empresas de Actividades y Campamentos (Aneacamp).

Tras el durísimo golpe que supuso la pandemia en 2020 (con una caída de la facturación del 80%), el sector ha remontado el vuelo. En 2022, la facturación alcanzó los 370 millones de euros. La subida del IPC ha provocado un incremento del precio de los campamentos este año, aunque las empresas han tratado de amortiguarlo, añade Berjón, que explica que muchas familias han tenido que escoger entre el viaje de fin de curso o el campamento de verano porque no pueden costear ambas actividades.

Entre los niños más pequeños (entre 4 y 6 años) predominan los 'casals' urbanos y diurnos, muchos de los cuales se organizan en el propio colegio. En el caso de los chavales de 8 a 17 años, también tienen éxito las colonias y campamentos.

La brecha económica hace que, en Catalunya, cuatro de cada diez niños y niñas de entre 6 y 16 años se queden sin un verano enriquecedor y estimulante

Ya sean urbanos o en la naturaleza, los campamentos y los 'casals' no son un aparcamiento infantil. Son una oportunidad educativa y lúdica a la que muchas familias tienen que renunciar por falta de presupuesto. Aunque hay de todo, la mayoría están enfocados en el deporte. Hay algunos más económicos, que son los que están organizados por los ayuntamientos o algunas asociaciones. Pero la inmensa mayoría de ellos son privados. La brecha económica y social hace que, en Catalunya, cuatro de cada diez niños y niñas de entre 6 y 16 años se queden sin un verano enriquecedor y estimulante. Así lo afirma un estudio de 2022 elaborado por Educació 360, organización que exige a los poderes públicos que consideren las actividades infantiles de verano como “un servicio público y universal”.

El informe de Educació 360 cifra el gasto de las familias catalanas en 247 euros durante 3,2 semanas. El número no deja de ser una media. No es difícil encontrar familias con tres niños que se dejan la friolera de 2.500 euros para poder compaginar las vacaciones de los chavales con la de los padres. También hay quien paga campamentos privados fuera de su ciudad que duran cinco días y cuestan 500 euros. En la misma ciudad y con horarios que incluyen la comida, el precio suelen rondar los 180 euros. También los hay que no incluyen el almuerzo, así que los padres y las madres se ven obligados a acortar su jornada laboral para ir a buscarlos o pedir ayuda a los abuelos (en caso, claro está, de que puedan y tengan la suficiente forma física como para encargarse de los nietos).

"No acudir a cursos o campamentos de verano conlleva una pérdida de aprendizaje que afecta especialmente a las familias más vulnerables”

— Enric Aragonès, director de l’Aliança Educació 360,

“La conciliación en verano implica que tus hijos disfruten de tu presencia, y tú, de la suya. Pero también que los chavales tengan una oportunidad educativa y lúdica. No acudir a cursos o campamentos de verano conlleva una pérdida de aprendizaje que afecta especialmente a las familias más vulnerables”, explica Enric Aragonès, director de l’Aliança Educació 360, que insiste en la urgencia de que el verano deje de ser un factor que incrementa las desigualdades educativas.

“El principal obstáculo para acudir a campamentos, cursos, o 'casals' es el precio”, añade Aragonès. De hecho, la oferta educativa y lúdica veraniega es una opción que escogen el 72% de las familias catalanas con alto poder adquisitivo, mientras que en las más vulnerables el porcentaje de participación se queda en un 41%, según la encuesta de 2022 de Educació 360.

Más gasto que en septiembre

“Las cifras son claras: de poco sirve vanagloriarse del modelo educativo catalán si no hacemos nada para fomentar una práctica universal que sirva de palanca contra las desigualdades educativas”, concluye el informe.

En la misma línea, la representante de Affac insta a los poderes públicos a tomar nota de este estresante problema para las familias, que comporta un desembolso casi mayor que el que se acomete en septiembre con el inicio de curso y la compra de material escolar. 

"La educación, incluida la estival, no debe ser una responsabilidad privada de las familias sino una cuestión de Estado”

— Lidón Gasull, directora de Fapac

“Cuidar a la infancia significa ayudar a los padres y las madres. Pero en lugar de incentivar la natalidad, los poderes públicos parece que hacen todo lo contrario. Además, la educación -incluida la estival- no debe ser una responsabilidad privada de las familias, sino una cuestión de Estado”, recuerda Gasull. “Hay mucha diferencia entre pasar un mes de julio estimulante a nivel deportivo, cultural y educativo y con nuevas experiencias a estar todo este tiempo encerrado en casa, delante de una pantalla. Esa desigualdad se suma cuando regresan al colegio en septiembre”, añade.

Gasull insiste en que el cuidado de los hijos -también en verano- sigue recayendo en mucha mayor medida en las madres, lo cual genera pobreza femenina y expulsa a muchas del mercado laboral. “Te sale más barato no trabajar y cuidar de tus hijos que pagar los campamentos”, critica. 

"La conciliación en verano es un privilegio pagado, tenemos que reivindicar una legislación para que cambie", sentenció Laura Baena, activista de la conciliación y presidenta del Club Malasmadres en el progrma de TVE 'Hablando claro'.

Reservar el 30% de las plazas para familias más vulnerables, ofrecer más becas y ayudas, incrementar los servicios complementarios de bajo coste (desayuno y comida) y ampliar la oferta a agosto (un mes desértico en lo que a campamentos infantiles se refiere) son algunas de las medidas que Educació 360 plantea al Govern.

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