El tráfico en la C-31 Sur ha crecido un 9% desde que se produjo la avería en la R2 de Rodalies

Las alcaldesas de Sitges y de Vilanova i la Geltrú advertían el pasado viernes de los posibles efectos de la avería en la estación de Gavà de la línea R2 de Rodalies. Avisaban de consecuencias para la economía y también señalaban que muchos viajeros del tren se verían obligados a sacar el coche del parking para poder ir a trabajar. Los datos del Servei Català de Trànsit parecen confirmar lo que entonces era un temor: el paso de vehículos por la C-31 Sur entre las siete y las 10 de la mañana ha crecido casi un 9% en esta última semana respecto a la anterior.

La caída del enclavamiento, el sistema eléctrico que gestiona todas las señales de la estación de Gavà, ha dejado este corredor ferroviario con la mitad de los trenes habituales. Tanto Renfe como la Generalitat han puesto a disposición de los viajeros un servicio complementario de autobuses, pero sea por pereza o por desconocimiento, este lunes esta alternativa funcionaba a medio gas, mientras que los convois volvían a ir llenos hasta la bandera. El martes, primer laborable con el ramal sur de la R2 tocado, el tráfico en la C-31 Sur ya había crecido un 6,8%. Pero era solo el aperitivo de lo que estaba por llegar.

El miércoles, siempre según cifras de Trànsit, esta carretera cuyo titular es la Generalitat de Catalunya, registró un 18,4% más de coches que el mismo día de la semana anterior. Esos 12 puntos porcentuales de más pudieron deberse a las condiciones de viaje que los usuarios se encontraron durante el primer día con la R2 guillotinada. Visto el caos, reflexionaron de vuelta a casa y se prometieron: "Mañana cojo el coche". Es un suponer, por supuesto. El jueves, de hecho, el crecimiento respecto a la semana anterior fue inferior (+4,7%), mientras que el viernes volvieron a dispararse los contadores, con una subida del 13,6%.

Fin de semana

Lo mismo ha sucedido el fin de semana: un 10,2% más de coches el sábado y un 7,3% de incremento, el domingo. Este lunes, una semana después de la avería cuyas causas todavía no han sido aclaradas por Adif, Trànsit ha notificado un 5,9% más de vehículos. En total, en los últimos siete días, entre las siete y las 10 de la mañana, han pasado por la C-31 Sur un total de 46.223 coches, casi 4.000 más que en el mismo periodo de la semana anterior, lo que significa un aumento del 8,65%. Un porcentaje que es una bomba en la línea de flotación de la lucha contra la crisis climática, que en materia de movilidad se traduce en promoción del transporte público en detrimento del privado.

Podría pensarse que ha sido una semana de tráfico más intenso de lo habitual. Podría suceder que todas las arterias que van hacia la gran ciudad hayan registrado puntas similares. No ha sido el caso. Si se compara con el resto de vías rápidas que se dirigen a Barcelona, el comportamiento de la C-31 Sur ha sido un bicho raro. Desde el sur, la C-32 (con peaje) ha caído un 1,4%, la A-2 ha crecido un 1,87% y la B-23 ha decrecido un 3,88%.

Desde el norte, la C-58 ha subido un 0,94%, la C-17 ha registrado un 1,84% más de coches, la C-33 ha escalado un 1,65%, la B-20 ha perdido un 1,73% y la C-31 ha crecido un 3,87%. Si se suman todas estas vías, desde que el cable eléctrico fundió los plomos de la estación de Gavà de la R2 se han contabilizado, en la franja matinal, un total de 702.476 vehículos, un pírrico 0,73% más que que en la semana anterior. Es decir, el pico de la C-31 Sur puede atribuirse sin correr demasiados riesgos a la avería de Rodalies.

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