Entrevista

Maribel Vila, terapeuta con perros: "Los adolescentes deben saber que hay esperanza y posibilidad de cambio"

Maribel Vila es desde hace 15 años responsable de El Racó de Milú, entidad que trabaja con terapias asistidas con animales en proyectos educativos con infancia y adolescencia en riesgo y en salud mental, entre otros colectivos

Maribel Vila, responsable de El Racó de Milú, que trabaja con perros problemas de salud mental en niños y adolescentes.

Maribel Vila, responsable de El Racó de Milú, que trabaja con perros problemas de salud mental en niños y adolescentes. / El Periódico

Ángeles Doñate

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-La pandemia ha disparado los problemas de salud mental entre niños y adolescentes. El 26,8% de los niños de Catalunya de entre 11 y 18 años -uno de cada cuatro- se ha autolesionado alguna vez, según la encuesta de salud emocional del Departament d'Educació.

-Desgraciadamente, desde hace años, los problemas de salud mental en estas edades son crecientes. Vivimos en una sociedad competitiva y compleja, formada por personas cada vez con más matices: a los niños y jóvenes les cuesta encajar. Se sienten etiquetados, juzgados, criticados. Si además añadimos la pandemia, que ha supuesto un parón en sus recién estrenadas vidas, el daño es importante. Cuando hace 15 años empecé en este trabajo, teníamos un programa para jóvenes en el Complejo Asistencial para Salud Mental Benito Meni. Hoy tenemos 8 o 9 en diferentes espacios como CRAES o institutos, y trabajamos temas que van del 'bullying' o el abuso sexual, a las autolesiones o el trastorno alimentario, que es la punta del iceberg del trastorno mental. La demanda es mayor y tenemos muchas patologías diferentes. También trabajamos temas de identidad sexual, donde hay que ser muy respetuoso y cuidadoso. El año pasado, en la Unidad de Crisis de Adolescentes, teníamos un chico que unos días era él y otros ella. Eso no nos había pasado antes. Creo que como sociedad nos sigue costando mucho aceptar las diferencias. Hay mucha presión por la felicidad instantánea y uno de los problemas más grandes es la baja tolerancia a la frustración. 

¿Cree que también ha aumentado la sensibilidad social?

Hace 30 años, ir al psicólogo era para locos y la gente lo escondía. Ahora tengo un programa con adolescentes que se autolesionan: van regularmente al psicólogo pero también exploran otras vías como la meditación o el trabajo con los perros, y no tienen problema en compartirlo. Quieren estar bien. Hemos avanzado: si me duele el corazón, voy al cardiólogo; si tengo dolor interno, voy al psicólogo o psiquiatra. También ha cambiado la mirada social: a nivel público, este último año, se habla de servicio telefónico, de unidades especializadas como los Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ)…

Hace tres décadas era impensable que un terapeuta trabajara codo a codo con un perro.

Cierto, ha habido un aumento de sensibilidad hacia el uso terapéutico de los perros. Antes, lo habrían visto como algo folclórico: 'ya están aquí los 'hippyguais' de los perros', habrían dicho. Hoy somos una pieza más en el engranaje que busca la mejora del niño o el adolescente. Hay mayor sensibilización respecto a los problemas de salud mental, pero también sobre la manera de abordarlos. Y, para esto, los perros son una maravilla: cuando entro sola, yo soy Maribel, pero cuando entro con ‘Solet’, una de mis perras, desaparezco y paso a ser solo la humana de ‘Solet”. Imagínate si hemos avanzado que estamos cerrando un proyecto con la uci del Hospital del Mar. Hace unos años, esto era imposible: ¿perros en un hospital? ¿con pacientes de la uci?

"Hay mucha presión por la felicidad instantánea y uno de los problemas más grandes es la baja tolerancia a la frustración" 

Hay muchos tipos de beneficios. Algunos fisiológicos…

Hay estudios científicos que demuestran que trabajar con animales activa hormonas como la oxitocina o las endorfinas o reducen el cortisol -responsable máximo del estrés-, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Si además aprovechas para trabajar aspectos emocionales…

"Vivimos en una sociedad formada por personas cada vez con más matices: a los niños y jóvenes les cuesta encajar"

¿Por qué los perros encajan con niños y adolescentes en situaciones tan complejas?

No juzgan ni preguntan. Te aceptan siempre: si estás triste, intentan calmarte; si estás contento, se suman a tu fiesta. En la sesión, crea un ambiente tranquilo e íntimo. Cuando se trabaja con un animal, el vínculo se establece más rápido con el paciente. El perro no me criticará nunca haya hecho lo que haya hecho, le puedo explicar cosas o extrapolar situaciones. A todos estos niños y jóvenes traumatizados, les centra en el aquí y ahora. Les ofrece un momento de respiro. 

"Los perros no juzgan ni preguntan, y ofrecen un momento de respiro" 

¿Solo la visita del perro es suficiente?

Hay que distinguir entre la visita -que puede tener algunos beneficios terapéuticos- y una terapia con perro. Para que sea terapia hay que trabajar en equipo con los educadores o los psicólogos y con unos objetivos. Por poner un ejemplo, en un caso de autolesión o intento de suicidio, podrían ser que el chico o la chica ganara más autoestima y confianza o que pudiera verbalizar qué le pasa. Mi trabajo es llegar a esos objetivos a través de dinámicas conjuntas con el perro. La mayoría de jóvenes que pasan por una enfermedad mental o un abuso comparten la falta de autoestima. Una de nuestras dinámicas es marcarles un reto: enseñarle al perro a pasar por debajo de las piernas o a dar una vuelta. Cuando lo consiguen, se sienten muy bien.

"La mayoría de jóvenes que pasan por una enfermedad mental o un abuso comparten la falta de autoestima"

Incluso dais certificados a estos jóvenes entrenadores.

En el colegio León XIII trabajamos con alumnos de 3º de ESO en un programa contra el 'bullying'. Algunos son víctimas de auténtico fracaso escolar. Muchas veces nos dicen: 'es la primera vez que soy bueno en algo'. Durante años hemos trabajado con menores que sus padres han perdido la custodia y viven en un CRAE. Siempre nos dicen lo mismo: '¿puedo tener un certificado? ¡Es la primera vez que tengo un título!'. También ahí está nuestro trabajo: decirles a esos chicos que todos tenemos habilidades y potencial, podemos hacer algo y ser buenos en ello. Los adolescentes deben saber que hay esperanza y posibilidad de cambio.

"Los perros tienen un lenguaje muy claro. Para los jóvenes es un descubrimiento. Entonces les preguntamos: '¿cuál es el ámbar en tu semáforo?'" 

A veces utilizáis a los animales como espejos.

Claro: enseñamos cómo se comunica el animal, cuáles son sus señales de alerta o de estrés, de incomodidad. A partir de estas señales, que los jóvenes aprenden a reconocer, pasamos al plan humano: ¿cuáles son las nuestras? Algunos te dicen: 'pego un grito', 'doy un golpe'… Les pregunto: '¿crees que hay otra manera de hacerles saber a tus compañeros que estás incómodo o que tienes miedo?' La comunicación es un tema muy recurrente en nuestros programas. Los perros tienen un lenguaje muy claro. Para los jóvenes es un descubrimiento. Entonces les preguntamos: '¿cuál es el ámbar en tu semáforo?' Y salen muchas cosas: 'a mí no me gusta que se me acerquen, no me gusta que me griten o que me repitan cien veces lo mismo'. Así, adolescentes que suelen ser muy cerrados o agresivos, nos empiezan a dar pistas para relacionarnos con ellos.

¿Sirve cualquier perro? 

Yo puedo tener el efecto ‘guau’ con cualquiera. Pero si quiero que los adolescentes trabajen con el animal, debe tener unas características. Les tiene que agradar de manera natural el contacto humano. Es importante que también les guste trabajar: han de tener habilidades de obediencia básica, hacer ejercicio, que puedan salir a un patio y estar enfocados en mí y en los chicos… ¡no en los gatos que estén allí! Hay perros super sociables a los que solo les gusta trabajar cinco minutos o se desconcentran… ¡como algunas personas! Lógicamente, que estén sanos. Por supuesto, que no tengan ni una traza de agresividad. No son supermán: trabajamos con personas imprevisibles o que a veces tienen un ataque de ira; es evidente que el perro se asustará, como yo, pero es importante que no muerda y tenga capacidad de recuperación rápida.

Son unos profesionales caninos, sin duda.

Son perros normales, muy bien seleccionados. Yo tengo cuatro y son parte de mi familia: igual que yo disfruto en este trabajo, para mí es importante que ellos lo hagan. Su bienestar no puede estar comprometido y, actualmente, somos más conscientes de esto. El programa será un éxito si es un 'win-win' para el usuario, el animal y el profesional. Por eso es importante un perro bien entrenado, pero también un profesional cualificado y con un sentido común exquisito. Somos un tándem: trabajamos con población muy tocada y no podemos cometer un error que los vuelva más vulnerables. 

En estos 15 años, habrá vivido relaciones de verdadera amistad entre perros y jóvenes.

Te comparto una que llevo en el corazón. Conocí a Raúl cuando tenía 14 años. Vivía en un CRAE desde los 7. Estaba muy enfadado con el mundo, pegaba a los compañeros, era incapaz de explicar qué le pasaba… Conoció a Bau, un labrador negro y tranquilo. El clic fue inmediato. Hoy Raúl ya tiene 24 años. Sigo manteniendo el contacto con él, nos queremos mucho, y viene a verme… bueno, sé qué también viene a ver a los perros. Bau le dio el cariño que necesitaba, le hizo feliz, y aprendió a través de él a valorar a las personas que le rodeaban.