¿De verdad hemos escuchado a todos hablar de Masterchef?

RTVE elimina el último programa de Masterchef donde se vejó a una concursante que decidió abandonar por estrés

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Tamara Galimova y Jordi Cruz, en 'Masterchef'.

Tamara Galimova y Jordi Cruz, en 'Masterchef'.

Marc Darriba

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¿De aquello de Masterchef ya ha hablado todo el mundo? ¿Seguro que no queda nadie para opinar? ¿Alguien todavía no ha dicho lo que piensa? En Obertament hemos seguido todos y cada uno de los impactos derivados de lo que pasó en en talent show. En cierto momento, incluso pensamos en lanzar un comunicado a los medios para argumentar porqué lo que acababa de pasar (y que seguirá pasando) en el programa era un claro ejemplo de como se manifiesta el estigma en discursos públicos.

Pero al final no. ¿Por qué no? Pues porque en algún momento temimos estar dando demasiado relevancia al tema y, sobre todo, porque veíamos como la actualidad nos pasaba por encima cada segundo con opiniones, datos, réplicas, vídeos, tuits y -¡esta vez sí!- un comunicado de la productora.

Ahora, una vez pasado el temporal, sí que creemos necesario hablar de ello, pero no exactamente por las mismas razones, sino por una de las cosas que NO ha pasado en toda esta tempestad mediática. ¿Dónde han estado las primeras personas?

Me explico: hemos celebrado y seguiremos celebrando que haya voces institucionales como la de la ministra de Sanidad, Mónica García, que llama a priorizar el bienestar emocional por encima de ritmos de vida frenéticos sólo sostenibles con cafeína y ansiolíticos; voces de los medios como la crítica televisiva Paola Aragón, que tacha el contenido de no emitible en una televisión pública; o incluso desde el mismo mundo de la restauración, la cocinera María Nicolau, que considera que el comentario del programa es extensible a todo un viejo modelo de trabajo en la hostelería.

¿Dónde han estado las primeras personas?

Después ha venido la retirada del capítulo por parte de RTVE, las réplicas en vídeo del miembro del jurado y la concursante que se situaron en el centro de la polémica, los relatos de concursantes de ediciones anteriores y, finalmente, un comunicado de la productora del programa.

No hablan del malestar

Sin embargo, estas voces autorizadas, calificadas, incluso cómodas de leer, no hablan del malestar que implica convivir con un problema de salud mental. Los más probable es que no lleguen a captar que aquello que para unos es inadmisible y para otros es "hacer televisión" afecta a la manera como somos vistas las personas que experimentamos malestar mental en primer persona. ¿Somos personas con problemas de actitud?¿Vagas?¿Flojas?¿Poco profesionales? Pues no. Igual que no todos los catalanes somos tacaños, por decir alguna cosa.

¿Somos personas con problemas de actitud?¿Vagas?¿Flojas?¿Poco profesionales? Pues no

El estudio Estigma i discriminació en salut mental a Catalunya 2016 recoge como, por ejemplo, un 30'6% de los catalanes con un problema de salud mental son percibidos como vagos, un 31,4% como inconstantes y un 40,1% como frágiles por el mero hecho de convivir con un trastorno mental. El Observatori de Mitjans i Salut Mental de 2021 muestra como los medios a menudo muestran a las personas con problemas de salud mental como frágiles o dependientes o incluso imprevisibles.

Es vital y necesario que todo el mundo tome consciencia de que las personas con problemas de salud mental existimos, sí; pero todavía es más importante entender que esta visión estereotipada e irreal es terriblemente perniciosa. Esta imagen sesgada es lo que añade sufrimiento al sufrimiento propio de los síntomas, lo que nos impide a acceder a un trabajo que nos haga felices, lo que nos hace pensar que no somos suficiente... Lisa y llanamente, esta imagen es una de las caras del estigma respecto a la salud mental.

Con diagnóstico o sin él

"Que yo no tengo ningún problema mental", aduce la ex concursante de Masterchef en el directo de Instagram con el juez que la vejó y menospreció en la televisión pública, no sea que la tomaran por una de aquellas personas que... ya sabéis, pobrecitas, les falta un tornillo. Pero el sufrimiento mental, desgraciadamente, lo experimenta todo el mundo. Con diagnóstico o sin él. Y probablemente si las respuestas que recibimos al manifestar nuestro sufrimiento fueran más asertivas, esta explicación no haría falta.

Porque hacer televisión -e incluso hacer telerealidad- no es incompatible con mostrar empatía con alguien que sufre. Lo hemos visto con el abandono voluntario de un concursante en la versión australiana de Masterchef, en el que el jurado acompaña y valora positivamente que un aspirante decida tomar tiempo para tener cuidado de sí mismo. Aquí es donde vemos como Australia lleva muchos más años fomentando un trabajo estrecho entre medios de comunicación y organizaciones de salud mental para luchar contra el estigma.

Hacer telerealidad no es incompatible con mostrar empatía

Sabemos que este camino en Catalunya y el Estado español es posible y nos ponemos a disposición de todas las instituciones, medios, productoras, redacciones y salas de guionistas para trabajar al respecto. ¿Por dónde empezar, entonces? ¿Qué hacemos para modificar esta imagen errónea o esta necesidad de excusarse? Debates como el de estos días son una oportunidad perfecta para cambiar el ángulo y dirigir cámaras, micrófonos, bolígrafos y teclados hacia las personas con experiencia vivida en salud mental. Personas que se han recuperado y que son consciente del estigma y que pueden servir de referentes para las audiencias. Porque los estereotipos y los prejuicios, esta imagen errónea de la persona con un trastorno mental, caen por su propio peso cuando se enfrentan a la imagen real de una primera persona.

Activistas que hablan por sí mismos

En Obertament lo sabemos, y por esto hace más de once años que formamos a activistas contra el estigma. Porque son estas historias de recuperación en primera persona las que ponen en entredicho el estigma, las que hacen visible un sufrimiento que no puede explicar nadie más, pero que es presente en más lugares de lo que pensamos. Así pues, celebramos y celebraremos que se salga a defender a las personas con problemas de salud mental de imágenes, comentarios o comportamientos estigmatizadores o discriminatorios, pero vemos urgente y muy necesario que estas personas compartan el espacio con activistas en primera persona que hablen por ellas mismas y que hagan de su proceso de recuperación y empoderamiento una herramienta para transformarlo todo: desde cómo nos ven hasta lo que se considera "apropiado que hagamos o sintamos".

Así pues, decido responderme a mí mismo. No, no ha hablado todo el mundo, de Masterchef. O, al menos, no todo el mundo lo ha hecho con el mismo altavoz. Esperemos que de cara a futuros debates sepamos poner estas voces en el centro.

Marc Darriba, técnico de medios y activismo de Obertament