Consumo

¿Qué son las 'doggy bags'?

A partir del próximo enero, el Gobierno obligará a los bares y restaurantes a proporcionar recipientes a los clientes para que puedan llevarse a casa las sobras de la comida. La iniciativa pretende reducir los cerca de 31 kilos de alimentos por habitante que se deseperdicia cada año en España.

Envases para comida sobrante en restaurantes

Envases para comida sobrante en restaurantes / Los restaurantes deberán tener envases para comida sobrante

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Combatir el desperdicio alimentario y reducirlo a las mínimas cuotas posibles. Ese es el principal objetivo de lo que popularmente se conoce como 'doggy bags', los envases que deberán estar a disposición de los clientes de locales de restauración para poder llevarse acasa las sobras que no hayan disfrutado en el establecimiento, y que entrará en vigor enero del año que viene, según aprobó el Consejo de Ministros de este martes. Más allá de bares y restaurantes, la norma recoge iniciativas para evitar la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria, desde el campo de cultuvo y la granja hasta el plato.

El ministro de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Luis Planas, avanzó que los clientes dispondrán del derecho a que cualquier empresa hostelera les proporcione, sin coste adicional, recipientes con los que poder llevarse a casa las sobras de la comida que se hayan quedado en el plato. Los envases deberán cumplir el doble requisito de ser aptos para el uso alimentario y reutilizables o, en su defecto,reciclables. La excepción, los bufés libres.

Los negocios que no cumplan con la normativa serán sancionados con 2.000 euros, según recoge el proyecto de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que comienza ahora el trámite parlamentario.

Hasta 31 kilos por habitante

La iniciativa, que equiparará a España con países como Francia e Italia, busca reducir los cerca de 31 kilos de alimentos por habitante que el Ejecutivo calcula que se pierden anualmente, lo que equivale a un desembolso cercano a 250 euros, y el 40% se produce en comercios y hogares. También hay una factura ecológica: en torno al 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben a alimentos que se dejan de consumir.

La norma contempla otras iniciativas a aplicar en la cadena alimentaria, de manera que las empresas deberán realizar un autodiagnóstico para reducir el desperdicio, estableciendo el destino del producto.La gran prioridad será el consumo humano y se pondrá énfasis en la donación de alimentos que no se distribuyan. Para aquellos productos que ya no sean aptos para el consumo humano, la ley prevé que se destinen a la alimentación animal y la fabricación de piensos, así como la utilización de materia prima para la generación de biocombustibles.