DERECHO A LA VIVIENDA

Los Mossos d'Esquadra desalojan la Casa Àfrica de Barcelona

Una treintena de personas vulnerables, entre ellos dos menores, han sido desahuciadas la mañana de este miércoles del edificio ocupado en el que vivían en el barrio Gòtic.

La policía ha desplegado desde primera hora de la mañana un macrodispositivo rodeando la calle de Canuda con una veintena de furgonetas y agentes antidisturbios.

Samar Elansari

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Con tambores y al grito de "la universidad desahucia y especula", una treintena de personas se han concentrado la mañana de este miércoles en la puerta de la conocida como Casa Àfrica, en el barrio Gòtic de Barcelona, para protestar contra el desahucio del edificio. El inmueble, propiedad de la Fundación CETT -centro adscrito a la UB-, quedó vacío cuando la institución trasladó sus oficinas, y desde hace dos años en él residían una treintena de personas vulnerables, principalmente de origen magrebí y subsahariano, la mayoría sin papeles, y una familia con dos menores.

Desde primera hora de esta mañana se podía ver cómo poco a poco los sus habitantes iban desalojando el edificio pacíficamente y retirando sus pertenencias. En el interior, una mujer ha tenido que ser asistida por una fuerte crisis de ansiedad mientras en el exterior una veintena de personas bloqueaban el portal pidiendo que el desahucio no se ejecutara. 

Los residentes de la Casa Àfrica comenzaron a vaciar el edificio la noche del martes, aunque algunos seguían allí la mañana de este miércoles resistiendo a la orden de desalojo que dictaminó el Juzgado de Instrucción 44 de Barcelona.

Los Mossos d'Esquadra desplegaron a primera hora de la mañana un impresionante operativo policial para desalojar el edificio. Grupos en defensa de la vivienda como la PAH se sumaron a la convocatoria de Resistim al Gòtic y se concentraron en la puerta del edificio mostrado su apoyo a las personas que allí vivían y su repulsa al lanzamiento sin alternativa habitacional. Pese a la resistencia vecinal, el desalojo finalmente se produjo hacia las diez y media de la mañana, cuando los cuerpos de seguridad comenzaron a 'arrancar' y arrastrar una a una a las personas que bloqueaban el acceso de la finca.

"Nos quedamos en la calle. Somos muchos los que vivíamos aquí y no tenemos dónde ir"

Munir, uno de los jóvenes que habitaban en el inmueble, comentaba entre lágrimas el calvario por el que están pasando. "No nos dan ninguna solución y nos quedamos en la calle. Somos muchos los que estamos allí dentro y no tenemos dónde ir", comentaba el joven con una voz entrecortada. 

El acuerdo que no llegó

Sònia Olivella, abogada defensora de los habitantes de Casa Àfrica ha explicado que pese a los intentos de negociación, la propiedad se negó a alcanzar un acuerdo. "Nosotros hemos luchado por la prórroga pero nos la han denegado", lamentaba la abogada. La primera orden de desahucio del edificio, que se emitió en el mes de noviembre, quedó paralizada por la presión popular, y el juzgado dejó un margen de cuatro meses para abrir una negociación entre la propiedad -la Fundación CETT, el Ayuntamiento de Barcelona y los habitantes del inmueble, diálogo que no llegó a ningún lugar ya que la propiedad se negó siempre a buscarles una alternativa en la que vivir. 

Una de las personas que vivía en Canuda, 37, esperando a la comitiva judicial.

Una de las personas que vivía en Canuda, 37, esperando a la comitiva judicial. / JORDI OTIX

Según Olivella las personas que residían en la conocida como Casa Àfrica cumplen todos los requisitos para que el informe de vulnerabilidad les sea favorable pero aún así a muchos de ellos se les ha denegado. "Se solicitó a servicios sociales un informe de vulnerabilidad de las familias que residen en la casa, especialmente de la familia que tiene dos menores. La realidad es que todas las personas que viven dentro cumplen los requisitos para que este informe sea favorable, así que no entendemos por qué a algunas se les ha denegado", denuncia.

Miedo a identificaciones

Más de 15 furgones de los Mossos rodearon el perímetro antes de las 9 de la mañana, por el Portal de l'Àngel, la plaza de la Vila de Madrid y Portaferrissa. En el momento del desalojo, de las treinta personas que residían allí solo quedaban los miembros de una familia. El resto de residentes habían abandonado el edificio durante la noche anterior y las primeras horas de la mañana por miedo a ser identificados, ya que muchos no tienen papeles.

Críticas al ayuntamiento 

Desde Resistim al Gòtic se muestran muy críticos con el papel jugado por el Ayuntamiento de Barcelona. "Hace meses que conocían la situación de estas personas. Les hemos estado informando de todo. Hace semanas que las trabajadoras municipales visitaron la casa y todos sus habitantes les contaron su precaria situación. Y nos encontramos con un ayuntamiento que hoy lo único que ha hecho es, una vez están todos fuera, ofrecerles una noche en el albergue de Llacuna. Una noche en un albergue que todas las personas que vivían en Casa Àfrica conocen porque es el único lugar en el que dejarte caer cuando no tienes alternativa. Pero nadie ha dado la cara por estos chavales. Ni nadie del distrito ni nadie de más arriba", señala Martí Cusó, activista del barrio, quien denuncia también el "racismo institucional de las medidas de acogida".