En Malgrat de Mar

Muere en un incendio una anciana con demencia que había llenado su piso de libros

Los Bombers de la Generalitat explican que la acumulación que la víctima había llevado a cabo durante años, posiblemente debido a un síndrome de Diógenes, se convirtió en combustible para las llamas

Los Mossos investigan el origen del fuego y los vecinos dicen que era cuestión de tiempo que Núria López, de 83 años, sufriera un accidente

Imágenes del fuego en el que ha perdido la vida una anciana en Malgrat de Mar

Libros desparramados tras el incendio. (Imagen cedida por un vecino) / Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Núria López, la primera víctima mortal de un fuego en una vivienda este 2022 en Catalunya, era una mujer de 83 años que vivía en un cuarto piso de Malgrat de Mar con vistas a la playa. Los vecinos la recuerdan como una anciana muy solitaria con las facultades cognitivas deterioradas por la demencia, que andaba siempre hablando sola y tirando de un carrito de la compra rojo. Fuera o no al supermercado, no salía de casa sin ese carrito porque sus ruedas la ayudaban a sostenerse mejor y porque también le permitía regresar con los libros, revistas y diarios que recogía durante sus excursiones. El pasado sábado, 8 de enero, sobre las nueve de la noche, mientras estaba acostada en la cama de su habitación, fue devorada por un virulento fuego que se agigantó usando como combustible lo que había acumulado día tras día, como una hormiga, mientras hablaba con nadie.

Juan Peinado, oficial de los Bombers de la Generalitat a cargo de la extinción de este incendio, ha explicado este domingo por la mañana que cuando llegaron a socorrer a Núria ya se toparon con unas llamas muy desarrolladas que habían calcinado completamente su domicilio gracias al carburante que facilitaron los libros y cajas de la anciana y al oxígeno que le proporcionó una ventana abierta del patio de luces. Esa última escapatoria propició el llamado 'efecto chimenea' y las llamas alcanzaron a los pisos superiores, abrasando la habitación de un domicilio de la sexta planta. “Suponemos que tenía el síndrome de Diógenes”, ha razonado Peinado.

Agentes de la policía científica de los Mossos d’Esquadra han comenzado esta mañana una investigación para averiguar la causa. Aunque, de momento, según los bomberos, ni siquiera resulta posible determinar en qué habitación se originó el fuego porque todo está muy calcinado. Los primeros indicios apuntan a que fue en el comedor debido a que esa estancia está incluso más derretida que el resto del hogar.

“Se veía venir”

 Vecinos como Pedro, propietario de un inmueble ubicado en la misma escalera que Núria, han explicado a este diario que el dueño del piso que alquilaba la víctima había avisado en una junta celebrada hace cuatro años de que la anciana no se encontraba bien, que estaba intentando sacarla del apartamento porque en su estado representaba un peligro tanto para ella como para el resto de vecinos, debido a su tendencia a acumular objetos. “Se veía venir”, contaba este domingo por la mañana Pedro mientras observaba el fin de las tareas de los bomberos, que a las doce del mediodía recogían las mangueras para regresar al parque.

El siniestro obligó anoche a evacuar a familias de la escalera de Núria y de las otras tres que forman este complejo construido junto a la playa de Malgrat de Mar. El Ayuntamiento ha procurado un hostal para personas como Ana y su compañero para pasar esta noche. Esta mañana casi todos han podido regresar a casa porque la estructura del edificio no está dañada. Los habitantes de la escalera siniestrada sin embargo, han podido entrar únicamente para recoger lo necesario porque ayer tuvieron que marcharse con lo puesto. “Por fortuna”, señala Ana, “en esa escalera –en alusión a la afectada por las llamas– casi todo son pisos que funcionan como segundas residencias”.

La presidenta de la comunidad de la víctima ha confirmado a este diario que Núria era una persona que sufría demencia, no tenía familia –salvos unos sobrinos con quienes apenas había relación– y que actualmente estaba atendida por los servicios sociales de la localidad. Hace cuatro años, ya protagonizó un conato de incendio que los bomberos pudieron apagar enseguida. Ese fue el episodio que convenció al dueño que le alquilaba la casa de que tenía que sacarla de allí. Pero no pudo. “Se le iba a la cabeza de vez en cuando, hace unos meses llamó a la policía porque estaba segura de que habían entrado ocupas en su casa –hay vecinos que señalan que ciertamente los hay en la misma escalera aunque no consta en ningún caso que allanaran su piso–“, recuerda. La presidenta entró en el mes de noviembre en casa de Núria, solo estuvo en el recibidor. “Estaba lleno de cajas, de libros. Y tenía velas”, describe dando a entender que aquella casa se había convertido en un polvorín.

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