CANDIDATA A LOS PREMIOS GAUDÍ

Una delicada historia sobre soledades no deseadas

Las hermanas Marina y Carol Rodríguez Colás firman 'La vella lluita', cortometraje que muestra la cotidianidad de una anciana que pasa los días sola en casa.

La obra está inspirada en la vida de Maria, mujer de 95 años con la que Marina entabló amistad gracias a un voluntariado en Amics de la Gent Gran.

La vella lluita

La vella lluita / SILVIA POCH

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pese a que lo terminaron de rodar poco antes de la pandemia, el delicado cortometraje de las hermanas Marina y Carol Rodríguez Colás podría ser un fiel retrato de la soledad no buscada en la que durante estos meses han vivido millones de personas mayores, sobre todo mujeres. Un aislamiento que el virus ha agravado, pero que venía de lejos y seguirá cuando todo esto pase, como muestra con una ternura que rehúye de la lágrima fácil; sin ocultar la dureza, pero resaltado la dignidad, 'La vella lluita', candidata a los XIII Premis Gaudí.

La historia nació de la amistad entre Marina, una joven guionista orgullosamente de Cornellà, y Maria, una mujer de 95 años a quien cuando era joven le gustaba tener amigos mayores, y ahora que es mayor le gusta tener amigas jóvenes. Eso le explicaba Maria, nacida en un pueblito de Girona e instalada en Barcelona hace décadas, a Marina, voluntaria de Amics de la Gent Gran, en una de sus frecuentes visitas, en las que la cineasta, en aquel momento no tenía muy claro para qué, iba anotando ideas en una libreta.

Maria es una mujer sin hijos que nunca se casó, una ‘outsider’ de su época, como la define su joven amiga, con quien conectó desde el primer día, hace ya un lustro. Marina quedó prendada de los detalles ‘vintage’ de su casa, tan parecida a la suya (aunque en el caso de la anciana no fuera algo estudiado).

Imágenes 'robadas'

La guionista anotaba imágenes como la de su amiga estirando del hilo del teléfono fijo para comprobar si estaba bien conectado porque hacía días que no sonaba. O ayudándose de unas tenazas para alcanzar el bote de café soluble del armario -demasiado alto- de la cocina. O dibujando en papeles números bien grandes para pegar encima del teclado del teléfono, demasiado pequeño. Escenas que clava en el alma del espectador Rosó, la actriz que la representa quien, igual que Maria, "tiene una mente lúcida y mucho sentido del humor, riéndose de ella misma", señala Carol, codirectora del corto; quien añade que cada día para ellas es una batalla por mantener la dignidad y superar la frustración de que su cuerpo ya no acompañe a su mente".

A partir de las anotaciones en esa libreta elaboraron un guion y, con el impulso de Dones Visuals, encontraron productoras para poder rodar. Empezaba entonces otra aventura: encontrar a la actriz. La primera intención de las directoras era que fuera la propia Maria, pero no lograron convencerla.

La aventura del cásting

"Recorrimos todos los bailes de 'casals d'avis' de la ciudad para encontrarla", cuentan las hermanas Rodríguez Colás. Dieron finalmente con Rosó, la protagonista, a través de una amiga suya, también socia de Amics de la Gent Gran, que había sido vedette de joven. El papel iba a ser para esa amiga, quien finalmente no pudo -cosas de la edad-, pero les presentó a Rosó, quien, pese a no haber actuado jamás, aceptó (y a partir de esa interpretación logró un papel en 'Càsting Giulietta', obra estrenada en el Teatre Lliure).

La vida de Maria no es la de Rosó, pero podría serlo. De hecho, Carol apunta que integraron muchos detalles de Rosó al personaje, que retrata algo muy universal. Tampoco es su casa (aunque también podría); el corto está rodado en Cornellà, ni su ropa. Los vestidos que luce eran de la abuela de Eva Murgui, una de las productoras. Es especialmente bonito el rojo que lleva en la escena en la que recibe en la puerta, tras mirarse en el espejo y comprobar que está guapa, al repartidor del súper, la única persona que aparece en el piso en toda la película, a quien invita a merendar, pero por supuesto, no puede.

Nombres tachados

Uno de los protagonistas inanimados del corto es el teléfono. El relación de la nonagenaria con él, su única conexión con el exterior (al margen de la tele, esa fría compañía de risas enlatadas). La impotencia que siente al hablar con un contestador automático que le recuerda impertinente que puede hacer todas las gestiones en la página web o el dolor al escuchar en voz de una amiga de la infancia al otro lado que ha muerto Julián, "tan bon nano". Al colgar, coge la agenda y tacha con un lápiz su nombre y su número. Otro más.

El 2021 puede ser el año de las hermanas Rodríguez Colás, quienes ya rodaron juntas el documental para TV-3 ‘Raval, pla de fugida'. Además de la candidatura a los Gaudí de 'La vella lluita', tienen a punto su primer largo, ‘Chavalas’. Ópera prima ambientado en su barrio, Sant Ildefons -uno de sus grandes temas-, y protagonizado por Vicky Luengo ('Antidisturbios') y Elisabeth Casanovas ('Merlí').