Educación en el tiempo libre

La vida sin extraescolares

La Fundació Bofill recuerda que las extraescolares mejoran el rendimiento y las capacidades de los chavales, sobre todo los más desfavorecidos

El Síndic solicitó al Govern que mantuviera las actividades educativas no lectivas, pero no hubo suerte

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Barcelona 14 09 2020 Sociedad Extraescolares deportes federados vuelta al cole LUGAR puente de marina ninos jugando a baloncesto basquet deporte extraescolares AUTOR MANU MITRU / Manu Mitru

Carlos Márquez Daniel

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Un escalofrío recorrió la espalda de los padres la primera semana de enero. Un grupo de científicos recomendaba al Govern retrasar el arranque escolar ante el incremento de los contagios y de hospitalizados por covid. No sucedió y hubo cierto alivio, así que se tomó como mal menor que cayeran, una vez más, las actividades extraescolares, esa amplia paleta de alternativas para el tiempo libre que no solo ocupan la tarde los chavales sino que también son una herramienta que tanto puede generar equidad como desigualdad educativa. Ahora toca reorganizarse, sobre todo con los niños de primaria; volver a modificar rutinas para adaptarse a los horarios e intentar que la vida laboral mantenga cierto equilibrio con la familiar.

Los padres y las madres tienen ya callo en esto de adaptarse a la pandemia. Empezando por esos tres meses sin colegio, en el ocaso del curso 2019-2020, aliñados por un confinamiento que fue especialmente crudo con los niños, los primeros en encerrarse y los últimos en salir de casa. Marta, madre de un niño y una niña (7 y 9 años) tenía tres días a la semana "solucionados". No se entienda la expresión, solicita, en el sentido de que los deja "aparcados" para poder encargarse de otras cosas, aunque admite que, efectivamente, las extraescolares "ayudan mucho a organizarse". Estos días recoge cada día a los peques a las 16.30 horas en un colegio del Eixample. Y, con el frío que ha dejado 'Filomena', se refugian en casa. "Jugamos un rato, pero tengo que admitir que acabas por agotar la paciencia o las ideas y terminan delante de la tele". Su marido es comercial y se pasa el día viajando por Catalunya. Ella es autónoma y se dedica al diseño gráfico. "El hecho de que trabaje por cuenta propia me ha generado más de una discusión con amigos. Te sueltan cosas como que tengo mucha suerte porque me puedo escapar cuando quiera, como si nuestro trabajo necesitara menos horas o fuera menos importante". Autónoma, pareja viajera, madre de dos y sin extraescolares; 'jackpot'.

"Función preventiva"

La historia de Marta, que es la historia de muchas familias en Catalunya, ha llevado al Síndic de Greuges, Rafael Ribó, a posicionarse a favor de las extraescolares. El defensor del pueblo solicitó el viernes pasado al Govern autorizar las actividades deportivas de niños y adolescentes. Pero no para que corran y se distraigan, sino por la "función preventiva y compensadora de las desigualdades sociales". Ribó lamenta que Salut y el Procicat no tengan en cuenta las investigaciones que demuestran que los menores son muy poco transmisores del covid, y recuerda que correr tras un balón, calzarse unos patines o saltar sobre colchonetas es mucho más que ejercicio físico, es también "un beneficio en el terreno psicológico y social". Otra cosa es qué pasa cuando se abusa de estas actividades, pero ese es otro tema.

El Síndic ha solicitado al Govern recuperar las extraescolares, puesto que, asegura son un beneficio en el terreno psicológico y social

Andrea y Claudio están entre los afortunados. Sus hijos estudian en un colegio de la zona alta de Barcelona que tiene sus propias extraescolares que ha podido mantener reconvertidas en una extensión del grupo burbuja del aula. "No nos ha cambiado el horario pero sí las actividades. Ya no hacen robótica, ni básquet, ni diseño 3D, ni guitarra. Ahora corren y hacen deporte al aire libre, siempre con sus amigos de la clase. No es lo mismo, pero creo que la alternativa, quedarse en casa, es bastante peor", señala el padre. Distinto sería, añade la madre, si estuviéramos en primavera, "porque lo mismo que están haciendo en la escuela podrían hacerlo en el parque, aunque no con la misma seguridad, porque ahí se mezclan con otros niños y el uso de la mascarilla no es tan escrupuloso". Claudio formó parte durante años de una agrupación de 'scouts' y es un gran defensor de la actividad educativa fuera de la escuela. "A mi me enseñaron a trabajar en equipo y a funcionar en base a proyectos, nos potenciaron la autosuficiencia, la creatividad, la empatía y la pasión por la naturaleza. No todo tiene que ser tan idílico, pero estoy convencido de que cualquier extraescolar tiene un valor positivo para nuestros hijos".

Actividad extraescolar de baile, en una escuela de Barcelona

Actividad extraescolar de baile, en una escuela de Barcelona / FERRAN NADEU

Noemí es directora de un colegio público de una zona complicada de Barcelona. Noemí no es su nombre real pero cree que así, desde el anonimato, podrá hablar sin pelos en la lengua. "Mejor así, porque tengo una opinión muy clara y no demasiado favorable a las medidas que se han impuesto". Dice que los colegios de alta complejidad como el suyo se apoyan mucho en las extraescolares, que tienen contacto con los monitores de esas actividades, sean deportivas, musicales, de manualidades o tecnológicas. "Nos complementamos y hablamos a menudo en la medida de lo posible. Si hay un alumno con problemas en el aula, nos interesamos por su comportamiento fuera. Lo primero es hablar con los padres, pero también el entrenador o el profesor de manualidades pueden darnos pistas. Todos somo responsables de la formación de los niños, y aunque la escuela sea el pilar fundamental junto al ámbito del hogar, las extraescolares juegan también un papel vital".

Facilitar las cosas

Marta no esconde que tener los niños más tiempo fuera de casa facilita las cosas. "Claro que hay una parte de comodidad en el tema de las extraescolares. Sobre todo para los padres que no tenemos una canguro que nos ayude, que somos la inmensa mayoría. Te permite recoger a los niños a las seis y media y no a las cuatro y media, y eso te alarga la tarde, para seguir trabajando o para hacer recados. Es una suma de cosas: los valores que aprenden, distintos a los del cole, y la posibilidad de conciliar mejor". En cuanto a lo primero, un estudio de la Fundació Bofill avala el papel educativo de estas actividades no lectivas, sobre todo en el caso de los niños de familias con pocos recursos. "Los efectos sobre el rendimiento académico, y también sobre las habilidades sociales y las competencias psicoemocionales, son observadas en el conjunto del alumnado participante, pero se muestran especialmente destacables entre el alumnado de bajo rendimiento o en los de perfil socioeconómico bajo, tanto en los programas artísticos, como en los deportivos o los de aprendizaje formal".

Desde esta entidad se insiste en el papel formador de las extraescolares, puesto que "mejoran substancialmente la proyección futura de los alumnos" y, en edades complicadas, "reduce las conductas problemáticas, el consumo de tabaco, alcohol y drogas, y el absentismo escolar". En resumidas cuentas, las actividades educativas que se desarrollan fuera del ámbito escolar son un refuerzo de la maduración de las futuras generaciones. Pero también un elemento que, con o sin pandemia, escenifica las desigualdades que, también, se viven en la educación. En cualquier caso, y ante la ausencia de estas actividades, la pregunta es inevitable: ¿es peor el remedio que la enfermedad?

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