Cribaje voluntario

"Muchos 'señores' ya no me llaman por miedo a que les lleve el virus a casa"

Empiezan los cribajes masivos en el barrio de Torre Baró, en Barcelona

periodico

Valentina Raffio

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El miedo, la angustia y las dudas han impregnado el aire de Torre Baró (Barcelona) en el primer día de cribados masivos de covid-19. En el barrio, uno de los más humildes de la ciudad, el virus ha golpeado con más fuerza que en el resto de la ciudad. Los datos hablan de una de las mayores cifras de incidencia acumulada de la metrópolis, con casi 500 casos confirmados por cada 10.000 habitantes. El porqué de este fenómeno no tiene que ver con el virus en sí, sino con las condiciones socioeconómicas que rigen la vida en el distrito. A cuanta más pobreza, más contagios. Y cuanta más precariedad, más reticencia a los diagnósticos.

"Me da miedo tener el virus. Pero también me da miedo volverme a quedar sin trabajo", explica Ana María, de 42 años y originaria de Ecuador, una de las primeras ciudadanas en acercarse al Casal de Barri de Torre Baró para realizarse su PCR. Antes de la pandemia, explica, trabajaba como empleada de la limpieza en varias casas de Sarrià. Pero allá por marzo se quedó sin trabajo de un día para otro. Sobrevivió durante meses haciendo malabares con los pocos ahorros que tenía y la ayuda de los comedores sociales. Ahora que por fin puede volver a trabajar, el temor a los contagios le está cerrando muchas puertas. 

"Yo trabajo por el boca a oreja. Y sé que muchos de los ‘señores’ que antes me llamaban ya no lo hacen porque tienen miedo de que les lleve el virus a casa. En muchos hogares solo te dejan entrar si les traes tu PCR. No te lo piden directamente, pero si no lo llevas no se fían", explica la mujer. "Necesito estar sana porque necesito trabajar", relata nerviosa mientras apunta en su agenda el día en el que llegarán los resultados de su examen. De eso depende que pueda seguir trabajando.

"Me da miedo tener el virus. Pero también me da miedo volverme a quedar sin trabajo"

Ana María

— Vecina de Torre Baró

Intervención social

Este fin de semana, se espera que unos 800 vecinos del barrio pasen por este cribaje. El secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, ha recordado que el llamamiento es para todos. Tengan o no síntomas. La iniciativa, de hecho, intenta rastrear aquellos pacientes con covid-19 asintomáticos que, sin saberlo, podrían estar transmitiendo el virus. Las colas vistas a primera hora de este sábado hacen augurar una buena acogida de la campaña. Aunque todavía es pronto para cantar victoria. 

Las personas que den positivo a la prueba serán notificadas por su centro de salud. A continuación, empezará la tarea de rastrear la posible cadena de contagios que se podría haber dado. El protocolo establece que deberían guardarse un mínimo de 14 días de aislamiento. Pero, en la práctica, esta recomendación choca con la realidad de muchos. "Somos conscientes de que un aislamiento es muy complicado. Porque hay mucha gente que vive en situación de precariedad laboral. Aquí es donde los servicios sociales y municipales deben actuar", ha recalcado Argimon. Porque "la peor enfermedad es la pobreza".

"Somos conscientes de que un aislamiento es muy complicado. Porque hay mucha gente que vive en situación de precariedad laboral"

Josep Maria Argimon

— Secretario de Salut Pública

Laura Pérez, actual teniente de alcalde de Derecho Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, ha insistido en que el cribado masivo viene acompañado de una intervención social. Las familias en situación de necesidad pueden acceder a ayudas económicas y de alimentación. Y el consistorio está trabajando para solucionar los problemas de aquellas personas que no pueden realizar el aislamiento en condiciones, ya sea porque viven en una infravivienda o porque ni siquiera disponen de ellas. "Esta intervención va más allá de lo que tiene que ver estrictamente con la salud", ha destacado Pérez.

Miedo al contagio

En las calles de Torre Baró, el discurso de las autoridades resuena con recelo. "Yo quisiera hacerme la prueba, pero tengo miedo", explica Hassim, de 24 años. "¿Si me encierran qué hago? No tengo con qué vivir. Tampoco tengo los papeles en regla. No sé si alguien vendría a ayudarme. Y todos sabemos que las ayudas tardan mucho en llegar", reflexiona el joven. A su lado, su amigo Mourad, de 20 años, explica que él también tiene miedo. Pero que aun así prefiere realizarse la prueba porque "si me enfermo de verdad no sé qué haré. Si me pongo grave no tengo a nadie que me cuide y me da mucho miedo morirme".

Se espera que este fin de semana uno de cada tres vecinos de Torre Baró pasen por esta prueba. Solo este sábado ya han pasado 485 personas. Paco, de 56 años y "del barrio de toda la vida", afirma que él esperará a cuando haya menos gente para realizarse el test. "Resulta que soy población de riesgo. Yo no lo sabía. Pero hace un mes me detectaron un problema al corazón y ahora me he dado cuenta de que llevo semanas haciéndolo todo mal", explica. Hace semanas que no sale de su casa más que para comprar el pan. Sus vacaciones las pasará tomando el sol desde su balcón. Porque el dinero en casa escasea. Y porque el temor a los contagios frena los planes de toda la familia.

"Me haré el test hoy y cuando me den los resultados estaré tranquilo unos días. Pero en una semana volveré a tener miedo de estar contagiado sin saberlo. Entonces no sé si puedo volver a repetírmelo aunque no tenga síntomas", explica. Los centros de atención primaria siguen (y seguirán) atendiendo a los casos sospechosos de covid-19. Barcelona, además, planea expandir estos tests masivos a otras zonas de la ciudad. De lunes a miércoles los refuerzos llegarán al barrio del Besós, otro de los barrios más pobres de la ciudad donde el impacto del virus ha hecho más daño.