El juicio al líder político kurdo, un paso más para acallar a oposición turca

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El juicio al joven líder político Selahattin Demirtas demuestra la politización de la Judicatura para acallar voces de la izquierda prokurda, ha denunciado hoy su formación, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP).

Demirtas, de 44 años, no estuvo presente en la sesión del juicio al que está sometido, ya que se encuentra encarcelado desde hace 399 días en Edirne, a 700 kilómetros de Ankara, donde tiene lugar la vista.

La Fiscalía pide 142 años de cárcel para Demirtas, al que acusa de "ser miembro de una organización terrorista" y "formar una organización terrorista".

Cargos similares han llevado a que el Parlamento retirara su escaño a Figen Yüksekdag, copresidenta del HDP y también en prisión preventiva, al igual que otros siete diputados del HDP.

Demirtas, conocido por sus posiciones conciliadoras y su rechazo a la violencia de la guerrilla kurda del PKK, era considerado una estrella en pleno ascenso cuando se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de 2014 y obtuvo el tercer puesto, con un 9,76 por ciento de los votos.

En junio de 2015 llevó a su partido a un éxito histórico, al cosechar un 13 por ciento en las elecciones generales, el doble de los votos que conseguían las formaciones predecesoras del HDP, si bien en la repetición de los comicios en noviembre del mismo año cayó al 10,7 por ciento.

El ascenso se debió a la capacidad de Demirtas de reformular la identidad del partido como fuerza de la izquierda de toda Turquía, y no solo de las regiones kurdas del sureste del país.

El feminismo, la ecología y la defensa de las minorías sexuales forman parte del perfil del partido, que atrajo votos entre la población joven urbana turca, y que aboga por una solución pacífica del conflicto kurdo, sin pretensiones de independencia.

Hasta 2015, los diputados del HDP mediaban entre el Gobierno y el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), y juntos a varios ministros diseñaron las bases para una solución definitiva del conflicto kurdo.

Pero en otoño de 2014, el sitio del grupo terrorista Estado Islámico (EI) a la ciudad kurda de Kobani en Siria provocó la ira de la población kurda de Turquía, al considerar que Ankara no hacía nada para ayudar a los sitiados o incluso ayudaba secretamente a los yihadistas.

El HDP se hizo eco de estas opiniones y el 7 de octubre de 2014 convocó protestas que se convirtieron en enfrentamientos callejeros con grupos islamistas, con el resultado de 50 muertos en dos días.

La Fiscalía se basa ahora en los discursos de Demirtas en el contexto de estas protestas para acusarlo de delitos terroristas.

Tras el ascenso electoral del HDP en junio de 2015, Gobierno y PKK rompieron un alto el fuego de dos años y medio, y en otoño, la guerra se llevó a las ciudades del sureste, donde jóvenes armados declararon barrios autogestionados.

El Ejército turco respondió con artillería pesada y recuperó el control tras meses de combates con centenares de muertos, tanto de militares como de guerrilleros, simpatizantes del PKK y civiles, según denunciaron ONG.

Los bombardeos acabaron con la sintonía de Gobierno y HDP y el Parlamento acordó levantar la inmunidad de diputados acusados de delitos de terrorismo.

"No hay ninguna prueba de actos terroristas en los casos contra diputados del HDP. Se les acusa de propaganda terrorista por decir lo mismo que decían en sus discursos en el Parlamento. La finalidad de los juicios es mantener al HDP fuera de la política", denuncia a Efe un parlamentario del partido, Sirri Süreyya Önder.

Aunque faltan casi dos años para las decisivas elecciones presidenciales de noviembre de 2019, Erdogan parece haber iniciado ya la campaña, con discursos diarios para realzar los logros de su partido, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

Tras la escisión del Partido de la Acción Nacionalista (MHP), cuyo dirigente respalda al AKP pero previsiblemente no llegará a superar el umbral electoral del 10 por ciento en 2019, Erdogan está lanzando ahora mensajes al electorado derechista y flirtea con la idea de una alianza electoral con lo queda del MHP.

"Pero al atraer los votos turcos nacionalistas, Erdogan y el AKP perderán votos kurdos", declaró a Efe el presidente de una empresa de sondeos electorales turca.

Hasta 2019, el AKP seguirá denunciando al HDP como brazo político de la guerrilla, para así empeorar su imagen entre la izquierda turca alejada del nacionalismo kurdo y dificultar que el mayor partido oposición, el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), acepte su apoyo, vital para cualquiera que intente arrebatarle el poder a Erdogan en las presidenciales.