Entrevista

Francina Alsina: "La gente quiere creer que la pobreza ya no es tan visible, pero lo sigue siendo"

Entrevista con la nueva presidenta de la Taula del Tercer Sector Social

EN EL DESPACHO. Francina Alsina, en la sede de la Taula del Tercer Sector Social.

EN EL DESPACHO. Francina Alsina, en la sede de la Taula del Tercer Sector Social.

Rosa Mari Sanz / Teresa Pérez

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Francina Alsina, presidenta de la Federació Catalana de Voluntariat Social (FCVS) desde el 2010, asumió el pasado 10 de octubre y durante los próximos tres años la presidencia de la <strong>Taula del Tercer Sector Social de Catalunya</strong>, un organismo que aúna a unas 3.000 entidades sociales de diversa índole. Alsina, que es perito caligráfico judicial, tiene en su mano en un complejo contexto político reconstruir una mesa que ha vivido una crisis interna después de la dimisión en bloque de la anterior junta directiva por la cercanía con ERC y las acusaciones de la supuesta alineación del anterior presidente, Oriol Illa, con el Govern.

-Empezada una nueva etapa, ¿cuál es la prioridad de la Taula del Tercer Sector Social para los próximos tres años? -Ante todo no romper las dinámicas ya empezadas. Vamos a centrarnos, como veníamos haciendo, en la protección de las familias en su totalidad. Las cifras que nos llegan de pobreza son dramáticas. Realmente asustan. Es durísimo ver cómo la afecta de una manera tan bestia a una criatura quitándole oportunidades de la vida. Ya estábamos incidiendo en esta línea y no iremos ahora a innovar, sino a continuar hacia una sociedad del bienestar.

-¿Cómo se va a notar entonces el relevo en la mesa? -La diferencia radicará principalmente en la manera de llevar a cabo las cosas. Nuestro equipo tiene el acento muy puesto en que todas las federaciones tengan su lugar y se puedan sentir protagonistas de la labor que llevan a cabo. Queremos compartir más los grupos, los liderazgos. Y contar más con la asamblea. La pretensión es que cuando haya algún asunto que nos afecta a todos que se pueda hablar y se pueda debatir consensos y nadie se sienta excluido. Las 35 federaciones, que representan a 3.000 entidades, tienen que sentirse parte de este ente, que ha de estar para ayudar y para dar la cara por todas. Nuestra labor ha de ser establecer puentes entre la Administración y las entidades.

-Se está imponiendo el discurso de que la economía va mejor y la crisis se ha superado. ¿Teme que los ciudadanos bajen la guardia? -La gente se hace la ilusión o se quiere creer que la pobreza no es tan visible, pero lo sigue siendo. Es más, solo hablando con entidades te das cuenta de que no es que hayan bajado la atención, sino que incluso está creciendo. Hay algo que no está funcionando. Que nadie crea que la pobreza está disminuyendo. Las cifras son durísimas: el 19,2% de los catalanes están en riesgo de pobreza, y el 60% de los hogares recibieron algún tipo de prestación social durante el 2016, por poner dos duros ejemplos. Eso es gravísimo.

-Y el drama del desempleo. -Por supuesto, y también el de la falta de prestaciones. Según los datos del último trimestre de este año el 74% de los parados (352.2000) ya no cobra ninguna prestación. Y estamos hablando de 143.000 hogares con todos los miembros en paro, o, peor aún, de cerca de 90.000 hogares en la que ninguno de sus miembros percibe ingresos.

-Ahora viene el frío. ¿Un invierno más seguiremos oyendo hablar de pobreza energética y de vulneración de derechos? -Seguramente. Además, ya veremos lo que pasa con el decreto de pobreza energética de Catalunya que tumbó el Tribunal Constitucional. Teóricamente las compañías dicen que si hay un informe de los servicios sociales municipales que alerta de la vulnerabilidad de una familia no cortan los suministros.

-¿Cuál es el colectivo que más le preocupa? -Personalmente son los niños. No todo es ponerles un plato de comida en la mesa. Es muchísimo más. No es lo mismo educar en un ambiente con las tensiones normales de cada casa que en una en la que no se ingresa nada y se pasan graves dificultades. La calidad de vida que tenga el niño luego el niño estará muy condicionada.

-¿Tenemos una generación perdida por culpa de la pobreza infantil? -No podemos hablar de una generación entera. Ciertamente, estos años de crisis han afectado a una parte muy importante de la vida de los niños. Los niños han tenido que vivir la crisis en una etapa vital muy delicada: la escolarización, la etapa de crecimiento personal ... Y esto termina afectando al desarrollo de la persona. La infancia es el colectivo más invisible y con menos capacidad de quejarse, lo que supone que hay que dedicarle toda la atención para evitar más situaciones de cronificación de pobreza. Los niños que han vivido una situación de exclusión pagarán toda su vida los años de vulnerabilidad que han sufrido.

-¿Qué país es el modelo a imitar en servicios sociales? -No hay un país modélico donde reflejarse. Hay países que hacen muy bien la atención a los más vulnerables y con los que nos tenemos que reflejar. Por citar algunos ejemplos: nos podemos reflejar en la atención integrada social y sanitaria que se desarrolla en Escocia, con la atención a las personas con problemas de salud mental que se hace en Laponia, la consolidación de un parque de vivienda social de los Países Bajos o en las buenas prácticas para combatir la pobreza energética que se lideran desde el Reino Unido.

-Las entidades sociales vienen de épocas de recortes. Ahora no pasan tampoco un buen momento. -En estos momentos además de recortes hay bloqueos. Empezábamos a levantar cabeza de años de recortes en los que hemos puesto mucha imaginación y creatividad para salir adelante, pero nos ha venido el 155 y el bloqueo del ministro Montoro de los pagos destinados a subvenciones pata el Tercer Sector en Catalunya. Sabemos que hay unos procesos que cuando se solicitan, como se han solicitado por parte de la Generalitat, han de pasar unas semanas para obtener respuesta. Estamos todavía en ese periodo. A ver...

-Cuál es la postura de la las entidades en estos complejos momentos que vive Catalunya? -La Taula ha de ser fiel a su misión, que es la defensa de los derechos sociales y de la democracia.

-Las oenegés son suficientemente combativas con la Administración o están condicionadas por las ayudas que reciben? -Sí que lo son. Esta red de entidades está manteniendo a la población vulnerable y un estado del bienestar. Solo faltaría que no recibiéramos ayudas. Si estas entidades no cobran y el dinero llega con gran retraso deberán pedir porque los servicios los presta de todas maneras. Además, se ha de pagar a los trabajadores. Si la Administración no tiene capacidad para hacer este servicio no puede estar maltratando ni regateando a las entidades, aunque lo ideal es tener socios.

-Son estas, precisamente, las fechas para buscarlos. Acaban de poner en marcha una nueva campaña. Defendemos los derechos. -Cuando se acerca la Navidad es cuando todos nos acordamos de que existe el otro. Es un buen momento para incidir en la solidaridad y nosotros hemos lanzado una campaña para hacer visibles estas entidades. Tiene dos vertientes pedagógicas muy bonitas, la de denunciar las injusticias y la de sensibilizar a la población y que abra los ojos y vea que detrás de las oenegés hay mucha gente trabajando para ayudar. No siempre hay esta conciencia del gran trabajo que hay detrás.

-Cómo va a poder compaginar su labor al frente de la Taula con la de presidenta de la Federació Catalana de Voluntariat Social? -Ahora es complicado, pero en junio, cuando llevaré ocho años, tengo previsto dejar la federación.

-¿Seguirá colaborando como voluntaria con Arrels cada sábado? -Siempre que pueda, como llevo haciendo desde hace casi 30 años.