TESTIGO DIRECTO

Muerte en directo en el 'Challenger'

El jueves 28 de enero se cumplen 30 años de una de las peores tragedias de la carrera espacial. El transbordador 'Challenger' se desintegró solo 73 segundos después de su lanzamiento, provocando la muerte de los siete tripulantes. El despegue estaba siendo retransmitido por televisión, por lo que se calcula que un 17% de los estadounidenses al menos fueron testigos del drama. Carlos González Pintado, exjefe de operaciones de la NASA en Madrid, rememora aquel día.

Muerte en directo en el 'Challenger'

Muerte en directo en el 'Challenger'

CARLOS GONZÁLEZ PINTADO

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Era el 12 de abril de 1981. La NASA iba a iniciar una nueva era en el transporte espacial con el uso de un vehículo reutilizabe impulsado por dos cohetes de combustible sólido y con un gran tanque de combustible líquido adosado, los cuales se recuperarían y algunos de se volverían a usar. Este primer vuelo estaba designado como «vuelo de prueba», empleaba el transbordador 'Columbia' y se denominó STS-1. Toda la red de seguimiento estaba pendiente del evento y se habían cuidado, tanto la preparación de las operaciones como el mantenimiento de los equipos hasta el máximo posible.

Madrid era «estación indispensable», lo que significaba que si no estábamos listos se suspendía el lanzamiento, así que para ello nos habíamos estado entrenando y preparando el equipo de seguimiento y control los dos años anteriores. Además, la base de Rota en Cádiz, era también «estación indispensable» porque en caso de abortar la misión, la nave aterrizaría allí.

Cuando el 'Columbia' inició el despegue, la estación de seguimiento de Merrit Island, que era la primera en adquirir contacto con la nave, tuvo una avería que la inutilizó. Todos contuvimos el aliento, pero no había problema... En un corto espacio de tiempo, la estación de Las Bermudas en el Atlántico adquirió la señal de la nave. La ley de Murphy, siempre atenta a los eventos importantes, hizo que el sistema de análisis de navegación de Las Bermudas fallara en el último instante dejando a los controladores de Houston sin saber la posición, la velocidad y la trayectoria del STS 1. 

AUSENCIA DE COMUNICACIÓN

Hubo entonces un periodo de ausencia de comunicación hasta que la nave entró en el ámbito de control de Madrid.Todo salió bien, Madrid adquirió la señal en el momento oportuno y en la posición geográfica espacial predicha con lo que Houston respiró y nosotros también. De nuestro éxito dependió que el STS-1 entrara en órbita y la misión no se abortara. Con los sucesivos lanzamientos y la normalidad de los mismos, la tensión disminuyó y nos pudimos relajar hasta hacer que aquello pareciera rutina. Y entonces llegó el STS 51-L.

Era el 25º lanzamiento de un transbordador y el 10º del 'Challenger'. Despegó del complejo de lanzamiento 39-B del Centro Espacial Kennedy en Florida a las 16.38, hora de Greenwich, el 28 de enero de 1986. Todo parecía normal hasta que, 73 segundos tras el lanzamiento, el vehículo experimentó un fallo estructural catastrófico que determinó la pérdida de la tripulación y la nave.

En Madrid, ajenos a lo que había sucedido, esperábamos, como siempre, la recepción de la señal con nuestra antena apuntando al horizonte en el lugar previsto, pero algo no iba bien, el atronador silencio de las líneas de comunicaciones no presagiaba nada bueno y empezamos a preocuparnos y consultamos con Houston. La lacónica respuesta de Houston -«Tenemos un grave problema»- nos dejó sin habla. Casi al mismo tiempo, nuestros compañeros libres de servicio que estaban viendo el lanzamiento por televisión entraron en la sala de control informándonos de la tragedia.

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La tripulación que perdió la vida en este accidente estaba compuesta por el comandante Francis R. Scobee, el piloto Michael J. Smith, los especialistas de la misión Ellison S. OnizukaJudith A. Resnik y Ronald E. McNair y los especialistas de la carga Gregory B. Jarvis y la primera tripulante civil en un vuelo de NASA, S. Christa McAuliffe.

En Madrid nos quedó la sensación de haber perdido a compañeros nuestros pues así considerábamos a los astronautas que volaban en las misiones tripuladas en las que participábamos.

COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN

¿Y qué ocurrió después? La Rogers Commission, comisión investigadora del suceso, creada por el presidente Ronald Reagan y compuesta por William P. Rogers como presidente, Neil Armstrong, vicepresidente, y David AchesonEugene CovertRichard FeynmanRobert HotzDonald KutynaSally RideRobert RummelJoseph SutterArthur WalkerAlbert Wheelon y Chuck Yeager, determinó que el accidente fue debido a la rotura de una junta de caucho en uno de los cohetes de combustible sólido y al sistema de toma de decisiones en la NASA.

Hubo varios factores importantes que contribuyeron al desastre:

1.Tenemos una imagen de Florida como de un paraíso idílico con maravillosas playas y modernas infraestructuras donde siempre hace sol y todo es bello pero también es una zona de paso de huracanes y en invierno hiela de noche y nieva de vez en cuando.

2. Los cohetes de combustible sólido, fabricados por Morton Thiokol, constaban de siete cilindros de acero unidos dos a dos en fábrica, mediante una junta de amianto-sílice y enviados luego a Florida para su integración en el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB). Los cuatro segmentos resultantes se unían en el VAB uno a otro mediante dos juntas tóricas de caucho, una primaria y una secundaria.

3. El lanzamiento del 'Challenger' estaba originalmente programado para el día 22 pero se había retrasado en varias ocasiones por diversas causas y durante todo este tiempo, estuvo sujeto a las inclemencias atmosféricas. La humedad natural del lugar, que todo lo cubría, se helaba por la noche y volvía a deshelarse durante el día.

4. El día del lanzamiento la temperatura ambiente era de tres grados bajo cero.

5. Los expertos de Morton Thiokol desaconsejaron el lanzamiento debido a las bajas temperaturas ya que el margen de seguridad se situaba en los 12 grados pero la NASA decidió seguir adelante debido a los continuos retrasos habidos en esta misión.

A causa de estos drásticos y agresivos cambios de temperatura, una de las juntas principales de popa del cohete de estribor de la nave se deterioró y las vibraciones, las tensiones dinámicas y el calor del lanzamiento originaron una fisura que permitió la salida del gas caliente presurizado como si fuera un lanzallamas. La llamarada incidió directamente sobre una de las sujeciones del cohete al resto de la nave quemándola y soltándola.

LLAMARADAS

El cohete empezó a cabecear golpeando el tanque principal y dañándolo severamente lo que originó más llamaradas. El transbordador y el cohete empezaron a tirar cada uno por su lado y las tensiones aerodinámicas generadas fueros tan intensas que se produjo un fallo estructural general.

La cabina de vuelo, construida con aluminio reforzado, era una estructura especialmente sólida y se separó entera siguiendo una trayectoria balística y aunque la fuerza de aceleración durante la separación llegó a 20g., se redujo en muy poco tiempo a 4 g.

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Varios restos fueron recuperados del fondo del océano Atlántico tras una larga búsqueda y entre ellos se encontró la susodicha cabina. El minucioso análisis a que fue sometida pareció indicar que, al menos, tres de los tripulantes habían sobrevivido al primer momento dado que se habían utilizado los kits de aire de emergencia y su uso correspondía a los dos minutos y 45 segundos que duró la caída y quizá fallecieron con el impacto en el océano, que se calcula fue a 333 kilómetros por hora.

Esta misión tuvo un inusual seguimiento televisivo debido a la presencia como parte de la tripulación de Christa McAuliffe, primer civil en el espacio, maestra y miembro del proyecto 'Teacher in Space' ('Maestro en el Espacio').

Todas las operaciones de los transbordadores se suspendieron durante 32 meses mientras se corregían los defectos de fabricación de los propulsores de combustible sólido. La unión entre los cilindros se modificó y las juntas de caucho se aumentaron a tres para futuros lanzamientos. La NASA recibió también nueve recomendaciones para futuros lanzamientos.

Una semana después del accidente, el presidente de EEUU dijo : «Nunca nos olvidaremos de ellos, ni de la última vez que los vimos, cuando se preparaban para su viaje, decían adiós y se soltaban los ariscos lazos de la Tierra para tocar la cara de Dios».