Las edades de la lectura
ANTES DE LOS 4 AÑOS El primer ejemplo, en casa
Si algo está claro en pedagogía es que los primeros aprendizajes de cualquier niño son los que le transmiten sus propios mayores, en casa. Por eso es tan determinante que, si usted quiere que su hijo sea un buen lector, lea usted también. «Es imprescindible que vea cómo sus padres leen en casa, ya sean libros o diarios o revistas. Cuando son pequeños, los adultos son un referente al que respetan e imitan», subraya Rosa Riu, maestra y responsable del proyecto de lectura de la escuela Carlit, en el Eixample de Barcelona.
ENTRE LOS 4 Y LOS 7 AÑOS En compañía de un adulto
Cuando el niño aprende a leer, cuando aprende en el colegio a identificar las letras y a unirlas en sílabas, llega el primer momento clave para el buen lector. «Es una etapa en que los padres han de acompañar a sus hijos en los ratos de lectura, para ir resolviéndoles dudas», dice Mariona Prats, maestra especializada en bibliotecas escolares. «Muy importante: los padres no deben angustiarse aunque crean que su hijo no progresa. Esa angustia del adulto se transmite al niño y muchas veces, puede provocarle un bloqueo», alerta Prats.
DE LOS 7 A LOS 9 Descubir el gusto por la lectura
«Es aconsejable que en esta etapa, una vez adquirida la habilidad y fluidez lectoras, el niño dedique un tiempo diario a los libros... Pero que lo vea siempre, siempre como una actividad de ocio. ¡Que no lo tome como una imposición o un castigo!», avisa Mariona Prats. Es ahora cuando descubren el placer de leer. Y es bueno que no sea siempre un acto individual. «Es una actividad socializadora importante, ya sea formando parte de clubs de lectura o participando en foros por internet», sugiere una técnica del plan de impulso a la lectura.
ENTRE EL COLEGIO Y EL INSTITUTO Que el niño escoja por sí mismo
Entre los nueve y los 11 años, en el tramo final de la primaria, «el peso del adulto debe empezar a disminuir», indica esta misma especialista de Ensenyament. «Que los chicos lean lo que quieran, que escojan por sí mismos», agrega. «Es el momento más crítico», confirma Àlex Cosials, coordinador del programa Lexcit de la fundación Jaume Bofill. «Otro debate –añade– es determinar si a esta edad leen poco o si, en cambio, lo hacen a través de otros formatos, como internet».
EN LA ADOLESCENCIA Los libros que leen los amigos
Es al llegar a la ESO cuando suele producirse la gran desbandada lectora. Y eso que el mercado editorial ha hecho un esfuerzo titánico en los últimos años por ponerse al día en esta franja de edad, subraya Marta Prims de la librería La Caixa d’Eines de Barcelona. «Leen lo que ven leer a sus amigos, porque a estas edades lo que mejor funciona es lo que les permite socializar», indica Ismael Palacín, director de la Jaume Bofill. «Sus referentes son ya los compañeros», agrega.
EN LA VIDA ADULTA El que tuvo, retuvo
El niño que entre los siete y los nueve años lee, muy seguramente mantendrá el placer por la lectura cuando sea ya un adulto, «aunque durante la adolescencia haya abandonado el gusto», indica Marta Prims. «El de leer es como otros tantos hábitos, si se adquiere desde pequeño, permanece», agrega Mònica Pereña, subdirectora general de Llengua i Plurilingüisme de la Generalitat. «Como ocurre en otros ámbitos de la vida: quien tuvo, retuvo», sella Palacín.
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