El aniversario de un movimiento social

«¡Ya está, lo hemos parado!»

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha evitado 180 desalojos con la ayuda de los indignados

T. S.
BARCELONA

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«Ya está: ¡lo hemos parado! Hemos ganado. Y ahora pediremos la condondación de la deuda». Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), pronunció estas palabras ayer a las 10.45, minutos después de que la comisión judicial que acudía a desahuciar a los vecinos del 11º piso del 16 del pasaje de Prim, a unos cientos de metros del Fòrum, llegara en taxi a la zona disimuladamente. Sus integrantes no despidieron el vehículo. Tras comprobar que decenas de personas de la PAH les esperaban para impedir sus planes, se detuvieron a cierta distancia y comunicaron a una de las representantes de la plataforma que renunciaban a sus intenciones. Temporalmente. Y se fueron en el mismo taxi.

Pasó ayer pero pasa cada día en varios sitios: del 2008 al 2011 se produjeron 166.716 desahucios en España. La PAH empezó a frenarlos en noviembre del 2010. Para entonces no existía el 15-M, cuyos integrantes se han convertido en una pieza clave en estas misiones. Indignados, representantes de barrios e inmigrantes forman las comitivas que con música, pica-pica y camisetas verdes disuaden a los enviados de las entidades bancarias.

Es para muchos el mejor fruto del 15-M y es indiscutible que su papel es decisivo en este campo. Colau lo explica con cifras:«Desde que empezamos en noviembre del 2010 hasta el 15-M logramos frenar 70 desahucios. Desde el 15-M hasta ahora, unos 180».

Preciosas vistas al mar

Enrique y Gina, de 49 y 34 años, eran ayer los vecinos amenazados que recibieron el auxilio de la PAH. Son ecuatorianos y enviaron de vuelta a su país a dos hijos de 18 y 15 años dada la situación. Enrique hacía habitáculos para pintura industrial: lleva un par de años ya sin trabajo estable. Gina trabajaba en la hostelería, limpiando habitaciones de hotel, hasta enero.

En su caso no hay dación en pago que negociar con el banco, el BBVA en su caso, porque el piso ya es de esa entidad. Como mucho, la condonación que reclama Colau. Ayer la pareja atendió a televisiones de Bélgica y Suiza, mientras esperaban la llegada de las malas noticias. Su piso costó 300.000 euros, algo que llama la atención por la zona, de origen humilde, y por la vivienda, de 64 metros cuadrados. Eso sí, la vista, por ser un piso tan alto, es impresionante. El mar se puede tocar con los dedos.

Cabe plantearse si Enrique y su mujer son o no culpables de haber llegado hasta aquí. Pero su historia tiene la lógica económica de aquella época: vivían de alquiler en Poblenou y pagaban 1.000 euros. La cuota inicial del nuevo piso era de 1.100 euros. No parecía una locura. Pero no tardó en subir, y cuando ascendía a 1.920 euros se fueron al banco, nerviosos. Renegociaron la situación y adquirieron nuevas deudas. Cuando no pudieron más intentaron entregar las llaves y quitarse de encima la hipoteca pero la respuesta fue unnorotundo. Ahora el piso es del BBVA, que lo ha valorado en el 60% que le permite la ley, descontando 180.000 euros de la deuda de la pareja, a la que además de la vivienda reclama otros 200.000 euros. O Enrique y Gina lo hicieron muy mal o el banco lo ha hecho muy bien.