Tragedia en A Coruña

El mar se traga a un joven y a tres policías que le socorrían

El estudiante se adentró ebrio en el agua después de una fiesta

Una lancha de Salvamento Marítimo busca a los policías desaparecidos en la playa de Orzán, ayer.

Una lancha de Salvamento Marítimo busca a los policías desaparecidos en la playa de Orzán, ayer.

EL PERIÓDICO
A CORUÑA

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Tomas Velicky, de 23 años, era un estudiante de Económicas eslovaco que estaba en A Coruña desde septiembre con el programa Erasmus. En quince días tenía que volver a casa, así que decidió alargar la fiesta de intercambio a la que había acudido a través de una convocatoria en Facebook. Pero acabó de la peor manera posible: se adentró ebrio en la playa coruñesa de Orzán y el fuerte oleaje le engulló. Uno de los tres agentes de la Policía Nacional que intentaron rescatarle apareció ahogado horas después. Los otros dos y el joven siguen desaparecidos.

«Entró en el mar para mojarse los pies», dijo ayer el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, quien añadió que Velicki «desconocía las condiciones marítimas». «La primera ola le mojó, la segunda le tiró y la tercera lo arrolló», explicó un testigo. Minutos antes de la tragedia, a las 5.02 horas de la madrugada de ayer, la Policía Nacional recibió el aviso de que un joven no podía salir del mar debido al fuerte oleaje. Tres agentes acudieron para auxiliarlo y se sumergieron en el mar, pero, al igual que Velicki, tampoco salieron.

A DOS KILÓMETROS / Uno de los policías, Javier López, de 38 años, apareció muerto a las 9 de la mañana a dos kilómetros de donde se le perdió el rastro. Los otros dos, Rodrigo Maseda, de 35 años, y José Antonio Villamor, de 34, siguen desaparecidos.

A. J. D. G., de 26 años, vio a los agentes en el mar mientras se dirigía a su casa e intentó rescatarles sin éxito mediante una cuerda y una cadena humana hecha con la gente que se encontraba en la playa. Ya en tierra firme, con síntomas de hipotermia, relató cómo uno de ellos se le escapó de las manos.

Las condiciones meteorológicas no ayudaban en las tareas de rescate. El litoral gallego se encontraba en alerta naranja y Salvamento Marítimo reconocía que iba a ser «muy difícil» encontrar a los desaparecidos con vida. Al cierre de esta edición, un dispositivo de más de 100 personas seguía buscándoles por tierra, mar y aire.