¡Catalanazo!

Algunas veces el autobombo es un ejercicio de justicia. Aunque la profesión atraviesa horas bajas, todavía puede sacar pecho por la proeza diaria de ensamblar un periódico, por condensar el mundo y sus delirios cada 24 horas en un puñado de páginas y una sola portada. Se trata de una tarea difícil, para desquiciar al tipo más templado; y hacerlo en dos idiomas, la caraba. EL PERIÓDICO lleva ya 14 años manejando los platillos chinos de una doble edición, en castellano y catalán. Una aventura esforzada que valió y vale la pena.

Recorrer el patio de la antigua Casa de Convalescència, sede del Institut d'Estudis Catalans (Carme, 47), contagia al visitante de una extraña paz, quizá porque el barroco del edificio es tranquilo, assenyat, muy del comedimiento catalán, como sugirió ayer el presidente de la institución, Salvador Giner, en la presentación de la muestra Fem els 5.000.

Las gárgolas del claustro contemplan petrificadas lo que, como ellas, ya es historia: algunas de las mejores portadas publicadas por este diario en el idioma que hicieron grande Pla y la Rodoreda. Escalofriante la del atentado islamista en Madrid: «11-M, 192 morts 1.430 ferits». Letras enormes y la fotografía de un vagón desventrado bastaron para plasmar el horror de una jornada aciaga; los compañeros de la sección de Política deben de recordar bien lo que fue expurgar la información en aquellas circunstancias: el backstage, la rebotica de los periódicos, suele estar llena de anécdotas y pequeños milagros.

Sin adjetivos

También hay un recuerdo para la entrada del euro, el apagón de Fecsa, el hundimiento del Prestige y la victoria de Obama, saludada con una fotografía a cinco columnas del líder negro Martin Luther King y el titular: «Ja no és un somni». Muy certera la portada que cierra la exposición: Messi y Pujol se abrazan tras el gol que colocó al Barça a un paso de Wembley. El rótulo reza verdad: ellos son los amos.

Ricard Fité, coordinador lingüístico de la edición en catalán de EL PERIÓDICO, contemplaba ayer la exhibición de las 5.000 portadas con la satisfacción prudente de los tímidos. Él y su equipo, formado por 30 personas, son los responsables de hermanar ambos idiomas y de no perder la calma cuando les llega a la mesa un titular con el sufijo castellano azo. Zarpazo al Madrid en el Bernabéu, y los filólogos sudan tinta. Como aquel medicamentazo del año 1998, cuando algunos remedios de farmacia pasaron a ser de pago. «La cuestión es que tienes que resolver el problema en el momento-comenta Fité-, que no puedes esperar al día siguiente para solventarla». Las crónicas taurinas, cuando las había, también requerían más de una visita a los diccionarios. Para la fraseología, el de Alcover Moll y el de Teresa Espinal.

La maduración

El proyecto de publicar un periódico en catalán, un paso fundamental para la normalización lingüística, ya la acariciaba Antonio Asensio Pizarro desde la fundación de este diario, en octubre de 1978. El tiempo habría de madurarla.

A principios de los años 80, cuando se advertía que el jovencísimo diario cuajaba en las localidades del cinturón de Barcelona, obrero y castellanohablante, se empezaron a publicar unas páginas los sábados con esbozos básicos de gramática catalana a través de sopas de letras, saltos de caballo y otros entretenimientos. El misterio de los pronombres febles, ay, y de la ele geminada.

Han pasado casi 30 años desde aquellos pasatiempos visionarios. Ya se sabe: las buenas ideas no se improvisan.