LAS REACCIONES CIUDADANAS

El viaje excita solo a grupos que piden cuentas al Sumo Pontífice

Protesta en la embajada vaticana en Londres.

Protesta en la embajada vaticana en Londres.

B. A.
LONDRES

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Ni expectación, ni fervor popular. La histórica visita del Papa al Reino Unido la próxima semana deja en el mejor de los casos indiferentes a la mayoría de los británicos. El 79% de los interrogados en una reciente encuesta afirma «no tener personal interés» en el evento. La prensa enfrenta la «apatía» reinante al caluroso recibimiento con el que en 1982 fue acogido Juan Pablo II. Quienes parecen más interesados en la visita son los grupos que quieren protestar y pedir cuentas a Benedicto XVI. Su estancia de cuatro días estará dominada por las tremendas e inacabables revelaciones de abusos cometidos por el clero en todo el mundo.

«No queremos más palabras del Vaticano. Queremos hechos. Queremos saber qué van a hacer para ayudarnos a reparar nuestras vidas», señaló ayer Margaret Kennedy al frente de la asociación Supervivientes de Abusos Sexuales del Clero, que ayer se reunió en Londres. El Papa, continuó Kennedy, va a viajar «con los honores y la dignidad que se otorga a un jefe de Estado. Por desgracia nosotros [las víctimas] no merecemos el mismo nivel de respecto, dignidad o estatus», lamentó.

COALICIÓN DESCONTENTA / La coalición Protestar contra el Papa, que reúne a grupos muy diversos, opuestos a la doctrina del Vaticano hacia los homosexuales, la ordenación de mujeres o el veto a los preservativos en la lucha contra el sida, prepara una manifestación en Londres, coincidiendo con la presencia del Pontífice en la capital. Los portavoces del grupo entregaron esta semana una petición al arzobispo Peter Smith, exigiendo «que el Papa abra los dosieres de abusos sexuales y se los facilite a las fuerzas policiales alrededor del mundo», a fin de que los culpables sean juzgados y condenados.

El Vaticano está tratando de minimizar la envergadura de las protestas, alegando que la prensa inglesa exagera el movimiento de oposición.

Las denuncias de abusos están teniendo sin embargo un considerable impacto en los católicos británicos. En una encuesta realizada por la BBC, el 52% de los consultados afirman que la escala de los delitos y la forma en que ha gestionado el escándalo la jerarquía católica ha hecho que su fe se tambalee.

La figura de Benedicto XVI, al que muchos creen implicado personalmente en casos de encubrimiento de curas pederastas, tampoco despierta especial entusiasmo. El actual Pontífice no posee el carisma y el toque popular de su antecesor, aunque sus dotes intelectuales sean posiblemente muy superiores. El viaje al Reino Unido será una prueba decisiva para un papado en crisis, que se atrinchera cuando los feligreses piden justicia y transparencia.