RELIGIÓN

Un defensor de los refugiados dirigirá a los jesuitas catalanes

Lluís Magriñà, con experiencia en África, tiene el reto de activar la labor de la orden

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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En 1969, el jesuita Lluís Magriñà se encontraba en Túnez cuando cogió un tren que le cambió la vida. En cada estación, la gente se lanzaba a los vagones en pos de unas cuantas monedas y migas de pan. "¡La experiencia me impactó!", dijo Magriñà el pasado año, durante una entrevista con este diario. Casi 40 años después de ese tren que hizo que empleara buena parte de su vida a la defensa de los oprimidos, Magriñà fue elegido ayer nuevo provincial de la Compañía de Jesús en Catalunya, sustituyendo a Pere Borràs. La noticia fue acogida con alegría entre los jesuitas, quienes creen que su dilatada carrera en EEUU, África y Roma servirá para impulsar la labor de la orden en Catalunya.

"Es un hombre cercano, poco dado a echar largos rollos. Se trata de alguien que escucha. Tiene una enorme iniciativa y creatividad", dice de él Ignasi Salvat, exprovincial de la Compañía de Jesús en Catalunya, quien lo conoce desde hace más de tres décadas.

DE CHICAGO A CHAD

Muy próximo al exgeneral Peter-Hans Kolvenbach, Magriñà, nacido en Barcelona en 1946, es licenciado en Teología y estudió Educación Comparada en Chicago, pero su trabajo se ha centrado en la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo. Tras pasar un lustro en el Chad --"el país centroafricano le marcó mucho, porque le permitió convivir con la cultura islámica y animista", asegura Salvat--, fundó y dirigió durante 15 años la oenegé Intermón.

Después ejerció el cargo de delegado de educación de la Compañía de Jesús en Catalunya, hasta llegar al periodo entre el 2000 y el 2007, en el que estuvo al mando del Servicio Jesuita a los Refugiados, creado por el vasco Pedro Arrupe, quizá el más carismático general de la orden en los últimos tiempos. El puesto le permitió recorrer el planeta de punta a punta, evaluando las necesidades de este colectivo y poniendo en práctica sus tesis de que "el otro no es una amenaza, sino una oportunidad de aprender" y de que la mejor forma de ayudar a los oprimidos consiste en "estar con ellos".

NINGÚN DILETANTE

"Habla perfectamente inglés, francés e italiano y ha vivido en muchos países, pero no es ningún internacionalista diletante", dice de él Ignasi Salvat. Todavía se desconoce la fecha en la que Magriñà tomará posesión de su nuevo cargo. Una vez llegue el día, estará al frente de los jesuitas un mínimo de tres años, que suele prolongarse durante otros tres.