Psicología

Meditación: cómo nos ayuda en la búsqueda de la autoconsciencia y de la plenitud

La atención plena nos permite conectar con las emociones positivas

Mujer meditando

Mujer meditando / 123RF

Ángel Rull

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En nuestra era digital, saturada de información y estímulos constantes, encontrar momentos de quietud y reflexión interna es más valioso que nunca. La meditación, una práctica con raíces ancestrales, emerge como un faro de luz y calma, ofreciendo un refugio para el espíritu y la mente.

¿Qué es la meditación?

La meditación es mucho más que un método para relajarse. Es una práctica profunda que nos invita a centrarnos en el momento presente, cultivando una observación no reactiva de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales. Si bien sus orígenes se encuentran en tradiciones espirituales y religiosas de la India, China, Japón y otras culturas, la meditación ha trascendido estos límites para convertirse en una herramienta secular de bienestar mental y emocional.

Existen diversas formas de meditación, incluyendo la meditación de atención plena (mindfulness), la meditación trascendental, la meditación Zazen, y técnicas de visualización, entre otras. Cada una ofrece un camino único hacia la tranquilidad mental y el autoconocimiento. La elección de una técnica sobre otra depende de las preferencias personales y los objetivos específicos de cada individuo.

La meditación requiere disciplina y práctica regular. Aunque los primeros intentos pueden verse asediados por distracciones y la inquietud mental, con tiempo y paciencia, la mente comienza a aquietarse, permitiendo experiencias de mayor calma y claridad. Esta práctica continuada fortalece nuestra habilidad para permanecer centrados, incluso frente a las turbulencias de la vida cotidiana.

¿Qué beneficios psicológicos tiene?

La meditación ha demostrado ser efectiva en la reducción del estrés y la ansiedad. Al centrar la atención en el momento presente, se reduce la tendencia a preocuparse por el futuro o rumiar sobre el pasado. Esto disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés, contribuyendo a una sensación general de bienestar.

Los beneficios de la meditación se extienden a la mejora de condiciones como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos de atención. La práctica regular puede aumentar los niveles de serotonina y endorfinas, neurotransmisores asociados con la felicidad y la reducción del dolor, respectivamente.

La meditación nos enseña a observar nuestras emociones sin identificarnos con ellas. Esta capacidad de distanciamiento emocional nos permite enfrentar las situaciones adversas con mayor ecuanimidad y menos reactividad, fortaleciendo nuestra resiliencia emocional.

¿Cuánto debemos meditar al día para tener esos beneficios?

Para los principiantes, lo importante es establecer un hábito. Iniciar con sesiones cortas de 5 a 10 minutos cada día puede ayudar a integrar la meditación en la rutina diaria sin sentirse abrumado. La clave es la consistencia, no la duración.

Conforme se adquiere comodidad con la práctica, se puede incrementar gradualmente el tiempo de meditación. Algunos practicantes encuentran beneficios significativos con sesiones de 20 a 30 minutos. Experimentar con diferentes duraciones puede ayudar a cada persona a encontrar su equilibrio ideal entre tiempo invertido y beneficios obtenidos.

Es crucial adaptar la práctica a las circunstancias personales, permitiendo flexibilidad, pero manteniendo la regularidad. Más allá de la duración específica, lo que realmente importa es la calidad de la atención y la intención puesta en cada sesión.

¿Cómo nos ayuda en la búsqueda de la autoconsciencia y la plenitud?

Esta práctica milenaria nos invita a sumergirnos en las profundidades de nuestra mente y espíritu, brindándonos la oportunidad de observar nuestros pensamientos y emociones desde una perspectiva de claridad y compasión. Al cultivar la habilidad de estar plenamente presentes, aprendemos a desentrañar los misterios de nuestra autoconsciencia y a acercarnos a un estado de plenitud que trasciende las circunstancias externas.

Esto es lo que nos aporta:

1. Autoconsciencia y claridad mental

La meditación nos permite hacer una pausa y observar nuestra mente en acción, identificando patrones de pensamiento y emocionales que a menudo pasan desapercibidos. Esta práctica de observación consciente incrementa nuestra autoconsciencia, ofreciéndonos claridad sobre nuestras verdaderas motivaciones, deseos y temores.

2. Vivir en el presente

Uno de los regalos más valiosos de la meditación es aprender a vivir en el presente. Al enfocarnos en el aquí y el ahora, nos liberamos de las cadenas del pasado y las preocupaciones por el futuro. Esta presencia plena nos abre las puertas a experimentar la vida más intensamente, apreciando las pequeñas alegrías y aceptando los desafíos con mayor serenidad.

3. Conexión con la plenitud

La práctica meditativa nos introduce en un viaje hacia nuestro interior, donde podemos encontrar una fuente de paz y satisfacción que no depende de factores externos. Al conectarnos con este núcleo de estabilidad y serenidad, fortalecemos nuestra capacidad para afrontar las vicisitudes de la vida desde un lugar de plenitud y equilibrio interno.

La meditación no es una solución mágica para todos los problemas de la vida, pero sí es una práctica potente que puede transformar profundamente nuestra experiencia del mundo. Nos ofrece herramientas para enfrentar las dificultades con mayor sabiduría y compasión, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. Al embarcarnos en este viaje hacia la autoconsciencia y la plenitud, descubrimos no solo una mayor paz interior, sino también una conexión más profunda con la vida misma. La invitación está abierta: solo hace falta dar el primer paso.

* Ángel Rull, psicólogo.