Psicología

Duelo en niños: cuatro formas de ayudarles a elaborarlo

Las pérdidas importantes generan dolor a largo plazo

Niño llorando

Niño llorando / 123RF

Ángel Rull

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El proceso de duelo en los niños, aunque es una experiencia universalmente reconocida, se manifiesta de maneras que requieren una atención y sensibilidad especiales. La infancia es un periodo de desarrollo emocional y cognitivo crítico, donde las experiencias de pérdida pueden tener impactos profundos y duraderos. Por eso, es tan importante que padres, madres y cuidadores principales sepan qué es el duelo y cómo ayudar en su elaboración.

¿Qué es el duelo?

El duelo es una reacción natural ante la pérdida de un ser querido o un cambio significativo en la vida. En el caso de los niños, este proceso puede ser particularmente complejo, dado que su comprensión de conceptos como la muerte y la permanencia están en desarrollo. La pérdida puede ser percibida de manera diferente dependiendo de la edad del niño, su desarrollo emocional y las circunstancias de la pérdida. Por ejemplo, la muerte de un familiar cercano puede ser entendida de manera muy distinta por un niño de cinco años, que apenas está comenzando a comprender la irreversibilidad de la muerte, en comparación con uno de doce años, cuya comprensión es más avanzada pero aun así limitada por su experiencia de vida.

Este proceso de duelo en los niños no solo se activa por la muerte de una persona cercana, sino también por la pérdida de mascotas, la separación de los padres, la mudanza a un nuevo entorno o incluso cambios significativos en su rutina diaria. Cada uno de estos eventos puede desencadenar un proceso de duelo que necesita ser reconocido y atendido con sensibilidad.

La importancia de identificar el duelo en los niños radica en su impacto potencial en su desarrollo emocional y psicológico. A diferencia de los adultos, los niños pueden no tener aún las herramientas para expresar o comprender plenamente sus emociones, lo que puede hacer que su proceso de duelo sea confuso y a veces invisible para los adultos a su alrededor.

¿Qué síntomas tiene el duelo infantil?

Los síntomas del duelo en los niños pueden ser variados y manifestarse tanto a nivel físico como emocional. Es común observar cambios en el apetito o en los patrones de sueño, con algunos niños mostrando insomnio o, por el contrario, una necesidad aumentada de dormir. A nivel emocional, los niños pueden experimentar episodios de llanto sin motivo aparente, irritabilidad, retraimiento social o una disminución en el interés por actividades que antes disfrutaban. Estos síntomas pueden ser señales de que el niño está luchando por procesar su pérdida.

Además, los niños en duelo pueden mostrar signos de regresión a comportamientos más infantiles, como mojar la cama después de haber aprendido a controlar la vejiga, hablar con palabras o frases más propias de una edad temprana o mostrar una dependencia aumentada de los adultos o cuidadores. Estas manifestaciones pueden ser una forma de buscar seguridad y confort en momentos de incertidumbre y dolor.

Es crucial para los adultos reconocer estos síntomas y no subestimar el impacto emocional que la pérdida puede tener en los niños. Aunque algunos de estos comportamientos pueden parecer menores o temporales, pueden ser indicativos de un duelo profundo que necesita ser abordado. Ignorar estos signos o esperar simplemente que el niño "supere" su dolor sin apoyo puede llevar a complicaciones emocionales a largo plazo.

¿Qué peligros tiene si no se elabora correctamente?

Un duelo no elaborado o reprimido en los niños puede sembrar las semillas de problemas emocionales y de comportamiento futuros. La incapacidad de procesar adecuadamente una pérdida puede manifestarse en forma de ansiedad, depresión o trastornos del comportamiento en etapas posteriores de la vida. Estos problemas pueden afectar negativamente su rendimiento académico, sus relaciones con los compañeros y su bienestar general.

La elaboración inadecuada del duelo también puede llevar a los niños a desarrollar mecanismos de afrontamiento poco saludables. Por ejemplo, pueden comenzar a evitar cualquier situación que les recuerde la pérdida o pueden reprimir sus emociones, lo que a largo plazo puede afectar su capacidad para formar relaciones emocionales saludables. En algunos casos, el duelo no resuelto puede incluso traducirse en problemas físicos, como dolencias psicosomáticas, demostrando la profunda conexión entre la salud emocional y física.

Formas de ayudar a los niños a elaborar el duelo

Es fundamental prestar atención y brindar un apoyo adecuado a los niños que atraviesan un proceso de duelo. La ausencia de un espacio seguro para expresar sus emociones o la falta de comprensión por parte de los adultos puede agravar su sensación de aislamiento y desamparo, complicando aún más su capacidad para superar la pérdida.

Estos son los pasos que debemos seguir para fomentar un espacio seguro y que el duelo pueda elaborarse:

1. Escucha activa y validación de sus emociones

La escucha activa implica estar presente de manera integral con el niño, ofreciéndole toda nuestra atención y permitiéndole expresar sus sentimientos sin interrupciones ni juicios. Es crucial validar sus emociones, asegurándoles que es normal sentirse triste, enfadado o confundido después de una pérdida. Esta validación ayuda a los niños a entender que sus sentimientos son normales y esperados, lo que es un primer paso vital hacia la sanación.

La comunicación abierta fomenta un entorno de confianza donde los niños se sienten seguros para explorar y expresar sus emociones. Alentar a los niños a hablar sobre sus sentimientos, o incluso sobre la persona o la situación que han perdido, puede ayudarles a procesar su duelo. Para los niños que tienen dificultades para expresarse verbalmente, se pueden usar herramientas como dibujos o historias para facilitar esta expresión emocional.

2. Mantener rutinas

Las rutinas ofrecen un sentido de previsibilidad y normalidad en la vida de un niño, lo cual es especialmente reconfortante durante períodos de cambio significativo o pérdida. Esforzarse por mantener horarios regulares para las comidas, el sueño y las actividades escolares puede proporcionar la estructura necesaria para ayudar a los niños a sentirse más seguros y anclados.

Las rutinas no solo ayudan a gestionar el día a día de manera más eficaz, sino que también transmiten a los niños la sensación de que, a pesar de la pérdida, algunos aspectos de la vida continuarán siendo constantes y predecibles. Esto es crucial para su sentido de seguridad y estabilidad emocional.

3. Fomentar el recuerdo saludable

Recordar a la persona, mascota o situación perdida puede ser una parte importante del proceso de duelo. Crear un espacio para recordar y honrar a quienes han fallecido permite a los niños sentir que su ser querido sigue siendo parte de su vida de una manera significativa. Esto puede tomar la forma de compartir historias, mirar fotos juntas, o incluso realizar una actividad que a la persona le gustaba hacer.

Fomentar el recuerdo saludable ayuda a los niños a integrar la pérdida en su vida de una manera que honra la memoria del ser querido, mientras continúan avanzando. Es un equilibrio delicado entre permitirles llorar y ayudarles a recordar con cariño, lo cual puede ser fundamental para una elaboración saludable del duelo.

4. Apoyo profesional cuando sea necesario

Aunque muchas estrategias de apoyo pueden ser implementadas por padres y cuidadores, en algunos casos puede ser necesario buscar la ayuda de un profesional. Si un niño muestra signos de un duelo complicado, como una tristeza persistente que interfiere con su vida diaria, o problemas de comportamiento y emocionales significativos, puede ser beneficioso consultar a un psicólogo infantil especializado en duelo.

Los profesionales pueden ofrecer estrategias de afrontamiento adaptadas a las necesidades individuales del niño y proporcionar un espacio seguro para explorar sus emociones más profundas. Este tipo de apoyo puede ser crucial para ayudar a los niños a navegar por su proceso de duelo de manera saludable y constructiva.

El duelo en los niños es un proceso profundamente personal y variado, que requiere un enfoque cuidadoso y considerado. Al adoptar estrategias de apoyo, los adultos pueden desempeñar un papel crucial en ayudar a los niños a navegar por su dolor, promoviendo una recuperación emocional saludable y un desarrollo psicológico positivo. Reconocer la importancia de este apoyo no solo beneficia a los niños en su momento de necesidad, sino que también sienta las bases para su bienestar emocional a largo plazo.

* Ángel Rull, psicólogo.