Psicología

Cinco momentos donde creemos erróneamente que estamos recibiendo 'luz de gas'

La manipulación forma parte de las herramientas de algunas personas

'Luz de gas'

'Luz de gas'

Ángel Rull

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La comprensión y el análisis de nuestras interacciones personales son esenciales para fomentar relaciones saludables y promover un bienestar psicológico. En este marco, la 'luz de gas', un término cada vez más difundido, merece una atención particular por su impacto negativo en dichas relaciones. Pero ¿qué es 'luz de gas' y cuándo no los es?

¿Qué es la ‘luz de gas’?

La 'luz de gas' se origina en el ámbito de la manipulación psicológica, donde una parte intenta hacer dudar a otra de su realidad, percepciones o recuerdos. Este término ha trascendido los límites del teatro y el cine para instalarse en el discurso psicológico como una forma de abuso emocional sutil y, a menudo, insidioso. Su peligrosidad radica en la capacidad del abusador para desorientar y controlar a la víctima, haciéndole cuestionar su cordura y confianza en sí misma.

El reconocimiento de la 'luz de gas' como técnica de manipulación es un paso crucial para identificar relaciones abusivas. No obstante, su diagnóstico requiere una observación cuidadosa de las dinámicas de poder, las intenciones y el impacto en la persona afectada. La manipulación es deliberada y repetitiva, destinada a desequilibrar y someter, distinguiéndose así de malentendidos o conflictos normales en cualquier relación.

La complejidad de la 'luz de gas' reside en su ejecución casi imperceptible, donde el abusador puede negar cualquier intención dañina, proyectando la culpa o la locura sobre la víctima. Este juego psicológico no solo deteriora la salud mental de quien lo sufre sino que también puede aislarlo socialmente, al dificultarle compartir su experiencia con otros por temor a no ser creído.

¿Por qué es tan peligrosa la ‘luz de gas’?

La 'luz de gas' es particularmente nociva debido a su impacto profundo en la autoestima y la percepción de la realidad de la víctima. Al generar dudas constantes sobre sus propios sentimientos, recuerdos y percepciones, la persona afectada puede experimentar una pérdida significativa de autoconfianza. Este estado de vulnerabilidad emocional facilita aún más la manipulación y control por parte del abusador.

El daño provocado por la 'luz de gas' trasciende el ámbito personal, afectando también la capacidad de la víctima para establecer y mantener relaciones saludables en el futuro. La desconfianza generalizada hacia los propios juicios y hacia los demás puede conducir a un aislamiento emocional y social, complicando la recuperación y el restablecimiento de relaciones interpersonales sanas.

Además, la 'luz de gas' puede tener consecuencias a largo plazo en la salud mental, incluyendo trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático. La recuperación de este tipo de abuso requiere un proceso de revalidación de la experiencia y percepciones propias, lo cual puede ser un camino largo y complejo para la víctima.

¿A veces nos confundimos al diagnosticar ‘luz de gas’?

La tendencia a etiquetar conflictos o desacuerdos comunes como 'luz de gas' puede derivar en acusaciones injustas y perjudicar relaciones que, pese a los desencuentros, son fundamentalmente sanas. Diferenciar efectivamente entre la manipulación y las discrepancias normales en la percepción o comunicación es crucial para evitar diagnósticos erróneos que puedan intensificar conflictos innecesariamente.

El reconocimiento de la 'luz de gas' como abuso implica comprender que no todo error de comunicación o memoria es manipulativo. Los seres humanos son falibles, y nuestras interacciones a menudo están plagadas de malentendidos sin intención de dañar. La capacidad para discernir entre la manipulación y los errores genuinos es fundamental para mantener la objetividad y la salud en nuestras relaciones.

Es vital fomentar espacios de diálogo abierto y respetuoso donde las diferencias puedan ser expresadas y resueltas sin recurrir a la acusación rápida de 'luz de gas'. La educación emocional y la comunicación efectiva son herramientas clave para construir relaciones basadas en la confianza mutua y el respeto, alejadas de dinámicas abusivas.

Momentos donde creemos erróneamente que estamos recibiendo 'luz de gas'

En ocasiones, nuestra percepción puede jugar trucos inesperados, llevándonos a sospechar de la presencia de 'luz de gas' cuando en realidad no es el caso. La 'luz de gas', como forma de manipulación psicológica, ha cobrado notoriedad en la conciencia pública debido a su insidiosa capacidad para socavar la confianza y la estabilidad emocional de las personas. No obstante, es esencial comprender que no todos los conflictos o malentendidos en nuestras relaciones son ejemplos de esta manipulación maestra.

¿Cuándo nos estamos confundiendo?

1. Errores y olvidos genuinos

La memoria humana es imperfecta, y los olvidos o errores son inevitables. Interpretar estos fallos como 'luz de gas' puede ser injusto y dañino. Entender y perdonar los errores genuinos fortalece los lazos afectivos y promueve un ambiente de comprensión y paciencia.

2. Críticas constructivas

La retroalimentación negativa, cuando se ofrece desde un lugar de cuidado y con el objetivo de promover el crecimiento, es una parte valiosa de nuestras interacciones. Confundir estas críticas con manipulación puede cerrarnos a oportunidades de aprendizaje y mejora personal. Es crucial distinguir entre la crítica constructiva y los comentarios destinados a desestabilizar o controlar.

3. Diferencias en las opiniones o creencias

La diversidad de pensamiento es enriquecedora, aunque a veces conflictiva. Estas diferencias no son indicativas de 'luz de gas' sino de la variedad inherente a la experiencia humana. Aprender a dialogar y respetar opiniones contrarias es fundamental para coexistir en una sociedad plural y tolerante.

4. Defensa personal durante conflictos

En situaciones de conflicto, es natural defender nuestras posturas. Esta defensa no debe confundirse con un intento de manipulación psicológica. Comprender que la autoafirmación en un desacuerdo es un derecho, y no un acto de 'luz de gas', permite manejar los conflictos de manera más saludable y equitativa.

5. Desacuerdos en la percepción de eventos

Es común tener recuerdos distintos sobre un mismo hecho, dada la subjetividad de nuestra percepción. Estas discrepancias, aunque frustrantes, son parte de la naturaleza humana y no deben interpretarse automáticamente como intentos de manipulación. Reconocer y respetar las diferencias en la percepción puede fortalecer la comunicación y el entendimiento mutuo en las relaciones.

La distinción cuidadosa entre la verdadera 'luz de gas' y situaciones erróneamente interpretadas como tal es vital para la salud de nuestras relaciones y nuestro bienestar psicológico. Al fomentar un entendimiento más profundo y una comunicación efectiva, podemos construir interacciones más sanas y resilientes, libres de manipulación y abuso.

* Ángel Rull, psicólogo.