Psicología

Culpa en el duelo: cómo interfiere y no te deja avanzar

Las pérdidas suponen una ruptura emocional en la persona

Ser Feliz

Ser Feliz / 123RF

Ángel Rull

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El duelo es una experiencia psicológica compleja que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Ya sea por la pérdida de un ser querido, una relación significativa o incluso la pérdida de una mascota, el duelo nos obliga a confrontar la realidad de la ausencia y adaptarnos a vivir sin aquello que hemos perdido.

El problema es que, dentro del proceso del duelo, la culpa puede surgir como una emoción poderosa y desestabilizadora. Esta emoción es común, pero a menudo mal entendida y subestimada en su impacto.

¿Qué es un duelo?

El duelo es una respuesta natural y universal ante una pérdida significativa. Es un proceso emocional, mental y físico que sigue un patrón distinto en cada individuo, aunque existen etapas comunes, como las descritas por Elisabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Es importante entender que el duelo no es lineal, y las personas pueden experimentar estas etapas en un orden diferente o repetirlas varias veces.

El duelo puede ser una experiencia abrumadora, pero es fundamental para adaptarnos a la pérdida y encontrar significado en ella. Sin embargo, la culpa puede interferir en este proceso y dificultar la resolución del duelo de manera saludable.

¿Qué es la culpa en el duelo?

La culpa es una emoción compleja que puede manifestarse de diversas formas durante el duelo. Las personas en duelo a menudo se culpan a sí mismas por cosas que hicieron o dejaron de hacer antes de la pérdida, por no haber dicho o hecho algo que consideran relevante o por haber tenido conflictos no resueltos con la persona fallecida.

Esta culpa puede ser real o imaginaria, pero su intensidad y persistencia son reales para quienes la experimentan. La culpa también puede aparecer en situaciones de duelo no necesariamente relacionadas con la muerte, como en la ruptura de una relación, donde las personas pueden sentirse culpables por su papel en el fin de la misma.

¿Por qué aparece la culpa en un duelo?

La aparición de la culpa en el duelo puede deberse a varias razones. En primer lugar, como seres humanos, tendemos a reflexionar sobre nuestras acciones y palabras cuando enfrentamos una pérdida significativa. Es común cuestionar si podríamos haber hecho algo diferente o mejor.

En segundo lugar, la culpa puede surgir como una manera de intentar tener control sobre la situación. Al sentirnos culpables, creemos que podríamos haber evitado la pérdida si hubiéramos actuado de manera diferente. Esta ilusión de control nos da una sensación momentánea de poder, aunque sea dolorosa.

En tercer lugar, la culpa puede estar relacionada con sentimientos de no haber sido lo suficientemente buenos o amorosos con la persona fallecida mientras estaba viva. Es difícil aceptar que no siempre pudimos haber sido perfectos en nuestras relaciones, pero esto es una parte natural de la vida y las relaciones humanas.

¿Qué consecuencias tiene la culpa en el duelo?

La culpa en el duelo puede tener consecuencias significativas en la salud emocional y mental de una persona. Puede prolongar el proceso de duelo, llevándolo a una fase de estancamiento en la que la persona se siente atrapada en la culpa y no puede avanzar hacia la aceptación y la sanación.

La culpa también puede llevar a sentimientos de autoestima reducida y autodesprecio. Las personas pueden castigarse emocionalmente por lo que perciben como sus fallas en la relación con la persona fallecida, sin darse cuenta de que todos somos seres humanos imperfectos y que es normal cometer errores.

Además, la culpa puede generar una sensación de aislamiento social. Las personas en duelo pueden sentirse avergonzadas de su culpa y, por lo tanto, evitar compartir sus sentimientos y experiencias con otros, lo que dificulta el proceso de duelo y la búsqueda de apoyo.

Por tanto, la culpa es una emoción fuerte que puede surgir durante el proceso del duelo. Es importante comprender que la culpa es una reacción común y normal ante la pérdida, pero también es fundamental abordarla de manera saludable para no interferir con el proceso de duelo y la sanación.

Aceptar que todos somos humanos y que cometer errores es natural puede ayudar a liberarnos de la culpa paralizante. Aprender a perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, reconocer que hicimos lo mejor que pudimos en el momento y permitirnos sentir todas las emociones asociadas al duelo nos ayudará a avanzar hacia la aceptación y la reconstrucción de nuestras vidas.

Enfrentar la culpa requiere tiempo, paciencia y apoyo. Si la culpa se vuelve abrumadora o persiste durante un período prolongado, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental especializado en el duelo y el manejo de emociones. Recordemos que el duelo es una experiencia única para cada individuo, y no hay un camino predeterminado hacia la curación, pero enfrentar la culpa de manera compasiva y comprensiva es un paso importante en el proceso de sanar nuestras heridas emocionales.

* Ángel Rull, psicólogo.