Más obesidad e hipertensión

La exposición a disruptores endocrinos en el embarazo aumenta el riesgo de sufrir obesidad e hipertensión en la infancia

Un estudio de ISGlobal señala que estos químicos presentes en cosméticos, productos de higiene o plásticos provocan peor salud en la infancia

El mundo médico advierte del efecto de los plásticos en la salud: "No todo lo legal es saludable"

Más infartos, arritmias y asma por la contaminación

Las playas de Tarragona reciben el rastro de pellets de los gigantes del plástico, el 10 de enero de este año.

Las playas de Tarragona reciben el rastro de pellets de los gigantes del plástico, el 10 de enero de este año. / Quique García / Efe

Beatriz Pérez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los disruptores endocrinos son químicos, mayormente procedentes del petróleo, que se encuentran prácticamente en todas partes: en productos cosméticos, de higiene y limpieza, ropa, mobiliario, latas y alimentos plastificados, agua, biocidas, fangos de las depuradoras, etcétera. La mayoría de plásticos, incluyendo los micro y nanoplásticos que ingerimos cada día, son grandes portadores de estos peligrosos químicos. Ahora, un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por La Caixa, ha demostrado que la exposición prenatal a los disruptores endocrinos está asociada a una peor salud metabólica en la infancia, lo que a su vez incrementa el riesgo de sufrir síndrome metabólico en la edad adulta. Bajo el término "síndrome metabólico" se aglutinan patologías como la obesidad abdominal, la hipertensión o la resistencia a la insulina que, en su conjunto, incrementan las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

Este nuevo estudio de ISGlobal, recién publicado en la revista 'Jama Network Open', se suma al manifiesto al 'Futur sense tòxics' que recientemente firmaron hasta 70 personalidades del mundo médico, en el que se alertaba de que las sustancias químicas y materiales presentes en productos de consumo –como alimentos, envases, utensilios de cocina, téxtiles, plásticos y artículos de limpieza e higiene– tienen un "impacto transgeneracional" en la salud de las personas. Estos médicos creen que detrás de muchos casos de endometriosis, síndrome de ovario poliquístico, cáncer de ovarios y de páncreas, déficits de atención u obesidad se encuentran estas sustancias tóxicas derivadas del plástico.

El estudio

Estudios anteriores ya habían mostrado una relación entre la exposición individual a algunos disruptores endocrinos durante la fase prenatal y algunos de los factores que componen el síndrome metabólico, sobre todo la obesidad y la presión arterial. En esta ocasión, el equipo se propuso evaluar el impacto combinado de este tipo de sustancias sobre la totalidad de los factores del síndrome metabólico. Para ello, el estudio contó con 1.134 mujeres con sus hijos e hijas procedentes de seis países europeos (España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega y Reino Unido). A través de muestras de sangre y orina recogidas de las madres durante el embarazo o bien del cordón umbilical tras el parto se analizó la exposición prenatal a un total de 45 disruptores endocrinos.

Más adelante, cuando los niños y niñas tuvieron entre 6 y 11 años, se les realizó un seguimiento, que incluyó un examen clínico, una entrevista y una recogida de muestras biológicas. Con todo ello, se obtuvieron datos relativos a la medida de la circunferencia de la cintura, la presión sanguínea o los niveles de colesterol, triglicéridos e insulina, que se agregaron para obtener un índice de riesgo de síndrome metabólico.

¿Qué se vio?

El estudio apunta a que las mezclas de metales, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (o PFAS, presentes en pinturas, sartenes antiadherentes o envases de comida rápida), de pesticidas organoclorados y de retardantes de llama se asocian con un mayor índice de riesgo de síndrome metabólico. En el caso de los metales, la asociación observada se dio principalmente por el efecto del mercurio, cuya fuente principal es la ingesta de pescados de gran tamaño.

"También observamos que las asociaciones eran más fuertes en las niñas para las mezclas de PFAS y bifenilos policlorados, mientras que los niños eran más susceptibles a la exposición a parabenos. Puesto que los disruptores endocrinos interfieren con las hormonas esteroideas sexuales, estas diferencias entran dentro de lo que cabría esperar", explica Nuria Güil Oumrait, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.

"Nuestros resultados sugieren que la exposición a mezclas generalizadas de disruptores endocrinos durante el embarazo puede estar asociada a una salud metabólica adversa en niños y niñas. Esta asociación puede contribuir al actual aumento de la prevalencia del síndrome metabólico a lo largo de la vida, que actualmente afecta a un cuarto de la población adulta, con tendencias al alza evidentes incluso entre los jóvenes", dice por su parte Martine Vrijheid, codirectora del programa de Medio ambiente y salud a lo largo de la vida de ISGlobal y autora sénior del estudio.