Las activaciones del Codi Ictus aumentan un 38% en Catalunya en cuatro años

Las activaciones del Codi Ictusde Catalunya han crecido un 38% en los últimos cuatro años: se ha pasado de las 6.324 activaciones en 2018 a las 8.726 en 2022, según datos del registro del Codi Ictus del departamento de Salut. En consecuencia, cada año se incrementa el número de personas tratadas con celeridad en la fase aguda de esta enfermedad. El ictus es una alteración brusca de la circulación de la sangre en el cerebro, producida por el taponamiento o rotura de una arteria, que impide que llegue sangre a una parte del cerebro y, por tanto, hace que las células cerebrales acaben por morir.

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Entre enero y septiembre de 2023, el Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) ha activado el Codi Ictus en 5.711 ocasiones, mientras que en todo el año 2022, fueron 6.301 las activaciones que registró. Cabe destacar que el Codi Ictus es un protocolo de actuación urgente en Catalunya (pionero en Europa), que cuenta con la coordinación del SEM y del teléfono 112 para identificar rápidamente los casos de ictus: comprende la activación de una red de dispositivos asistenciales dirigidos a dar una atención inmediata y adecuada a los pacientes con sospecha de ictus. El número de activaciones del Codi Ictus ha experimentado un crecimiento progresivo y sostenido en los últimos años.

La velocidad, clave

La velocidad es clave a la hora de llamar al 112 frente a un posible ictus. En este sentido, si se percibe un cambio brusco en la persona, como la pérdida de fuerza en un lado del cuerpo, cambios en el habla o en el gesto de la cara, es necesario llamar rápido al 112 y de forma inmediata se activará el Codi Ictus. Por eso, coincidiendo con el Día Mundial del Ictus, el 29 de octubre, Salut hace un llamamiento a la población a llamar rápidamente el teléfono 112 en caso de encontrarse ante un posible ictus.

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El Codi Ictus se activa cuando el SEM recibe el aviso de que una persona ha sufrido un ictus y le envía una ambulancia para ofrecerle la primera atención. Inmediatamente dirige al paciente al hospital más adecuado y realiza una llamada de aviso al centro hospitalario que estará preparado para su atención. El principal objetivo es que la atención a la persona afectada se realice con la mayor celeridad posible para evitar la progresión del daño cerebral y sus secuelas.

Los profesionales del SEM utilizan la escala Race, una escala clínica para cuantificar la gravedad del ictus que se ideó y validó por investigadores catalanes en 2014 y que también se utiliza en otros países, y que aporta una información muy relevante para los profesionales del hospital al que se traslada al paciente.

El modelo de atención al ictus de Catalunya es un referente en el ámbito internacional, con un tiempo de atención muy rápido (una hora y media hasta la llegada a un hospital como media de toda Catalunya); una alta tasa de tratamientos en la fase aguda de la enfermedad y pionero en investigación clínica territorial con estudios de impacto internacionales como Revascat o Racecat.

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Actualmente 29 hospitales, repartidos por toda Catalunya, forman parte de la red de atención al ictus, 15 de ellos conectados a una red de telemedicina (teleictus) que permite una evaluación por un neurólogo experto a distancia las 24 horas del día.

Aunque es una enfermedad con mayor incidencia en las personas mayores (el 70% de los casos se producen en personas de 65 o más años de edad), casi 500 personas menores de 40 años (498, incluyendo niños) y más de 3.000 personas de entre 40 y 65 años (3.072) tuvieron un ictus en 2022 en Catalunya. Aunque es muy poco frecuente, también se producen ictus en menores de edad: el pasado año, 18 menores de toda Catalunya sufrieron uno. Además, se trata de la enfermedad neurológica con mayor impacto en la franja de edad de entre 40 y 50 años.

La mortalidad por ictus se ha reducido en los últimos años, y en paralelo está aumentando la posibilidad de recuperación. Gracias a los tratamientos actuales ya la actuación rápida en los primeros minutos u horas, actualmente el 55% de las personas que sufren un ictus pueden volver a realizar las actividades habituales para realizar una vida independiente y satisfactoria al cabo de tres meses; el 35% de los pacientes tienen secuelas físicas o cognitivas limitantes, y la mortalidad se sitúa en el 15% de los casos a los tres meses que se haya producido el ictus.