200.000 pacientes en Catalunya

Menos de un 8% de los enfermos de covid persistente se recupera a los dos años

Ser mujer, tener patologías previas y un nivel de estudios inferior dificultan la recuperación, según una investigación de Can Ruti en 'The Lancet'

El covid persistente lanza a la precariedad a los enfermos: "Es triste decir que pasamos hambre"

Un estudio alerta del infradiagnóstico del covid persistente en Catalunya

Foto recurs (2)

Foto recurs (2) / IrsiCaixa

Beatriz Pérez

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Solo un 7,6% de los pacientes con covid persistente se han recuperado durante los dos primeros años de sufrir el síndrome. Esta nueva enfermedad, que en Catalunya afecta a unas 200.000 personas según los médicos y para la que todavía no hay cura, es ya uno de los grandes desafíos del sistema sanitario, el cual no solo debe atender a las personas ya enfermas, sino también prepararse para las que seguirán enfermando. Ser mujer, tener patologías previas y un nivel de estudios más bajo son factores asociados al riesgo de sufrir covid persistente ('long covid', en inglés).

Así lo señala un estudio recién publicado en 'The Lancet Regional Health-Europe' y realizado por la Unidad de Covid Persistente del Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, en Badalona), la Fundació Lluita contra les Infeccions y el Institut de Recerca de la Sida IrsiCaixa. Otros trabajos previos ya habían hecho estimaciones al respecto, pero sus resultados eran más favorables que los de este.

Sin embargo, lo revelado por esta investigación no es baladí. Se trata de uno de los más grandes y prolongados estudios de seguimiento de la evolución clínica de las personas con covid persistente llevados a cabo hasta ahora. La unidad de Can Ruti especializada en esta enfermedad siguió durante dos años a un total de 548 pacientes infectados por covid-19, de los cuales 207 se recuperaron totalmente y otros 341 desarrollaron covid persistente.

De estos 341, solo 26 se han curado y la mayoría de ellos (24) pertenecían al grupo menos sintomático. Estos resultados ponen el foco en la necesidad de que los sistemas sanitarios de todo el mundo se preparen: una grandísima parte de los pacientes de la primera ola pandémica no están curados y otros muchos seguirán enfermando porque la infección de SARS-CoV-2 no se ha extinguido. También en la obligación de seguir investigando en una enfermedad de nuevo cuño, a la que por ahora rodean más incógnitas que certezas.

El sistema sanitario debe prepararse: gran parte de los pacientes de la primera ola no están curados y otros muchos seguirán enfermando

Prevalencia de la enfermedad

En Catalunya hay, oficialmente, 15.036 personas diagnosticadas de covid persistente, según cifras de Salut a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. Pero los médicos apuntan a que la enfermedad arrastra un gran infradiagnóstico(muchos médicos desconocen esta patología), por lo que los afectados catalanes en realidad ascenderían a 200.000. En España, habría más de un millón. Y en todo el mundo, unos 65 millones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Lo más relevante del estudio es esto: que solo el 7,6% de pacientes se curan al cabo de dos años. Eso quiere decir que hay un gran número de afectados. El covid-19 no ha acabado, así que esto seguirá", advierte la internista y coordinadora de la Unidad de Covid Persistente de Can Ruti, Lourdes Mateu.

Esta enfermedad para la que no hay todavía cura (el tratamiento solo es sintomático) afecta a entre un 5% y un 10% de los infectados de coronavirus. Son personas que siguen experimentando una amplia variedad de síntomas (niebla mental, cansancio, dificultades respiratorias, afectaciones neurológicas) meses después de la infección. "El sistema sanitario debe estar preparado para atender a este gran número de pacientes. La atención primaria debe tener buenos protocolos asistenciales. Y se ha de invertir en investigación, algo que Catalunya no está haciendo. En EEUU, investigar el covid persistente es prioritario", añade Mateu.

Mujeres, las más afectadas

La investigación de Can Ruti, además, ha permitido identificar los factores de riesgo a la hora de desarrollar covid persistente: ser mujer, tener enfermedades previas al diagnóstico y poseer un nivel de estudios inferior (o una situación socioeconómica más difícil). "Hemos visto que ser hombre y haber estado ingresado por covid en la uci aumenta las probabilidades de recuperarte de covid persistente", apunta la doctora Mateu.

Hay personas con clínica de covid persistente que tienen que trabajar por necesidad, lo cual "empeora" la sintomatología

"Pero también hemos visto que los pacientes con estudios superiores se curan más. Es difícil saber por qué: ¿porque tienen una mayor reserva cognitiva o porque tienen más medios para hacer tratamientos rehabilitadores?", añade. Ella, en su unidad, ha visto pasar a personas con clínica de covid persistente que tenían que trabajar por necesidad, lo cual "empeora" la sintomatología. "Es evidente que, si tienes más dinero, puedes permitirte el lujo de estar en tu casa, hacer más rehabilitación y es más probable que te encuentres mejor", dice.

Esta enfermedad, advierte esta internista, no es solo un problema de salud, sino también un problema social. "La media de edad es de 47 años: son personas en plena vida laboral", señala. Muchos de estos pacientes deben pedirse la baja (algo que la Administración no siempre les pone fácil, sobre todo cuando se alarga). Eso sí, Mateu reconoce que la prevalencia del covid persistente ha disminuido desde el principio de la pandemia: si con las variantes originales (la de Wuhan o delta) era del 15%, con la variante ómicron la prevalencia ha bajado al 5%. "Esto es, en parte, gracias al efecto de las vacunas. Estar vacunado previene del covid persistente. Pero desgraciadamente también tenemos pacientes con covid persistente vacunados", asegura.

En la línea de lo estudiado por Can Ruti e IrsiCaixa, un estudio independiente realizado en EEUU y publicado recientemente en la revista 'Nature Medicine' ha demostrado, en una cohorte de más de seis millones de personas, que el covid persistente puede llegar a provocar un mayor nivel de discapacidad que las enfermedades cardiacas o el cáncer.